Menos mal que Robert Rodriguez no se toma a si mismo y a su pasión por el exploit demasiado en serio. Es de esos cineastas que hacen las películas que quisieran seguir viendo en los cines y no le importa mucho más... ni siquiera mejorarlas, hacerlas trascender o utilizar las claves del género para expresar algo más, una mirada, una visión de las cosas.
Y digo todo esto porque viendo este tipo de películas que hace Robert Rodriguez siempre acabo teniendo la sensación de haberlo visto ya todo antes y no termino de entender muy bien dónde está la gracia de imitar algo de un género que hace de la propia copia infinita su razón de ser. Seguramente me faltan claves para comprender mejor todo ésto. No lo he hecho ni creo que lo haga porque hay un millón de cosas que me interesan mucho más... y las seguirá habiendo.
Aunque, y tengo que reconocerlo, de vez en cuando apetece ver una tontería... Y no se... Puede que tampoco sea fácil hacerlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario