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Mostrando las entradas etiquetadas como Trabajo

La IA y los límites del "cuidado" corporativo

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La IA y el final del "cuidado" corporativo Cuando la productividad tecnológica sube, el humanismo se convierte en guion Hay empresas que hablan de "people first" hasta el día antes de un ERE. No es cinismo: es coherencia. El humanismo corporativo nunca fue un fundamento moral, sino una herramienta de gobernanza. La IA lo está dejando claro porque cambia los incentivos materiales sin tocar el lenguaje. Este artículo ordena esa mecánica y muestra por qué el caso más revelador es que los propios profesionales de RR.HH. gestionan su propia automatización mientras mantienen el discurso del acompañamiento La tesis en un vistazo: La IA funciona como prueba del algodón del humanismo corporativo: cuando la productividad puede obtenerse más barata mediante automatización, el "cuidado" de RR.HH. se disuelve. El discurso humanista es condicional por diseño: dura mientras el coste marginal de retenerte sea menor...

Lo woke: el exilio interior de la izquierda

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Lo woke: el exilio interior de la izquierda Cuando la izquierda perdió el poder material, encontró refugio en lo simbólico. Lo woke no destruyó nada: es el síntoma de una derrota previa. Mientras administra el lenguaje, otros administran la propiedad. "Woke" se ha convertido en palabra-arma del debate tribal: todos disparan, nadie define. Este ensayo propone lo contrario: mirar qué representa realmente dentro de la tradición crítica de izquierda. La tesis es incómoda: lo woke no es traición ni locura progre, es la vía de escape que encontró la izquierda tras perder en el terreno material. No es la causa del vacío. Es su ocupante. La tesis en un vistazo: Lo woke es un régimen político donde la emancipación se desplaza de la sociedad al individuo, del salario al lenguaje, de la institución al yo. No es traición sino síntoma: aparece cuando la izquierda pierde capacidad de disputar poder material y se refugia en el recon...

IA sin control: anatomía de un desastre profesional (y cómo evitarlo)

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1. El caso Deloitte: qué pasó realmente Deloitte entregó al Gobierno de Australia un informe estratégico elaborado con ayuda de inteligencia artificial. El resultado fue un escándalo que trascendió fronteras: el documento contenía referencias bibliográficas inexistentes, citas inventadas y datos sin verificación alguna. El gobierno tuvo que retirar el informe, la reputación de una de las consultoras más grandes del mundo quedó en entredicho y se abrió un debate global sobre los riesgos del uso profesional de IA generativa. Lo más revelador del caso no fue que la IA cometiera errores —eso es conocido y esperable—, sino que nadie en la cadena de producción pusiera frenos. No hubo auditoría, no hubo contraste de fuentes, no hubo segunda mirada. El fallo no fue tecnológico: fue metodológico. Y ese es precisamente el problema que este artículo aborda. 2. Por qué las IA "mienten" (y por qué es culpa nuestra) Las alucinaciones de los modelos generativos no son bugs: son característi...

La falsa paz social: cómo se borró la lucha que hizo posible nuestros derechos

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Cuando pensamos en Rosa Parks, la recordamos como una mujer tranquila que se negó a levantarse de su asiento en un autobús de Montgomery. Pero aquel gesto fue un delito: Parks fue detenida, acusada y señalada por “alterar el orden público”. Hoy la celebramos como heroína porque su acto abrió una grieta en un sistema racista. Sin embargo, olvidamos que entonces fue vista como una peligrosa amenaza. La historia convierte en estatuas inofensivas a quienes, en su tiempo, incomodaron al poder. Esa operación de memoria no es inocente. Vivimos en sociedades que se narran a sí mismas como pacificadas y definitivas : democracias liberales y economías de mercado que, tras la caída del bloque soviético, habrían llegado al “fin de la historia” anunciado por Francis Fukuyama. Si el presente es el destino final, todo conflicto aparece como una anomalía, un error que perturba un orden natural. Cómo nació la ilusión de la paz social La sensación de que hoy habitamos sociedades “resueltas” —sin anta...

Querido empresario franquista: los españoles sí trabajan (el problema es otro)

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El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha declarado recientemente que “los españoles no quieren trabajar” . Una frase que suena más propia de un empresario franquista de hace medio siglo , de esos que aparecen en las cacerías de La escopeta nacional,  persiguiendo a la Barbara Rey de turno con más torpeza babosa que acierto,  que de quien preside hoy la principal patronal de un país moderno (aunque se trate de España). Y por si esto no fuera poco, Garamendi se permite además el lujo depravado de comparar al trabajador español con un deportista de élite . Un alarde retórico más propio del muro de LinkedIn que de un análisis económico serio: el empleado convertido en atleta de alto rendimiento que debe “dar el máximo” cada día, con la obvia diferencia de que aquí no hay sueldos millonarios ni contratos blindados, sino la justificación —casi siempre implícita— para una explotación inmisericorde que muchos de esos mismos empresarios defienden sin sonrojo. Con esta caricatura...