Un joven aspirante a médico del shogun entra a trabajar como interno en un hospital de caridad dirigido por el Dr Niide, conocido por todos como Barba Roja. Lo que en un principio el joven aspirante considera como un castigo se convertirá en un episodio esencial que definirá su destino en la vida.
La vida en el hospital no será fácil para el joven Dr. Yasumoto. Sus habitaciones y consultas son en muchos casos la estación final de vidas humildes en la mayor parte de los casos trabajosamente vividas y que no sin esfuerzo y sufrimiento también se ven abocadas a terminar porel agotameinto y la enfermedad.
El directo contacto con ese aspecto tan real y descarnado de la existencia transformarán a Yasumoto y será el eveterano y experimentado Niide quién servirá de agente catalizador de ese cambio junto con las vidas que confluyen en el hospital, muchas de ellas para terminar.
Pero Barba Roja no es solo la historia de Yasumoto. Principalmente, es una película coral llena de hermosas historias, de terribles historias.
Como casi todas las películas de Kurosawa, Barba Roja es un relato lleno de pesimismo antropológico en la que sin embargo, y sin saber exáctamente cómo, hay siempre espacio para la belleza y la esperanza. Concebidas ambas como desesperados actos de humanidad condenados al fracaso en un mundo donde sólo hay lugar para la lucha, la supervivencia y la crueldad.
Son maravillosos las historias que como secretos comparten los agonizantes enfermos, historias de felicidad imposible y sacrificio desesperado. El misterio de sus vidas, de sus conductas, descifrado en un instante de sinceridad antes de expirar.
La necesidad de hablar, de descifrarse ante los otros, para mostrar una escondida y emocionante humanidad que sólo la proximidad insoslayable de la definitiva muerte permite mostrar.
La necesidad de querer y ser queridos no siempre conseguida inspirando el misterio de un ser que jamás se muestra en su verdadera esencia, sino como inexplicable acertijo para la mirada del que no conoce toda la historia.
Así somos todos en realidad... misterios que esconden el dolor de una verdad.
Maravillosa.
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