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Mostrando las entradas etiquetadas como Estado

Los que odian al Estado… mientras paga sus facturas

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El antiestatismo se ha convertido en una forma de rentismo político y económico. Su plan funciona. Tras la retórica de la libertad, se esconde una estrategia: vivir del Estado negando su existencia . Hay un tipo de discurso político que prospera en todas partes: el que denuncia al Estado mientras vive de él . No hablo de anarquistas coherentes ni de liberales clásicos preocupados por los límites del poder. Hablo de una corriente que ha hecho del antiestatismo su identidad, pero cuyo modelo económico real consiste en privatizar beneficios y socializar costes . Es la ideología del empresario que cobra subvenciones mientras denuncia “la cultura de la paguita”. Del político que promete “adelgazar el Estado” desde un escaño pagado con impuestos. Del lobby energético que exige “libre competencia” después de décadas de tarifas reguladas y rescates públicos. Y del académico que predica el fin de lo público desde una cátedra pública. El Estado como botín, no como enemigo Este antiestatismo co...

Capitalismo sanitario: cuando el mercado vive del Estado

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La sanidad española sigue pareciendo pública, pero cada vez funciona más como un negocio privado financiado con dinero del Estado. La mitad de los ingresos del sector sanitario privado proceden de los presupuestos públicos, a través de conciertos, concesiones y mutualidades. En lugar de competir con el sistema público, el mercado vive de él: cobra con fondos públicos, asume poco riesgo y convierte la salud en una fuente de rentas garantizadas. El debate sobre la sanidad en España se ha centrado históricamente en el “desmantelamiento” o la “privatización” de lo público. Sin embargo, para comprender el verdadero alcance del fenómeno, es necesario invertir el punto de vista: analizar cuánto del negocio privado se sostiene con dinero público. Esta perspectiva revela una tesis estructural: el sector sanitario privado español no vive de la competencia, sino de la renta pública. El Estado —a través de las comunidades autónomas y los presupuestos centrales— ha dejado de ser únicamente el gara...

La división de poderes: un mito político tan poderoso como el mito del mercado

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Lo que se presenta como un pilar de la democracia —la división de poderes— ha sido, en realidad, un dispositivo para mantener intacto el orden social y económico. Detrás de su apariencia neutral, el poder judicial actúa como guardián de límites que la voluntad popular no puede cruzar. Pocas ideas han tenido tanta fuerza en la construcción del mundo político moderno como la división de poderes. Desde que Montesquieu formuló su célebre teoría en El espíritu de las leyes (1748), hemos aprendido a verla como el corazón mismo de la democracia liberal: el mecanismo que impide el abuso del poder, protege la libertad y garantiza el equilibrio entre las instituciones del Estado. Se nos enseña que dividir el poder es un acto de neutralidad, una garantía universal contra la tiranía. Pero ¿y si no lo fuera? ¿Y si, más allá de su apariencia técnica y su lenguaje jurídico, la división de poderes fuera, en realidad, otro mito fundador del orden burgués , tan ideológicamente cargado como la idea del...