Los ojos que te contemplan son siempre los mismos.
Son las circunstancias quienes varían,
eso que llamamos cuerpo,
cambiante ingenio de savia y barro
sucesivamente habitado por la misma clase de luz,
puro aliento de esperanza
que ojos afuera se desborda
en silenciosa mirada de atronadora proa
tan eterna y en contra del tiempo
como en su primer día,
hace ya miles de fracasos,
mucho más allá del umbrío lugar
donde comienza el primero de los recuerdos.
Son las circunstancias quienes varían,
eso que llamamos cuerpo,
cambiante ingenio de savia y barro
sucesivamente habitado por la misma clase de luz,
puro aliento de esperanza
que ojos afuera se desborda
en silenciosa mirada de atronadora proa
tan eterna y en contra del tiempo
como en su primer día,
hace ya miles de fracasos,
mucho más allá del umbrío lugar
donde comienza el primero de los recuerdos.
Comentarios
Publicar un comentario