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"Doctor, ¿debo descubrir la humildad que encierran mis manos? ¿Acaso estoy obligado a saberlo?" (Paul Bowles)
Parroco Glennie: Es la primera vez que estas puertas se han abierto desde hace doce años. John Mohune: Tienen que estar abiertas. No sabemos cuando volverá el a casa. Parroco Glennie: ¿Jeremy Fox? Grace: ¿Estás seguro de que volverá? John Mohune: Sí, es mi amigo ('Los contrabandistas de Moonfleet'. Fritz Lang, 1955) Soy un admirador absoluto de esta película poco conocida y valorada -siempre al modesto entender de mi fracaso- de la etapa americana de uno de los grandes directores de la historia del cine, Fritz Lang y, principalmente, admiro este conmovedor final en el que el joven John Mohune, una vez establecido en la vida gracias al sacrificio de su amigo Jeremy Fox, sigue esperando un regreso que el espectador sabe imposible. Todos le hemos visto marchar, herido de muerte, en una barca de pescadores en busca de un cada vez más difuminado horizonte, como si el propio Fox fuera quién lo contemplara. Abandonado y abandonándose, mecido por la marea y el cada vez má...
Nuestra condición de palpitante carne constantemente sangrada por el tiempo. El eterno presente de una lucha desigual contra un incansable enemigo que no cesa. La abrasiva caricia de los segundos.... Y siempre el asombro estallando en nuestra sorprendida conciencia. Lo que entonces era lo mismo ahora es distinto. La mirada del que ayer miraba ahogada en otra actual y distinta. La conciencia descubriendo el engaño de la diferencia, Notando que, de repente, somos otros, que hay nuevas nostalgias llamando a nuestra puerta.
"Agradeciéndole, muy sinceramente, su colaboración en el proceso de selección llevado a cabo durante los meses de noviembre y diciembre para cubrir el puesto de Redactor de Nuevo Diario, le comunicamos que en estos momentos no nos es posible contar con su participación en dicho proyecto. Reiterándole nuestro agradecimiento, reciba un cordial saludo" Con la carta guardada en el bolsillo, mi fracaso comete el inmenso error de dejar de pensar en ella y empieza a preguntarse qué es lo que le diferencia de esa -piensa- inmensa mayoría con la que 'ellos' cuentan. Viaja en autobús y, a través de los cristales, cree reconocerlos caminando las calles... La lucidez le abandona. Se lo toma en serio. Por un momento piensa que algo le falta y que jamás podrá tenerlo. Por un instante quisiera ser otro (un otro que quizá a ella ni le interese ni le conmueva) Olvida las palabras del viejo Bowles: 'No cambiaré. Esa es la ley, y es correcta".
"¿Podemos embellecer las heridas?" (Paul Bowles)
Buenos propósitos Mi fracaso -que últimamente se pasa los días echándola de menos y deseando verla aunque ella se acabe de marchar- empleó la esteril tarde del primer día del año en hacer algo que desde hacía tiempo venía queriendo hacer: ver "Cleopatra" de Joseph Leo Mankiewickz. Sin lugar a dudas, y en términos relativos, "Cleopatra" es la película más cara de la historia del cine y probablemente lo sea siempre porque los 44 millones de dólares que en su totalidad el proyecto costó quizá supongan hoy en día una cantidad diez veces superior. Curiosidades: - Su protagonista, Elizabeth Taylor, fué el primer actor en cobrar un millón de dólares por una película (y eso que lo dijo de coña, para que le dejaran en paz) - El proyecto comenzó con un director distinto: Rouben Mamoulian, amigo personal del productor Walter Wanger y reputado director de actrices. - Se decidió rodarla en los estudios Pynewood de Londres; Lo inclemente del clima inglés unido al liger...
