Resolución 2735: la paz que Israel decidió no firmar
En la entrada anterior de este blog repasábamos la cronología incómoda de las negociaciones sobre los rehenes, mostrando cómo Israel ha tenido en sus manos varias oportunidades para detener la guerra y, sin embargo, ha optado por prolongarla. Allí señalábamos que la Resolución 2735 del Consejo de Seguridad de la ONU era quizá la prueba más clara de esa falta de voluntad: un marco aprobado por la comunidad internacional, con mediación activa y fases concretas para lograr el alto el fuego.
Conviene recordar, además, que no era la primera vez que el Consejo de Seguridad pedía el cese de hostilidades en Gaza. Apenas dos meses antes, en abril de 2024, se había adoptado otra resolución que exigía un alto el fuego inmediato con motivo del Ramadán. Esa resolución también fue desoída sobre el terreno. La 2735 se diferencia en que no solo exigía el fin de la violencia, sino que articulaba un plan detallado de tres fases, con mecanismos de verificación y compromisos internacionales de ayuda.
El 10 de junio de 2024, el Consejo de Seguridad aprobó esa Resolución 2735, un plan en tres fases para detener la guerra en Gaza, liberar a los rehenes y conducir a una reconstrucción sostenida. Fue adoptada con 14 votos a favor, 0 en contra y 1 abstención (Rusia). El texto acoge y respalda la propuesta anunciada por EE. UU. (mediación con Egipto y Catar) y consta en el acta oficial de la ONU.
Qué dice exactamente la Resolución 2735
El texto recoge un itinerario por fases:
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Fase 1: alto el fuego inmediato, total y completo, liberación de rehenes (empezando por mujeres, heridos, etc.), aumento masivo de ayuda y retirada israelí de áreas densamente pobladas.
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Fase 2: liberación de todos los rehenes, retirada completa y “cese permanente de hostilidades” condicionado al cumplimiento de los compromisos.
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Fase 3: reconstrucción plurianual de Gaza con garantías.
Además, la resolución rechaza cambios territoriales o demográficos en Gaza y reafirma la vía de dos Estados.
Cronología mínima y puntos de bloqueo (junio 2024 → 2025)
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31 mayo–3 junio 2024: EE. UU. presenta públicamente el esquema: alto el fuego por fases, retirada gradual, liberaciones escalonadas y aumento de ayuda.
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10 junio 2024: el Consejo de Seguridad adopta 2735 (14–0–1).
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11 junio 2024: Hamas declara aceptar la resolución y estar dispuesto a negociar detalles. Es un reconocimiento explícito del marco de la ONU.
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Verano–otoño 2024: pese al respaldo del Consejo, la implementación no llega. La propia ONU insta meses después a “aumentar la presión para asegurar la aplicación de 2735”; los mediadores siguen sin lograr que las fases avancen.
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Enero–verano 2025: las negociaciones se estancan reiteradamente por el desacuerdo clave:
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Israel prioriza pausas limitadas para liberar rehenes, sin comprometer desde el inicio un alto el fuego permanente.
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Hamas condiciona liberaciones plenas a un fin de guerra verificable.
Esta asimetría de objetivos es señalada por crónicas de negociación.
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Julio–agosto 2025: mediadores reintroducen variantes muy similares al esquema original (tregua de ~60 días, liberaciones por fases y discusiones sobre fin de conflicto). El bloqueo político vuelve a aflorar: aceptación/consideración formal frente a escasa ejecución.
Lo que esta secuencia sugiere sobre la “voluntad” de Israel
Hasta aquí, la cronología muestra que el plan existía, que fue aprobado casi por unanimidad en la ONU y que incluso Hamas lo aceptó como base de negociación. Sin embargo, el bloqueo persistió. La pregunta es, entonces, ¿qué revela esta secuencia de hechos sobre la verdadera voluntad de las partes —y en particular de Israel— para poner fin a la guerra?
Hechos verificables:
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Existía un marco exhaustivo respaldado por la ONU (2735), con fases, garantías y mediación.
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Hamas manifestó aceptar negociar bajo esa resolución al día siguiente de su adopción.
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Israel ha priorizado (según cobertura sostenida) pausas temporales y objetivos militares por encima de cerrar un alto el fuego permanente desde el inicio del proceso, condicionando los avances sustantivos a la “neutralización” de Hamas, lo que pospone la Fase 2 (cese permanente + retirada completa).
Conclusión:
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Sí, hay indicios para sostener que Israel no ha mostrado voluntad suficiente de terminar la guerra bajo 2735, porque tenía un procedimiento operativo para hacerlo (aprobado por el Consejo y con mediación activa) y eligió mantener condiciones que hacen improbable el tránsito a las Fases 2 y 3.
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Esto no exculpa a Hamas ni simplifica su papel (sus exigencias también han bloqueado avances en varios momentos), pero traslada a Israel una carga de justificación particular: si acepta el marco pero no ejecuta el paso hacia el cese permanente, es legítimo cuestionar su voluntad real de terminar la guerra.
Objeciones previsibles y respuestas
Cualquier interpretación crítica de la política israelí suele recibir objeciones. Vale la pena anticiparlas para reforzar el análisis:
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“Sin garantías de seguridad, ningún alto el fuego es sostenible”.
Respuesta: 2735 prevé fases, verificación, retirada progresiva y mediación multilateral; no exige renuncias “a ciegas”, sino pasos verificables. Si se rechaza aun así, el problema ya no es de diseño, sino de voluntad. -
“Hamas no cumple”.
Respuesta: la aceptación a negociar de Hamas tras la adopción y su posición de “fin de guerra a cambio de rehenes” está documentada; el escollo ha sido alinear simultáneamente seguridad israelí y alto el fuego permanente, algo que Israel ha rehusado comprometer desde el inicio. -
“No hay presión internacional suficiente”.
Respuesta: correcto. La propia ONU pidió incrementar la presión para aplicar 2735 meses después. La falta de coerción coordinada ayuda a explicar la inercia, pero no justifica la decisión israelí de prolongar la ofensiva.
Conclusión
La Resolución 2735 mostró que existía un camino claro para terminar la guerra: alto el fuego inmediato, liberación progresiva de rehenes, retirada israelí y reconstrucción de Gaza bajo supervisión internacional. Como vimos en la cronología anterior, las oportunidades se repitieron en distintos momentos de la negociación, y en todas ellas Israel prefirió mantener la ofensiva.
Esto sugiere que la cuestión de los rehenes, aunque dramática y dolorosa, no es el verdadero obstáculo. Cuando Israel dispone de un marco que le permitiría recuperarlos en fases verificadas y respaldadas por la ONU, pero aun así decide no avanzar, la conclusión es inevitable: la continuidad de la guerra responde a otros intereses estratégicos. Entre ellos, la voluntad de debilitar de forma irreversible a Hamas, reconfigurar el control territorial de Gaza y enviar un mensaje de disuasión regional.
De este modo, la falta de aplicación de la Resolución 2735 no puede atribuirse solo a dificultades técnicas o a la intransigencia de Hamas. Es, sobre todo, un reflejo de la decisión política israelí de prolongar la guerra mientras crea que obtiene beneficios de ella, aun a costa de ignorar un marco avalado por la comunidad internacional y de posponer indefinidamente el final de la violencia.
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