Lentamente,
con la cadencia de un irrimisiblemente condenado a la vida,
se viste el humo de la pasada noche
y desaparece
sin apenas dar tiempo a dejarse recordar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasión o sumisión: lo que el fútbol argentino enseña al Atleti

La paradoja trágica de Charlie Kirk