Extremadura 2025: los resultados ya estaban en el barómetro del CIS de noviembre
Leyendo una encuesta preelectoral y entendiendo que el hundimiento del PSOE, el salto del PP y la subida de Vox ya estaban en los datos
Con los datos del barómetro preelectoral del CIS para Extremadura (noviembre de 2025) ya se podía construir una hipótesis explicativa bastante sólida de lo que terminó pasando el domingo electoral. No porque una encuesta "adivine", sino porque ya estaban los ingredientes: una bolsa grande de indecisión, una participación que podía caer con fuerza y, sobre todo, un PSOE con la fidelidad rota. El resultado no es inexplicable. El barómetro ya enseñaba la estructura que lo produce.
En un vistazo: El barómetro del CIS de noviembre contenía todos los elementos para explicar el resultado electoral de Extremadura: un PSOE con solo el 67% de fidelidad de su voto 2023, fugas visibles hacia PP y UPE, un 14% de indecisos, y una participación prevista a la baja. Cuando la participación cayó al 62,7% (desde 70,35% en 2023), el efecto mecánico amplificó todo: el PP pasó de aparecer "bajo" en voto declarado (30,92%) a "alto" en voto válido (43,18%) simplemente porque su electorado votó más que el resto. La clave no está en adivinar porcentajes exactos, sino en leer correctamente la estructura subyacente: fidelidad rota + indecisión masiva + participación hundida = resultado perfectamente explicable.
El marco: qué pasó el domingo electoral
Para situar el análisis, el escrutinio dejó estos números:
Participación: 62,73% (muy por debajo del 70,35% de 2023).
Voto: PP 43,18% (29 escaños), PSOE 25,7% (18), Vox 16,90% (11), UPE/Podemos–IU–AV 10,25% (7).
El titular simplista fue "hundimiento del PSOE" y "subida inesperada del PP". Pero si se leen los datos del barómetro preelectoral del CIS (noviembre de 2025) con algo de rigor técnico, no hay sorpresa. Los ingredientes ya estaban ahí.
1) La pieza que lo condiciona todo: la participación se hunde
Cuando la participación cae así, el resultado no depende solo de "quién convence a quién". Depende también de algo más básico: quién aparece en el recuento y quién se queda fuera.
Y esto conecta directamente con lo que ya enseñaba el barómetro: había un bloque grande de gente que no tenía el voto asignado ("no sabe todavía", no votaría, blanco/nulo). En una elección normal, parte de ese bloque se reparte al final. En una elección con participación tan baja, una parte significativa simplemente no vota.
El dato clave: Una caída de participación de casi 8 puntos porcentuales no es un detalle. Es el contexto que amplifica todos los demás efectos. Cambia el denominador de todo el cálculo.
2) El dato central: el PSOE ya estaba en zona de derrumbe en noviembre
En el barómetro de noviembre, el voto declarado (lo que la gente dice en ese momento) situaba al PSOE en torno al 24,0%. El resultado final fue 25,7%.
El PSOE ya aparecía en el suelo semanas antes. Este desplome tiene contexto político concreto: el desgaste acumulado de casi cuatro décadas de gobierno autonómico socialista, las tensiones internas en la federación extremeña y, especialmente, la percepción de desconexión entre las prioridades de la región (despoblación, precariedad económica, infraestructuras) y la agenda del partido. Ese hartazgo no se fabricó en campaña: venía de mucho antes, y el barómetro lo captó.
3) La explicación del desplome: estructura interna rota
Lo decisivo del barómetro no es solo el porcentaje total, sino los cruces por recuerdo de voto 2023.
Entre quienes habían votado PSOE en 2023, el barómetro ya dibuja una base abierta:
- Solo ~67% declara que repetiría PSOE.
- Hay fuga hacia PP (~9%), hacia UPE (~6%) y algo hacia Vox (~2–3%).
- Y aparece un bloque grande en "no sabe" (~11%) dentro del antiguo votante socialista.
