¿Y ahora qué?
La violencia de género y la demonización de todos los hombres está siendo utilizado como moneda de cambio en litigios de familia buscando la razonable y amoral ventaja que da la ley, intentando debilitar la posición de una parte pero, y para ello, penetrando en complicados territorios que, para mi gusto, implican consecuencias más graves de destrucción del otro por la búsqueda del propio beneficio a toda costa.
Desde luego es monstruoso ejercer la violencia contra una mujer pero estas conductas ventajistas no se quedan muy atrás.
En un mundo perfecto, la fiscalía actuaría de oficio y pondría a cada uno en su lugar.
Permitame...
ResponderEliminarSeguro que el caso que usted cita es ventajista, calumnioso e injusto, y como tal censurable. Pero las generalizaciones que hace usted en su segundo párrafo, a mi entender, necesitan ser aclaradas.
¿Por qué es razonable pero amoral la ventaja que la ley otorga a una de las partes en este tipo de casos? ¿Sería mejor que siguiera sin existir esa ventaja que ahora da la ley a esas personas que padecen cualquier tipo de violencia en su situación familiar?.
Personalmente, no lo creo. Las leyes, aún imperfectas, son el unico recurso para personas que están sufriendo la peor de las violencias. Personas, ni hombres ni mujeres.
Y si me permite aún más: quizá la violencia que merece la intervención de la fiscalía y de unas cuantas leyes más, es la de que sea tan fácil calumniar a otra persona sin tener que demostrar la veracidad de lo que se afirma.
En un mundo perfecto, lo que somos y lo que hacemos, debería pertenecernos un poco más.
Absolutamente!
ResponderEliminarY por eso, la justicia no debería permitir de oficio el uso abusivo y perverso de la propia legislación. No debería dejarlo a valoración de las partes si de una sentencia se deducen conceptos como "falsedad calumniosa". Debería intervenir de oficio y poner a cada uno en su lugar.