viernes, octubre 17, 2008

La expresión de afinidades y preferencias no es un examen que uno pone a los demás, la autocomplaciente manifestación de una distancia, de una diferencia que los otros jamás podrán recorrer. No lo es en absoluto. Todo lo contrario. Es una invitación a la danza, al intercambio entre los mundos, a la posibilidad de una comunicación...
O por lo menos así debería ser.

3 comentarios:

  1. Anónimo12:50 a. m.

    Es inevitable a veces dudar de la aceptación de alguien que es radicalmente diferente a ti...al menos en apariencia....especialmente cuando sientes que esas diferencias te hacen más pequeño.....pequeño a sus ojos.....

    ResponderEliminar
  2. Todo es relativo, Nadia.
    Lo que al principio parece pequeño puede ser en realidad grande y viceversa... casi siempre "y viceversa", por cierto.
    Es una cuestión de punto de vista y tiempo.

    ResponderEliminar
  3. Y todo suponiendo que importe algo ser grande o pequeño...

    ResponderEliminar