La corrupción estructural del estado ucraniano

La guerra dentro de la guerra: NABU vs SBU y el colapso del Estado corrupto ucraniano

Mientras Kiev combate como puede a Rusia en el frente, una batalla paralela decide el futuro del país: el choque entre la corrupción estructural y las instituciones anticorrupción impuestas por Occidente

La Operación Midas ha desnudado la realidad que Occidente conocía desde 2014: Ucrania es un Estado corrupto a nivel estructural. La caída de Andrii Yermak y todo su círculo no es un accidente, es la confirmación de que el sistema de patronazgo sigue intacto bajo la ley marcial. NABU existe porque los socios occidentales nunca confiaron en las instituciones ucranianas para vigilarse a sí mismas.

En un vistazo: Este artículo presenta tres tesis fundamentales. Primero: Ucrania sigue siendo un Estado corrupto a nivel estructural, no por individuos aislados sino por diseño sistémico. Segundo: Occidente lo sabía desde el principio y por eso impuso NABU como condición para la ayuda, sin confiar en las instituciones locales. Tercero: el círculo íntimo de Zelenski está implicado hasta el cuello en tramas de corrupción. La guerra por el control del Estado ucraniano tiene ya sus primeras víctimas en la propia cúpula de Kiev.


1. El pecado original: Por qué existe NABU

Ucrania no creó la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) por iniciativa propia, sino por imposición. Nace tras el Euromaidán de 2014 bajo una presión occidental asfixiante. Occidente sabía perfectamente que estaba enviando miles de millones a uno de los Estados más corruptos de Europa y exigió garantías.

Como señalan diversos análisis de política pública (DGAP), estas instituciones anticorrupción no fueron una evolución natural de las élites locales, sino un injerto externo exigido para garantizar que la ayuda no se evaporara en las redes de patronazgo que han gobernado el país por décadas. Sin NABU, no había dinero.

La realidad detrás de NABU: Desde 2016, NABU ha operado con cooperación intensa del FBI en formación y apoyo operativo (Kyiv Post). Esto la convierte, a ojos del viejo aparato ucraniano, en un cuerpo extraño diseñado para vigilar que la ayuda no alimente las estructuras de corrupción endémica del país.


2. La SBU: El muro protector del viejo Estado corrupto

Para entender el conflicto, hay que entender qué es la SBU (Servicio de Seguridad). Heredera directa de la estructura del KGB, la SBU opera bajo una lógica de seguridad nacional que, en un país en guerra, lo justifica casi todo: secreto, infiltración y contrainteligencia.

Pero la SBU es también el ecosistema que vive de la lealtad personal y el control de la información. Históricamente, ha funcionado como el muro que protege un Estado patrimonial, donde los recursos públicos se gestionan como propiedad privada de quienes ostentan el mando.

El arma definitiva: Cuando un órgano como NABU investiga, la SBU tiene el arma definitiva: presentar al investigador como un riesgo de seguridad o un infiltrado ruso. Esta tensión entre NABU (arquitectura occidental anticorrupción) y SBU (aparato de seguridad heredado del KGB) no es accidental. Es estructural. NABU existe precisamente porque Occidente no confiaba en las instituciones ucranianas para vigilarse a sí mismas.


3. Julio de 2025: El choque se hace público

En julio de 2025, esta fricción dejó de ser un rumor de pasillo. La SBU lanzó una ofensiva frontal contra NABU, alegando vínculos de su personal con la inteligencia rusa. Según Reuters, los arrestos y las acusaciones de topos dispararon una crisis política sin precedentes.

Casi al mismo tiempo, el Parlamento, en un movimiento coordinado, intentó recortar la autonomía de NABU y la fiscalía SAPO, buscando devolver el control al Fiscal General, un cargo tradicionalmente ligado a la vertical de poder presidencial. Solo la presión masiva de los socios europeos y la amenaza directa de cortar la ayuda financiera obligaron al gobierno a retroceder.

El patrón: La SBU golpea con el argumento de la traición para frenar el avance de la justicia anticorrupción. Occidente responde con la amenaza económica. Ucrania retrocede temporalmente. Pero el problema de fondo permanece intacto.


