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Con respecto al tema de la pederastia, creo que la iglesia católica se equivoca defendiéndose como una institución cualquiera, de este mundo.
Opinando sobre la realidad de los hechos, hablando de complots, relativizando sus incidentes de pederastia dentro de la totalidad, recurriendo a la retórica y a la aprobación de los propios para salvaguardar su posición sólo empeorará las cosas. Como Zapatero defendiéndose de Rajoy o Rajoy defendiéndose de Zapatero... Y en ésto como en otras tantas situacioness muestra cuál es el verdadero lugar y condición de su reino.
Una institución que en teoría obtiene su autoridad de un determinado posicionamiento moral no debe rebajar su nivel de comunicación descendiendo a la arena donde se reparten los navajazos a discreción. Y en este sentido su posicionamiento público supone un reto para su personal de comunicación y mas si se tiene en cuenta que hay hechos que a estas alturas resultan incontrovertibles:
1. - Han habido abusos que son delito en el código penal
2.- Esos abusos se han resuelto de forma interna sin tener en cuenta nada más que el punto de vista canónico y no el de la sociedad civil del que sacerdotes abusadores y niños abusados forman parte.
3.- Esos abusos se han resuelto teniendo en mayor consideración al sacerdote abusador que al niño abusado.
No voy a entrar en más detalles. Ya es suficiente con ésto.
Y por supuesto que la iglesia tiene enemigos, pero lo que no debe hacer es proporcionar verdades a sus enemigos para que estos las utilicen en su contra. Los enemigos hacen lo que hacen los enemigos... atacar, intentar destruir... pero lo que uno jamás debe hacer es proporcionarles material para que estos hagan su parte a favor de viento.
Y si una institución define su participación en la vida pública desde la defensa moral de un estilo de vida, si aspira a decirle a los demás cómo debe ser vivida la vida, está más obligada que ninguna otra a que su imagen pública sea impecable. Nadie les ha obligado a ser portadores de esa verdad y tampoco nada nos obliga a creerles como los verdaderos portadores de esa verdad si el ejemplo público que se da no está a la altura del río de palabras pronunciadas.
Mucho menos si es evidente que se aplican a si mismos una diferente vara de medir... Y está claro, por las propias acciones de la iglesia, que las vidas de las mujeres que se ven obligadas a abortar o las vidas de los africanos que no se ponen un condón merecen menos cuidado que las de sus propios funcionarios sacerdotales, cuidados y protegidos en su delito.
Y ante esta evidencia, como siempre, la iglesia sólo opone palabras y más palabras.
"El Pontífice, que ha presidido en la plaza de San Pedro el rito que abre la Semana Santa, ha manifestado que el hombre puede elegir seguir a Jesús hundirse en la ciénaga de la mentira y de la indecencia. "Jesús nos conduce hacia lo que es grande, puro. Nos lleva hacia el aire salubre de las alturas, hacia la valentía que no nos deja amedrentarnos de las murmuraciones de las opiniones dominantes, hacia la paciencia que soporta y sostiene al otro", ha afirmado, con voz fuerte, ante varias decenas de miles de fieles que han asistido al acto en El Vaticano."
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