Sutil.
Como un gato.
Bailando la música del silencio,
lentamente,
reflejando en el entregado espacio
de su piel desnuda,
como en un espejo de perdición,
todo el deseo del mundo
concentrado en un único punto,
el de la mirada que observa,
que se proyecta como un disparo
desde el otro lado de la penumbra.
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