4. Operación Midas: Cuando la corrupción llega hasta la cúpula

El conflicto estalló definitivamente en noviembre de 2025 con la Operación Midas. NABU y SAPO demostraron, con 15 meses de investigación y 1.000 horas de grabaciones, que Ucrania sigue siendo el Estado corrupto que forzó su creación: desmantelaron una trama masiva en el sector energético (Energoatom) que movía unos 100 millones de dólares mediante comisiones del 10-15% y blanqueo de capitales.

La red no apuntaba a funcionarios menores. El salto cualitativo fue el acceso al Círculo de Hierro de Zelenski:

Andrii Yermak

El 28 de noviembre de 2025, el jefe de la Oficina Presidencial y mano derecha de Zelenski dimitió tras un registro en su domicilio por parte de NABU/SAPO. Yermak era el centro de la Vertical de Poder: el hombre que controlaba nombramientos, negociaciones con Estados Unidos y la relación con las fuerzas de seguridad. Su caída es el mayor terremoto político desde el inicio de la guerra.

Tymur Mindich

El presunto cerebro de la trama, antiguo socio comercial de Zelenski en la productora Kvartal 95, huyó del país pocas horas antes de que NABU registrara su domicilio, según Associated Press. Mindich era amigo personal del presidente y tenía acceso directo a la Oficina Presidencial.

Los ministros y el antecedente

Los ministros de Energía y Justicia dimitieron vinculados al caso. Pero esto no es nuevo: dos adjuntos de Yermak, Oleh Tatarov y Rostyslav Shurma, ya habían salido del gobierno en 2024 bajo investigación por irregularidades financieras y sobornos.

El problema estructural: El problema no es episódico. Es estructural. Todo el círculo de Zelenski está implicado. La corrupción no está en la periferia del poder. Está en el centro.


5. Diciembre de 2025: Un Estado bajo doble presión

A finales de diciembre, el país se encuentra en un vacío de poder administrativo sin precedentes. Zelenski ha iniciado una purga de gobernadores regionales vinculados a Yermak en un intento de limpieza exigido por la UE para mantener la credibilidad del Estado y el flujo de ayuda.

Con la salida de Yermak, sus adjuntos investigados, los ministros de Energía y Justicia caídos, y la purga de gobernadores en marcha, la Vertical de Poder que gestionaba la política interna, la economía y las relaciones con la SBU ha colapsado bajo el peso de los expedientes de NABU.

El aislamiento de Zelenski: El presidente está aislado. Ha perdido a su equipo de confianza. Y todo esto mientras negocia con Estados Unidos un plan de paz que exige concesiones territoriales a cambio de garantías de seguridad.


Conclusión: El fin de la impunidad bajo la Ley Marcial

Lo que se ventila en Kiev no es solo un caso de corrupción; es la resolución de una paradoja brutal. Occidente financia la supervivencia de Ucrania, pero exige garantías de integridad que el Estado ucraniano nunca ha podido ofrecer por sí mismo. Por eso impuso NABU. Por eso la vigilancia del FBI. Por eso las amenazas de cortar la ayuda.

Por otro lado, el aparato de seguridad (SBU) necesita control absoluto para combatir la infiltración rusa y ganar la guerra. Pero ese control, heredado de la estructura del KGB, alimenta la impunidad y protege las redes de corrupción que han operado durante décadas.

La Operación Midas ha demostrado tres cosas con claridad meridiana:

Primero: Ucrania sigue siendo un Estado corrupto a nivel estructural. No es un problema de individuos aislados. Es el sistema.

Segundo: Occidente lo sabía desde el principio. Por eso impuso NABU como condición para la ayuda. No confiaban en las instituciones ucranianas.

Tercero: El círculo íntimo de Zelenski está implicado hasta el cuello. Yermak, Mindich, ministros, adjuntos, gobernadores. La corrupción no está en la periferia del poder. Está en el centro.

La elección final: El resultado a finales de 2025 es un Estado que debe elegir: o se reforma bajo las reglas de sus socios occidentales para seguir recibiendo ayuda, o se refugia en la opacidad de la SBU a riesgo de perder el apoyo que lo mantiene con vida frente a Rusia.

La guerra por el control del Estado ucraniano ya tiene sus primeras víctimas, y están en la propia cúpula de Kiev. La arquitectura anticorrupción occidental ha demostrado que sí tiene capacidad para morder. Pero el precio es alto: un presidente aislado, un gobierno en colapso y un país en guerra que debe reconstruir su estructura de poder mientras combate por su supervivencia.


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