"Me volví hacia la extensión de tierras y me pregunté hasta donde ir. Exactamente la misma pregunta que me hice antes, cuando nadaba en el océano. ¿A partir de qué lugar empieza a ser peligroso seguir alejándose? Y comprendí que uno se lo pregunta cuando ya empieza a creer que ha ido demasiado lejos" ("Crónicas de Motel", Sam Shepard)
"Mi novia trazó mi casta astral de acuerdo con los datos fraudulentos que le había facilitado la Enfermera Jefe. Me dijo que me aguardaba una vida interesante pero muy difícil, y que Saturno estaba exactamente en la misma posición que ocupaba en el nacimiento de Goethe... No le pedí más detalles. Tenía un aspecto tierno e inocente." ("Crónicas de motel", Sam Shepard)
El fin del mundo se acerca. Grandes prodigios sobre el cielo y la tierra. Terelu Campos teoriza, considera que 'la televisión es agresiva'... y éso que, desde que se ha echado novio, ya no está a punto de enseñar la teta.
Copas de yate! 1 Todos los devoradores de películas tenemos también nuestro corazoncito, un estado del alma muy personal donde nuestros ojos van guardando películas que de lo contrario tendrían muy difícil acomodo en los rectilíneos anaqueles de nuestro educado y docto gusto. Películas que... lo reconocemos, no son redondas ni perfectas obras maestras desde el punto de vista del forjado personal criterio. Son películas que simplemente nos gustan.... No sabemos por qué. Peliculas que nos llaman en la noche con una voz muy familiar, que ya hemos escuchado antes. En mi caso 'Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto' es una de ellas. 2 Me alegro mucho de que a mi amigo F.S. también le guste. Compartiendo mesa y mantel en una cena y poco antes de subirse al escenario del Honky para convertir el Manzanares, a golpes de su guitarra eléctrica, en un afluente más por la izquierda del Mississipí, acabamos hablando de 'Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto'...
Copas de yate para todos!!!
1 Termino de ver 'Relampago sobre el agua', una suerte de testamento cinematográfico del gran director Nicholas Ray filmado por el alemán Wim Wenders. Siempre he querido verla y, desde luego, mi fracaso no se ha equivocado en ese deseo (los grandes anhelos como la paz interior o el futuro siempre se le han dado mal, pero jamás se ha equivocado con los pequeños, los que de verdad importan: una imagen poderosa, una piel desnuda en los oscuro, una buena melodía siempre salvadora,...) 2 En su final, un junco navega por la desembocadura del Rio Hudson. Al fondo brilla la ciudad de Nueva York. Nicholas Ray ha muerto y, en el interior del barco, un miembro del equipo de rodaje, brinda por todos los desplazados del mundo, por todos los 'outsiders' que, como el propio Ray en el caso del cine, tenían otras historias diferentes que contar. Es una especie de funeral irlandés lleno de alemanes. Enseguida, el relato vuelve a una gran panorámica exterior. A una perfecta metá...
Todo lo que nos sucede. La enfermedad de los días y la medicina de las noches. Todo lo que nos pasa. La enfermedad de las noches y la medicina de los días. Inmenso mar de causas y azares, fino entramado de antecedentes y consecuentes, de circunstancias y situaciones que nuestra mente no puede abarcar. Secreta lengua punzante que nuestra mente escucha, que nuestra boca no puede hablar. Y sobre todo ello la voluntad y el sentido, la perseverancia en el esfuerzo de ser, de modelar un mundo a la cambiante imagen y semejanza de una certidumbre mortal, castillos de arena que el mar entrega, ingenios que muy pronto se vuelve a llevar.... El vaso de vino, la brisa y el mar. Ellos siempre están.
'Meditemos ingenios' (Las mujeres y los días, Gabriel Ferrater)
I A veces me pregunto si el pragmatismo no hos hace aún más esclavos, si aceptar el curso de los acontecimientos tal y como es no es la forma de pensar de los que tiene miedo a la libertad. Aún no tengo la respuesta. Lo único que tengo es la impresión de que todos los suelos en donde ponemos confiados nuestros país de alguna u otra forma siempre pertenecen a otro... Aunque no es la primera vez que me equivoco, éso también es cierto. II ¿Dónde está nuestro suelo? Ese que sólo nos pertenece a nosotros y en cuya superficie nuestros pies se asientan como la mano dentro de un guante. ¿Sabemos reconocerlo? Y sabiendolo o no, ¿lo sabremos? Y sólo en el caso de que nos inquiete esta pregunta (porque los gustos y las inquietudes siempre se han contado por cientos) ¿Por qué no el mar? ¿Por qué no el cielo? ¿Por qué siempre la tierra cuando su estabilidad es una ilusión y su índole es la misma que la ilusión sobre el color azul del cielo? III Por arriba, la realidad del azul ...