Eso es el mecanismo del derrumbe: fidelidad rota + trasvases + indecisión interna. Con ese patrón, bajar de 39,9% (2023) a la franja de 20 y tantos era perfectamente plausible.
Importante: El barómetro no permite afirmar que "el votante socialista ya había decidido no votar". En "probabilidad de ir a votar" el electorado PSOE declarado aparece alto. Lo que sí muestra es que la base socialista estaba deshecha como bloque, y eso puede acabar tanto en trasvases como en abstención cuando llega una jornada con participación mínima.
4) El "no sabe": parte se decide tarde y parte se apaga
En el voto declarado del barómetro hay un "no sabe todavía" alrededor del 14,25%. Eso es enorme.
Con participación normal, muchos de esos indecisos acaban votando. Con participación del 62,7%, una hipótesis razonable es esta:
- Una parte del "no sabe" se resolvió tarde (y no de forma simétrica).
- Otra parte terminó en abstención, porque el día de urnas llegó con desconexión real.
En pocas palabras: el "no sabe" no es un partido oculto. Es una zona de salida: a veces hacia un partido, a veces hacia el sofá.
5) Por qué el PP parece "muy bajo" en el barómetro y "muy alto" en la urna
Aquí está el punto que suele confundir: se comparan dos porcentajes que no miden lo mismo.
- Voto declarado PP (barómetro): 30,92% → sobre toda la muestra, incluyendo indecisos y no-voto.
- PP en la elección: 43,18% → sobre el voto válido, es decir, solo quienes finalmente votaron a un partido válido.
Para ver la comparación correcta, hay que hacer un ajuste: mirar el PP entre quienes declaran un partido (quitando del denominador a indecisos/no-voto). Si se hace eso con el barómetro, el PP pasa a estar alrededor del 39% entre decididos. Entonces la distancia con el 43% real ya no es "doce puntos": es unos cuatro.
Y esos cuatro puntos se explican con varios factores:
- Participación bajísima: si los votantes ya decididos del PP votan algo más que los blandos o indecisos de otros, el PP sube en porcentaje aunque no "robe" masivamente.
- Decisión tardía: parte del voto no asignado puede romper hacia el ganador probable.
- Infradeclaración / inframuestra: siempre hay sesgos de encuesta; aquí el PP parece claramente inframedido en voto declarado.
Recuadro: ejemplo con 100 personas (para entenderlo de verdad)
En noviembre, de 100 encuestados:
- 31 dicen "PP"
- 14 dicen "no sé"
- el resto se reparte
En la elección, votan 63 (participación 63%).
Si de los 31 del PP votan 27, y de los demás vota menos gente (porque muchos "no sé" no van), el PP queda:
27 votos PP / 63 votos válidos = 42,9%
No hace falta que "los indecisos vayan al PP" en masa: basta con que los del PP voten más que el resto cuando el total se encoge.
6) Vox: cohesión alta y traducción directa a escaños
El barómetro ya mostraba a Vox como el bloque más sólido en fidelidad: su votante declarado estaba más cerrado que el de PP y bastante más que el del PSOE. En la urna, Vox pasa de 5 a 11 escaños: el salto más visible de la noche.
Eso encaja con el cuadro general: cuando la participación cae y el adversario se desordena, el bloque más movilizado convierte mejor.
Conclusión: el barómetro permitía explicar el resultado
La hipótesis explicativa, apoyada en los datos del CIS de noviembre, queda así:
- Había una bolsa grande de voto no asignado (indecisión).
- El PSOE llegaba con fidelidad rota y fuga interna visible.
- La participación terminó siendo muy baja, así que una parte del no-asignado acabó en abstención, y otra parte se resolvió tarde de forma no simétrica.
- El PP aparece inframedido en voto declarado y, además, se beneficia del efecto mecánico de una participación hundida (cambia el denominador).
- Vox convierte su cohesión en salto de escaños.
El resultado no es inexplicable. El barómetro ya enseñaba la estructura que lo produce. Quienes critican sistemáticamente al CIS deberían reconocer que, cuando se leen los datos con rigor técnico y no solo titulares, la capacidad explicativa está ahí.
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