jueves, enero 17, 2008












EL LABERINTO DEL FAUNO

He vuelto a sentir lo mismo.
He vuelto a llorar con ese terrible final en el que la miseria del mundo triunfa sobre el duro y trabajoso esfuerzo de la imaginación, de la huida entendida como una de las bellas artes imprescindibles para soportar los rigores de la vida.

Lo terrible de "El laberinto del fauno" es la constatación de que nada puede salvarnos de la realidad, que está ahí, que desarrolla inflexible su propia lógica inexorable.

¡Menudo consuelo!

Al final, siempre una bala nos atraviesa el corazón y todos nuestros sueños terminan ahogándose en un caliente oceano rojo. Pero, y pese a todo, hay que perseverar.

Ser feliz no es la constatación de una realidad, sino una actitud, un esfuerzo diario contra todo y contra todos.

Me gustan las batallas perdidas.
Las pelearía todas con la condición de jamás ganar.

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