Y la guinda no es que Bárcenas, el hombre que iba y venía por todo el espacio y el tiempo de nuestra política con maletines llenos de billetes de 500 euros, decida ahora pagar su propia defensa, declinando la proporcionada por el partido durante todo este tiempo, sino el párrafo final del comunicado donde así lo pone de manifiesto, agradeciendo la confianza depositada en él " a lo largo de estos años"... Y todos estamos seguros de que si la justicia no le hubiera atrapado en su presuntidad, le estaría agradecido aún más.
Y es curioso como una intrascendente fórmula de cortesía con la que se cierran un millón de comunicados puede, en realidad, encerrar tanto significado... Con lo que ha debido costar obligar a Bárcenas a firmar ese comunicado, pactar el contenido seguro que, desde un punto de vista de la relatividad de los esfuerzos comparados, se antojaba una estupidez innecesaria. Pero, por ahí, Bárcenas, desde su personal concepción de las cosas, sigue mostrando sus fauces a quién cree que despreocupadamente puede acariciarle el lomo.
En un mundo perfecto, el actual líder de nuestro principal partido de la oposición estaría acabado, pero, en el real, tengo claro que otras más esenciales están absolutamente terminadas... o por empezar.
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