Solitarios.
Acentuando los gestos,
saliendo al paso de la máquina
o, al menos, amagando con hacerlo
Siempre perfectamente visibles en la parada para el conductor.
Pero sin poder evitar acentuar su presencia.
Significándose.
Subrayándose.
Sin poder evitar acentuar su presencia,
como si en el fondo, y a pesar de todo, temieran no ser vistos
y el autobús fuera a pasar de largo,
sin pararse a recogerlos.
Quizá porque son ellos mismos quienes no se ven,
cuando se pasan revista ante la fría critica de los espejos
y teman que los demás sientan lo mismo al pasar junto a ellos.
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