El santo sacrificio de todos los días,
abriendo en canal las horas
malamente vendidas
por un poco de pan y demasiado circo,
buscando en sus grises entrañas
señales de otros mundos,
de otros ámbitos
y el habitual silencio de los signos
en el caer de la noche
ya esperado sin desesperación.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasión o sumisión: lo que el fútbol argentino enseña al Atleti

La paradoja trágica de Charlie Kirk