Los viajes en el tiempo existen... Sólo tienes que escoger a la persona adecuada para ver lo que podrías llegar a ser.
1 Cuarenta y tres minutos de la segunda parte. Cero a cero. La Juventus atacaba. Dubitativo, Tacchinardi tenía el balón en la mitad del campo del Deportivo de la Coruña mientras Del Piero, siempre a la espalda de su marcador César, seguía con atención el juego. De pronto, surgió la línea de pase que el rubio centrocampista esperaba. El checo Nedved se desmarcaba en profundidad por el carril del interior izquierdo con la velocidad y potencia de un tren expreso. Nadie del Deportivo podía seguirle y hacia allá Tacchinardi mandó el balón con el perfecto pulso del delineante que tira una línea sobre el plano. En ese mismo instante, la defensa del Depor corrió hacia delante buscando, con su perfecta sincronía, dejar en fuera de juego a los delanteros del equipo italiano. Del Piero se movió con ellos, sin dejar la espalda de César y, a la vez, muy pendiente de la carrera de su compañero. La parte interna del pie del checo llegó al balón haciendo inútil la entrada del defensor. Ento...
Pequeña teoría ferroviaria sobre la ambición (Algarada a destiempo -y en tres actos- sobre una futura reina) 1.- Hay que cojer los trenes cuando pasan a nuestro lado. No importa la forma. Lo importante es saber reconocerlos. 2.- ¡Que vivan los trenes! 3.- Itaca es lo único que importa.
Abre los ojos. La alargada sombre del sueño que le mantuvo ocupado es, más que presencia, puro olvido. Aunque acaba de despertarse se siente cansado. Bosteza. Se estira. Las puntas de sus dedos casi alcanzan el frio final de la funda nórdica. En su despertador, los parpadeantes digitos verdes le dicen que todavía le restan cinco minutos. Luego, la alarma sonará y volverá a empezar esa vida que tan poco le gusta. Hace frío. Decide guardarse lo más posible bajo su blanca funda de plumas. Se entierra en el profundo seno del calor propio atesorado durante horas. Casi no puede respirar. Sin convicción cierra los ojos en busca del perdido hilo de su sueño y sólo encuentra el justo premio de su ausencia. Deja pasar el tiempo. De vez en cuando le llegan sonidos de otros cuerpos ya despiertos paredes arriba y abajo... Un grifo que se abre, una puerta que se cierra. Abre los ojos. No se engaña. Sabe que lo que de verdad cuenta es el frío de allá afuera.
Sobre la literatura y la vida Sin embargo, llegó un momento en su vida en el que la conciliación entre las dos vocaciones se volvió problemática. En una de sus notas relacionadas con sus visitas a Eliot, habla de una conversación sostenida en el restaurante Garrik. En un momento de la charla dice Seferis: ``Cada vez se vuelve para mí más difícil pasar del trabajo personal al público.'' Eliot le responde: ``Pienso que el poeta debe tener otro trabajo. No podemos dedicarnos sólo a la poesía, porque creo que una gran parte de la creación poética es inconsciente, y debe haber horas durante las cuales otras cosas ocupen nuestra atención.'' Y Seferis le contesta con una estremecedora sinceridad: ``Sí, pero el problema surge cuando esas `otras cosas' comienzan a intervenir en nuestro inconsciente. Tuve la impresión de que mi trabajo público se hacía peligroso precisamente cuando sentí que se asomaba ahí; cuando comenzó, a principios de la guerra, a aparecerse en mis su...