jueves, abril 29, 2010

A veces me pregunto hasta qué punto esta izquierda aburguesada y opulenta del siglo XXI puede reclamarse heredera de la izquierda proletaria y hambrienta del siglo XX.
Quizá muchos milicianos se revolverían en sus tumbas si llegaran a saber en qué se ha convertido las organizaciones políticas que les estructuraban.
No se yo qué tal se llevarían los jóvenes y los viejos si éstos llegasen a resucitar manteniendo intacto su radical sentido de la injusticia social y su deseo de cambiar el mundo.
Están mejor así, quietos en la historia, sin capacidad para reaccionar e influir en los discursos que los integran, como parte paciente, para construir una perspectiva política del presente, donde tienen que estar... traídos, llevados y puestos, sin poder aún descansar en paz.
Seguro.

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