Si algo debía respetar esta dinámica de falta de respeto en pos del propio beneficio en que se ha convertido este país, es el instante dedicado al recuerdo de los que en algún momento acabaron, queriéndolo o no, dando su vida por esta grotesca ficción -a la que últimamente nadie está a la altura- llamada España.
Los marineros que se ahogaron en el San Juan Nemopuceno durante la batalla de Trafalgar o lo que fueron pasados a cuchillo en el desastre de Annual por los rifeños comandados por Abd el-Krim no tienen la culpa de que Zapatero, ahora, en 2010, deba dimitir.
Si algo hay que respetar es el recuerdo de aquellos que en su momento no salieron corriendo y decidieron permanecer hasta dejar de existir defendiendo la razón del sujeto histórico al que pertenecen y por ello se me antoja un gravísimo acto de profanación civil los abucheos de ayer domingo... como si fuesen a faltar horas y momentos para expresar la discrepancia con nuestro presidente del gobierno.
En su momento fueron sacrificada carne de cañón... y ayer, por un instante eterno de vergüenza, volvieron a serlo.
Y también resulta grave el hecho de que aquellos que se levantan tonantes en la crítica, convirtiéndose en la salvaguarda de una nación cuya trayectoria y símbolos consideran Zapatero está destrozando, se dediquen a disculpar y rebajar la gravedad de ese comportamiento que se me antoja con un significado más profundo que el que ya de por sí tiene... la incapacidad para percibir la realidad de un proyecto conjunto, de una trayectoria histórica, la fragmentación y la táctica política convertida en fin... en definitiva, la viga que se ve en el ojo ajeno es un yacimiento de hierro en el propio.
No hay otra...
Se mire por donde se mire esos abucheos son intolerables y revelan la verdadera condición oportunista de quienes los disculpan.
Fueran pocos o muchos los que no callaron merecen ser objeto de la pública condena.
Es una cuestión de sentido común.
Ha amanecido y bajo esta nueva luz que nos alumbra somos todos, sin excepción, un poco más viles que ayer, pero no debemos preocuparnos porque los comercios y grandes superficies abren y seguro que, aunque estemos a miércoles, se nos ocurrirá algo para el fin de semana.
Nada hay más importante que nuestras propias y arrastradas vidas de mierda.
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