Realizada en el año 2001, "El empleo del tiempo" parece terminar donde conceptualmente termina "Resursos Humanos" (1999), opera prima del autor. Del mismo modo que Frank, el estudiante de administración de empresas que acaba en el departamento de Recursos Humanos de la empresa donde trabaja su padre, la mentirosa impostura de Vincent (Aurelie Recoing) parece ser la consecuencia del drástico planteamiento por el lugar que se ocupa en el mundo.
Vincent parece no tener una respuesta concreta aún. Necesita ganar tiempo para descansar de sí mismo en espera de que aquella llegue. Lo único que por el momento puede darse es una delirante huida hacia delante basada a partes iguales en las vagas ensoñaciones y las concretas mentiras que un día tras otro se da a sí mismo y a sus más directos semejantes.
Y la película lo encuentra en medio de su impostura, fingiendo ante su familia y padres trabajar duramente en un trabajo que ya no tiene, despertando dentro de su coche en una gasolinera en medio de ninguna parte y hablando con su mujer de exigentes responsabilidades y duros horarios que le impiden más que nunca estar con ellos. Parece un vagabundo, pero en realidad es un honesto y responsable padre de familia. Todo depende del punto de vista, pero lo más sorprendente de todo es la paz que Vincent destila ante la cámara que lo espía en los momentos de soledad que le depara su mentira, como si necesitase más que nada esos instantes de tranquilidad para recuperar su ser siquiera como una pura sensación,disfrutando del mero y simple pasar del tiempo.
Es claro que Vincent necesita ese silencio, necesita ese tiempo ganado con mentiras para poder escuchar la respuesta a la pregunta que le interroga sobre su lugar en el mundo. Y lo mejor que ha pensado es generar una pantalla de mentira basada en hacer creer a los demás que sigue haciendo lo que éstos esperan de él para poder tumbarse a descansar sobre la sombra que proyecta esa normalidad fingida. Es su manera de hacer las cosas, pero Vincent no está sólo en el mundo ni ese mundo es lo suficientemente perfecto como para adaptarse como un guante a la soledad que demanda su deseo y, lo que es más importante, la propia confusión que Vincent siente hace que esa respuesta se demore convirtiendo poco a poco su vida en un viaje a ninguna parte.
"El empleo del tiempo" es una interesante reflexión sobre la desorientación y sus consecuencias, sobre la incomodidad ante una vida alienada y la desesperada respuestas que uno puede darse buscando cerrar un vacío sentido como una inmensa y hambrienta boca abierta en lo más profundo del pecho; una interesante reflexión que Cantet nos cuenta con pulcritud y precisión, sin grandes alardes pero con oficio, desapareciendo en la historia y haciendo de ella el centro.
Interesante.
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