viernes, febrero 08, 2008

LOS FANTASMAS DE GOYA

Muchas cosas tiene en su contra este último trabajo del checo-americano Milos Forman y, a mi entender, la principal de ellas es no estar en absoluto a la altura de su muy ambicioso propósito.

En "Los fantasmas de Goya" el protagonista no es el pintor, sino los seres que habitan sus cuadros. El objetivo es situar al autor en su época y entre sus personajes para convertirlo en un progresivamente desesperanzado espectador de su destino.

De alguna parte han tenido que salir las brutales imágenes que pueblan los cuadros del pintor aragonés. Cuando no enteras, sí fragmentos, oscuros destellos, que la mente del creador pueda combinar para producir sus obras maestras.

El asunto de la película es intentar mostrar a esos fantasmas existiendo justo en el momento en que con su presencia inquietante debieran dejar la necesaria huella en la mente del pintor.

El problema es que las buenas intenciones no culminan en unos hechos que lleguén a mostrarlas en todo su teórico interés.

La posible fuerza de la película se diluye en el transcurrir de una historia muy previsible y también demasiado ambiciosa por querer también convertirse en el retrato de una época, una historia que quizá hubiera necesitado de un punto de vista más concentrado y exhaustivo a la hora de construir el guión.

Los fantasmas debieran haber sido lo primero.

Nuestros ojos debieran haber asistido al espectáculo de su materialización ante los ojos del pintor.

Los cuadros o fragmentos de los cuadros debieran haber desfilado ante nuestra mirada espectadora como piezas de un puzzle que el genial aragonés más adelante debiera componer.

Este hubiera sido el atractivo poder de una pélícula que por contra y tímidamente se queda a demasiado camino de muchas cosas. Y los fantasmas terminan por palidecer con la misma intensidad con que se desvanece la imagen del propio Goya, todos perdidos en un relato que no se sabe muy bien qué es lo que quiere contar.

Una pena.

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