lunes, abril 13, 2009

DESPABÍLATE AMOR

El paso del tiempo es el principal protagonista de "Despabílate amor".

Viejos amantes, viejos amigos, viejos recuerdos, de repente recuperados en la película más nostálgica de Eliseo Subiela. Titulada como un poema de Benedetti, "Despabilate amor" plantea el recuerdo de los tiempos pasados como una especie de agridulce refugio que algunos de los personajes protagonistas encuentran ante el día a día de su madurez.

El horror amanece.. El poema de Benedetti termina así. Despabílate amor porque el horror amanece, un horror que adopta la forma del inflexible pasar del tiempo y contra el que solamente parece estar inmunizado Ricardo, el promotor del encuentro de los viejos camaradas, bailando el rock como cuando tenía los veinte años.

"Despabilate amor" no plantea que cualquier tiempo pasado fuera mejor. No se trata de envolverse en los recuerdos como quién se envuelve en una manta contra el frio sino de aceptar a todos aquellos que vamos siendo conforme duramos en la vida. Recordar a todos esos otros que hemos sido siendo antes de cada cambio de piel.

"Mirame antes de que cambie y me convierta en otro" (o algo asi) se dicen los personajes.

Las personas que vamos dejando atrás conforme la continua erosión que supone el existir
nos transforma y el esfuerzo de hacer puentes que nos conecten con aquellos que fuimos y también con aquellos que nos eran afines en aquel estado de nuestra existencia.

Ya hemos cambiado. 

Somos otros. 

Y el horror todos los días amanece.

Y ante su descarnada lógica que todo lo cuadra, bien vale el recuerdo de todos los buenos momentos que hemos venido viviendo pese a todo, incluso a nuestros propios errores.

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