No tiene nada que ver con la victoria ni con la derrota.
Estamos hablando de épica y belleza, de humano esfuerzo en contra de las circunstancias, de la enemiga confabulación de los acontecimientos.
A veces no se puede ganar y punto. Las cosas son así. Pero, del mismo modo que estoy convencido de la verdad que encierra esta primera afirmación, también estoy absolutamente seguro que los hombres que salieron a jugar ese partido defendiendo los colores del Getafe no se miden a si mismos según la mecánica fria de los éxitos y de los fracasos.
Estamos hablando de héroes y de épica, de orgullo y de respeto.
La victoria y el fracaso son circunstancias.
La actitud es una constante.
Los jugadores del Bayern son los primeros en comprender esa verdad que trasciende la dinámica del éxito y del fracaso con la que parecen querer medirnos a todos.
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