DIA DE FIESTA
Las primeras horas del despertar son las peores. Se siente descolocado, fuera de sitio, como un boxeador casi noqueado o como un caballero francés descabalgado por una certera flecha británica en plena batalla de Agincourt.
Los instantes pasan lentamente ante su mirada pausada.
Los fantasmas flotan en el aire y por primera vez parecen ser lo que en realidad no son.
Bosteza.
Se rasca la cabeza.
Al otro lado de la ventana el día parece claro,
en el cielo se dibuja la promesa de un radiante día de verano.
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