PADRE
Reunidos todos
una vez más ante tu seca mesa.
Recibiendo uno por uno
la venenosa bendición
de tu luz negra.
Deslumbrados
por tu silencio.
Royendo las sobras
del misterio que
obstinadamente
y desde siempre
nos niegas.
Serás siempre un enigma
en tu muerte
muy anterior a la verdadera,
una llegada que esperas sentado
sobre tu descuidada barba
mientras nuestras miradas
te buscan
y como siempre no te encuentran,
para siempre marcadas
por tu oscura huella.
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