Seguramente, la vejez metafísica es un progresivo proceso de pérdida de una esperanza general en el devenir de los días y de las cosas. Cuando se empiezan a encontrar demasiados parecidos a todo lo que nos llega y el sentimiento de novedad escasea, no tarda en llegar una cierta y consecuente sensación de cansancio. El mismo día y el mismo sol sucediendo en una suerte de pequeña eternidad que es en realidad una ordenada y congelada sala de espera. La vida se transforma entonces en simple duración.
Hacerse viejo es levantar la cabeza y descubrirse esperando.
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