viernes, junio 12, 2009

VACACIONES EN FERRAGOSTO

No me ha interesado mucho, quizá nada, esta producción italiana que nos cuenta la peripecia de un solterón que vive con su madre y cuya casa se convierte en una improvisada residencia de ancianos en pleno ferragosto.

Sucedió un momento en el que su pretendida amabilidad terminó cansandose y acabé preguntándome si debería pintar el techo de mi habitación. Supongo que tendría que haberme interesado más esta modesta producción que habla de las pequeñas cosas y que tiene a una serie de ancianitos no profesionales como protagonistas... pero no. No me interesó nada.

Me aburrieron los caprichos de los ancianos y los apuros del pobre hombre que los sufre.

Seguramente, los riesgos de contarnos una realidad tal y cual son no saber hacerlo y/o contarnos una realidad insoportablemente aburrida. Y tengo la impresión de que, en el caso de "Vacaciones en Ferragosto", Gianni de Gregorio, director y protagonista sabe plasmar una historia en imágenes, pero creo que lo que es insoportablemente aburrido es esa realidad que pretende contarnos.

"Vacaciones en Ferragosto" se asemeja a una de esas insoportables películas iraníes donde se nos describe con pelos y señales una realidad dotada de un mayor o menor interés. Se confía en el poder de la realidad misma para que ésta haga todo el trabajo. El narrador y lo narrado desaparecen, se difuminan convirtiendo el cine en un efimero episodio de "Callejeros". La imagen se convierte en protagonista pero siempre se trata de una imágen cualquiera. Y ese es el error, porque en realidad la cámara no puede seguir a cualquiera.. para eso ya está ese electrodóméstico llamado televisión.

Además, en todo este cine italiano en el que Mateo Garrone está implicado echo en falta la intensidad de los primeros planos. La cámara se mantiene demasiado lejos de los personajes, en la doble falsedad de un documental (que siempre implica un punto de vista a la hora de encuadrar la realidad) sobre una historia que tampoco es completamente real. Y la historia en ningún momento termina de llegar.

Y al final uno se encuentra viendo a unos abuelitos carentes del mayor interés comiendo pasta y, en lugar de sentir algo más en ese momento, simplemente se pregunta si realmente esa cena estará rica... Pura televisión.

Menos mal que, en una decisión inteligente, la película es corta.

Apenas dura 75 minutos.

2 comentarios:

  1. El otro espectador10:36 a. m.

    Admito sus comentarios y los entiendo. Tiene Ud. todo el derecho a estar equivocado.

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  2. Absolutamente y no sabe cuánto le agradezco que me considere como tal, señor otro espectador.

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