domingo, mayo 02, 2010













THE CORNER

Es el final del camino.

Las difíciles vidas de todos los personajes que pululan y trapichean alrededor de la mugrienta y destartalada esquina que da nombre a la serie componen una crónica de las tinieblas más exteriores de nuestra sociedad. No en vano uno de los protagonistas principales culmina su confesa imposibilidad de salir de la terminal situación en que se encuentra diciendo que hay una esquina en todas partes.

Porque, y aunque centrada en una esquina de los suburbios de Baltimore, "The corner" tiene una vocación de globalidad, de científica disección del corazón de las tinieblas.

Pero "The corner" es sólo un nodo de la red, un entramado de deseos e intereses cuya constatación justifica a esa obra maestra de la televisión llamada "The wire", un viaje a las abisales profundidades de nuestra sociedad desde la esquina donde los personajes que protagonizan "The corner" se compran y venden droga hasta los más grandes despachos revestidos de las más caras maderas nobles.

Y la conclusión más pasmosa que se desprende de una visión comparativa de las dos series es que, en el fondo, no hay mucha diferencia entre la esforzada vida diaria de esos drogadictos y las otras esforzadas vidas de cualquiera otro de los personajes que protagonizan "The wire". Todos persiguen la escurridiza sombra de un deseo que adopta diferente forma pero cuya inalcanzable esencia esencia es la misma... El policia quiere hacer cumplir la ley, el periodista busca informar la verdad, el político pretende servir a su comunidad, el sindicalista ayudar a los suyos y el drogadicto el colocón perfecto... pero ninguno termina de conseguir nunca lo que busca. Siempre hay un frustrante abismo entre realidad y deseo en cuyo cada vez más ancho seno crece la ciudad con sus ineludibles prescripciones y necesidades a la que todos tarde o temprano, voluntariamente o no terminan plegándose.

Si algo tiene este magno esfuerzo creativo de David Simon, David Mills y Ed Burns es iluminar con talento esa oscuridad que forma parte inseprable de nosotros y de nuestro mundo, esas sombras que no es olvidan de nosotros aunque nosotros nos olvidemos de ellas al abordar el relato sobre cada uno de nosotros y la sociedad en que vivimos.

Como escribe Jung:

"Cada uno de nosotros proyecta una sombra tanto más oscura y compacta cuanto menos encarnada se halle en nuestra vida consciente. Esta sombra constituye, a todos los efectos, un impedimento inconsciente que malogra nuestras mejores intenciones."

Y es así... Tanto en "The Corner" como en "The wire" hay una crónica melancólica de esas mejores intenciones sentidas por todos los personajes como un paraíso perdido al que constantemente su memoria se remite.

Algún día, y si ésto no revienta en mil pedazos, las mentes que quieran comprendernos tendrán suficiente con ver "The wire" y "The Corner" para entender la verdad de nuestro tiempo, un tiempo que para esos ojos, estoy seguro, no será tan maravilloso como lo sienten quienes ahora lo viven ignorando su alargada sombra.

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