Simeone


En la última década, el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone ha sido uno de los equipos más reconocibles del fútbol mundial. Su identidad ha sido tan marcada que se habla de “el Cholismo” como un estilo propio. Sin embargo, en los últimos años se repite cada vez más que ese estilo es un “fútbol antiguo”, y que explica la decadencia relativa del equipo colchonero en los últimos años.

Pero ¿qué significa exactamente eso de “antiguo”? ¿Por qué algo que funcionó tan bien durante una década parece hoy insuficiente?


1. Un estilo contracorriente

Mientras la mayoría de grandes equipos europeos abrazaron el juego de posición (Guardiola, Arteta, Xavi) o el gegenpressing (Klopp, Nagelsmann), el Cholo Simeone defendió una idea muy distinta:

  • Prioridad defensiva: bloque bajo o medio, líneas juntas, espacios reducidos.

  • Verticalidad extrema: transiciones rápidas, juego directo, balones largos.

  • Cultura del esfuerzo: sacrificio, intensidad física y disciplina colectiva.

  • Desconfianza en la posesión: el balón no es un valor en sí mismo, sino un medio. Cederlo al rival no es complejo, sino estrategia.

En un fútbol que idolatra la posesión y la presión alta, esta propuesta ha sido vista como “retrógrada”.


2. El problema de dar el balón hoy

Durante décadas, defender en bloque bajo y regalar la pelota al rival era una estrategia que ofrecía cierta seguridad. De hecho, muchos equipos alcanzaron la gloria aplicándola con disciplina. Sin embargo, el fútbol actual ha transformado por completo el valor de la posesión: lo que antes era un recurso inofensivo, hoy es un arma de destrucción masiva en pies de los clubes que saben jugar la posesión.

2.1. Cuando la posesión era estéril

Hasta bien entrados los 2000, la posesión no garantizaba generar ocasiones claras.

  • Ritmos lentos: las circulaciones eran previsibles y horizontales; mover el balón no siempre significaba progresar.

  • Menor presión tras pérdida: cuando un equipo perdía la pelota, normalmente retrocedía y se reordenaba. Eso daba aire al rival para salir al contraataque.

  • Ejemplos icónicos: Italia de los 90, Grecia 2004, el Inter de Mourinho en 2010. Todos basaron su éxito en esperar, ceder el balón y golpear en momentos puntuales.

En ese contexto, dejar la posesión al adversario era una decisión de control táctico: se defendía mejor porque el rival, con balón, no sabía cómo hacer daño.

2.2. La revolución del juego con balón

Todo cambió con la irrupción de Guardiola y Klopp, que llevaron el fútbol de posesión a una nueva dimensión.

  • Juego de posición perfeccionado: ya no se trata de tener la pelota por tenerla, sino de usar cada pase para desordenar al rival.

  • Ocupación racional de los espacios: interiores, extremos y laterales generan constantemente triángulos y líneas de pase imposibles de tapar durante 90 minutos.

  • Paciencia vertical: los grandes equipos actuales combinan calma con estallidos de velocidad: te mueven hasta cansarte y luego te hieren con una jugada rápida.

Resultado: lo que antes era “circular sin peligro”, hoy es erosionar hasta romperte.

2.3. La presión tras pérdida: una nueva amenaza

Si la posesión ya es más dañina, la recuperación inmediata la vuelve aún más peligrosa.

  • El famoso gegenpressing de Klopp o el “cinco segundos para robar” de Guardiola hacen que perder el balón no sea un problema, sino una oportunidad.

  • Para el rival que defiende atrás, esto significa que cada recuperación es precaria: en lugar de convertirse en contraataque, muchas veces termina en nueva ocasión en contra.

  • En términos prácticos: ceder el balón ya no solo te obliga a resistir, sino que te condena a hacerlo de forma constante y bajo acoso.

2.4. Plantillas diseñadas para abrir cerrojos

Los equipos top actuales cuentan con plantillas armadas para demoler defensas cerradas.

  • Laterales que actúan como centrocampistas, generando superioridad por dentro (Cancelo, Zinchenko).

  • Extremos veloces y de desborde que estiran al bloque bajo (Vinícius, Salah, Sané).

  • Mediocentros creativos capaces de filtrar pases imposibles (De Bruyne, Kroos, Odegaard).

Defender con diez jugadores en tu área ya no basta: la calidad técnica y táctica del rival garantiza que antes o después encontrarán un resquicio.

2.5. La paradoja actual

En resumen:

  • Antes: ceder la posesión era un refugio estratégico.

  • Hoy: ceder la posesión es una ruleta rusa: el rival tiene recursos, paciencia y mecanismos colectivos para acabar encontrando el gol.

Esto coloca al Atlético en una paradoja: el modelo que fue su fortaleza en 2014 es, en 2025, una fuente constante de riesgo. Lo que era virtud diferencial se ha transformado en vulnerabilidad estructural.



3. El Atlético como rareza en la élite

En la élite europea actual, ningún club importante sostiene un modelo tan dependiente del bloque bajo como el Atlético.

  • Otros entrenadores pragmáticos, como Ancelotti o Allegri, también buscan equilibrio, pero sin renunciar al balón.

  • Mourinho puede jugar parecido en la Roma o el Fenherbace, pero lo hace desde un segundo escalón competitivo.

  • El Atlético es el último bastión del contraataque como identidad principal.

Esto genera fascinación y crítica a partes iguales: un modelo que va contra la estética dominante, pero que ha sido competitivo durante más de una década.


4. La decadencia de los últimos años

Sin embargo, en los últimos años, el Atlético ha mostrado signos de desgaste. Y ese declive encaja con el cambio de paradigma del fútbol moderno:

  1. El contexto europeo: ceder el balón ya no asegura control, sino que expone al equipo a sufrir hasta encajar.

  2. Plantilla distinta: de guerreros (Gabi, Godín, Tiago, Raúl García) a futbolistas con más talento ofensivo pero menos perfil de sacrificio.

  3. Desgaste emocional: diez años de “partido a partido” erosionan la fe ciega en el modelo.

  4. Competencia interna: incluso en LaLiga, equipos como Real Sociedad, Girona o Villarreal han adoptado el juego propositivo con balón y complican a un Atlético que se encierra. Hoy, ya no solo los grandes dominan la posesión: muchos equipos medios juegan con mecanismos modernos y son capaces de desarmar un bloque bajo.

Lo que en 2014 fue una arma competitiva se ha convertido en una temeridad.


5. Conclusión: ¿fin de ciclo o reinvención?

Llamar “antiguo” al fútbol del Cholo no es un insulto: es reconocer que su modelo, basado en la solidez defensiva y la transición, pertenece a una era donde regalar la pelota aún era viable. Hoy, con rivales que dominan el juego posicional hasta la perfección, ese plan parece condenado a sufrir más de lo que resiste.

La gran pregunta es si Simeone será capaz de reinventarse sin traicionar su esencia. Porque lo que ayer fue una virtud diferencial, hoy amenaza con convertirse en una losa. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasión o sumisión: lo que el fútbol argentino enseña al Atleti

La paradoja trágica de Charlie Kirk