martes, abril 01, 2008

TIDELAND


No es en absoluto Tideland una película fácil de ver.

Si en todas las películas siempre existen aspectos complicados que juegan con los fantasmas más profundos del público, en ésta que nos ocupa Terry Gilliam alcanza el extremo en sus planteamientos anómicos y provocadores.

Al fin y al cabo, Tideland no es otra cosa que la historia de una niña que juega con las decapitadas cabezas de sus muñecas rodeada de un mundo absolutamente loco y abandonado, más propio de "La matanza de Texas" que de una película infantil... Pero, y al mismo tiempo, hay belleza en el tránsito emocional de una niña desde la nada que sus padres locos y drogadictos le ofrecen antes de morir hasta el "un poco" con que la película se cierra.

Un final hermoso que se convierte en metáfora de la propia película, los ojos de las niñas centelleando pequeñas estrellas antes de desaparecer en la oscuridad de la pantalla cerrada hablan de Tideland como la descripción de una realidad mediada e interpretada por la exhuberante imaginación de la niña, una imaginación tan exhuberante que incluso encuentra morivos para agarrarse en un paraje tan vacío y desolado como las grandes praderas tejanas.

Tideland es una obra maestra... no apta para todos los públicos como casi todas las cosas que merecen la pena en este mundo.



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