COPA
Me gusta el modo en que la hinchada del Athletic de Bilbao está preparando la próxima final de Copa.
A la inglesa, arropando a los chavales, despidiéndoles en el aeropuerto, literalmente besándoles y abrazándoles antes de marchar a Wembley, a la gran ciudad, para enfrentrarse al gran equipo con todo lo que ésto significa... La gran prueba para la solidez de ese grupo que forman equipo y afición.
Por que, y al final, todos visten la misma camiseta.
Sólo que mientras unos se la ponen para salir al campo, otros lo hacen para salir a la grada y como en las más grandes historias de amor, esas que nunca nos pasan, el uno sin el otro no son nada después de todo.
Diecinueve mil personas fueron al último entrenamiento en San Mamés.
Parecía un partido oficial.
Las puertas estaban abiertas, los corazones también... Mucho tengo que equivocarme, pero serán un magnífico rival para el Barsa.
Por este tipo de cosas el fútbol es tan grande, no por el engominado peinado de Cristtiano Ronaldo y su calidad cientificamente dosificada.
Por este tipo de cosas es por las que más me preocupa estar en lo cierto.
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