"Let's not start sucking each other's dicks quite yet"
Tengo que ser justo... Sigo sospechando de la realidad y en este sentido me ha gustado leer (gracias a S, working class hero donde los haya) un artículo de Daniel Innenarity publicado en El País que, creo, sitúa las cosas en su justo término (aunque me joda).
Innerarity plantea que la Indignación no es suficiente, y que ese sentimiento debe ser estructurado en acciones y estructuras que le permitan superar el corto plazo. En Sol se está trabajando en esa dirección, pero me preocupa que falten impugnaciones a la totalidad, me preocupa que la indignación sólo tenga que ver con que el omnideseante y omnipotente yo, producto de la sociedad de consumo, sólo eche en falta la posibilidad de tener más, que se sienta preso de las consecuencias de deseos pasados, que se sienta incapacitado por sus compromisos y obligaciones para seguir deseando sin freno.
Y en este sentido me ha gustado mucho leer en el último párrafo de este artículo lo siguiente:
"Se podría hablar de una función conservadora de la indignación que estabiliza los sistemas como lo hacen las válvulas de escape o las canas al aire, tan funcionales a la hora de dejar las cosas como están. Ese algo más que necesitamos para transitar hacia un mundo mejor no es una mayor exageración dramática de nuestro descontento; es, de entrada, una buena teoría que nos permita comprender lo que está pasando en el mundo sin caer en la cómoda tentación de escamotear su complejidad. Solo a partir de entonces pueden formularse programas, proyectos o liderazgos que permitan un tipo de intervención social eficaz, coherente y capaz de resultar atractiva para una mayoría que no esté formada solo por gente cabreada."
Brilla por su ausencia un modelo crítico, estructurado de comprensión de esa realidad que tanto nos indigna.
La cosa no se arregla con un simple o complejo cambio de leyes.
El verdadero problema es moral. No tiene que ver con estar (en Sol y alrededores por ejemplo) sino con ser... Hay que empezar a ser de otra manera, porque dará igual el tipo de leyes que se instauren si el sujeto que debe cumplirlas está a la historia de desear irresponsablemente.
El ser humano debe reencontrarse con su lado espiritual.
Estuvo bien el Mayo del 68, pero fracasó principalmente porque, inevitablemente y después, llegó el Verano convertido en metáfora del placer irresponsable en el que todos hemos sido socializados dentro de la Sociedad de Consumo.
Hay que identificar la totalitaria estructura de dominación que transparente como una telaraña de cristal se extiende por nuestras calles y casas.
Hay que empezar a ver fealdad en su proteica belleza.
Nos hace falta otra mirada que nos permita empezar a ver, porque no va a ser tan fácil cambiar las cosas como pensamos, porque lo peor que tiene este sistema es que, constantemente, día a día, desde lo inconsciente, nos convierte a todos y cada uno de nosotros en guardianes de su seguridad.
Ese mecanismo de dramatización espectacular constantemente ejecutado del que Baudrillard habla nos hace temer que hará demasiado frío ahí fuera, sin tantas cosas... y quizá lo haya.
So... "let's not start sucking each other's dicks quite yet".
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