Fumar mata.
Le tranquiliza saberlo.
Sonríe la vacía cascara de una sonrisa mientras enciende otro cigarrillo.
No aparta los ojos de la cajetilla.
Si se esfuerza quizá consiga engañarse,
convencerse de que es cierto,
de que todo lo demás, su propia vida,
para nada cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario