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miércoles, junio 17, 2009















LOST

Tengo que confesarlo... Los guionistas de estas quinta temporada que acabo de terminar de ver se han superado.

El vibrante y sorprendente capítulo final está a la altura de los mejores que haya podido ofrecer nunca la serie desde sus comienzos... y éso es decir mucho, porque no es la primera vez que se superan.

Parecía complicado ofrecer una respuesta satisfactoria (relativamente es el término que procede aplicar a la palabra satisfactoria cuando se habla de Lost) y al mismo tiempo plantear un final en el que, de nuevo, y en el comienzo de la nueva temporada, todo pueda pasar... pero tengo que confesarlo. Han conseguido sorprendente con un enésimo y brillante giro argumental, en realidad, un nuevo hilo trazado sobre esa inmensa telaraña verde que es esa misteriosa isla donde todo puede suceder en el espacio y en el tiempo.

Lo que más me gusta de "Lost" es precisamente el hecho de que todo sea posible, que los personajes se encuentren en el campo através de lo incierto, lejos de la civilizada y asfaltada línea argumental de un relato... y el espectador intentando intuir la maquiaválica lógica oculta que se esconde tras la historia.. porque después de todo no deja de ser una historia narrada por un sujeto desde un punto de vista y con un sentido.

Requiere mucho talento escribir "Lost", moverse por las historias, en el espacio y en el tiempo, separarlas y confundirlas por entre la selva e intentar engarzarlas siquiera por un momento en un final que cierra algunas puertas, muchas de ellas abiertas desde hace varias temporadas, pero generar la promesa de otras nuevas que parecen abrirse cuando la singularidad electromagnética termina por suceder.

E incluso la idea de poder detener la locura que supone la isla y, como principal efecto colateral, olvidar y olvidarse los unos de los otros, que subyace en alguna de las posibilidades finales, matando el recuerdo de amores y desamores, me parece interesantemente hermosa.

¿Cuándo llega la sexta?

miércoles, junio 03, 2009

EMPIRE FALLS

Basada en la novela homónima de Richard Russo, "Empire falls" es una producción de la HBO que nos cuenta en alrededor de cuatro horas de duración una historia que se desarrolla en dos niveles que discurren paralelos.
Por un lado, una visión coral de la vida en una pequeña comunidad norteamericana... Los diferentes personajes y la complicada trama de relaciones que existen entre ellos proyectándose desde el pasado hacia el futuro y repercutiendo en el presente que es el momento de la historia que se nos narra.
Por otro lado, y desde ese gran angular, la historia cierra su objetivo en el primer plano que constituye la vida de Miles Roby (Ed Harris). En este nivel, el relato nos muestra su pequeña historia personal y lo hace de un modo en el que pasado y presente se entremezclan de una manera casi mágica.
A lo largo de la historia, y siempre motivado por incidentes de su vida presente, Roby terminará entendiendo un acontecimiento crucial en su vida, un verano vivido con su madre (Robin Wright-Penn) y un extraño desconocido (Phillip Seymour Hoffman) que terminará revelando su dramática naturaleza de amor imposible ante sus ojos por primera vez capaces de ver.
Alrededor de Roby y su largo viaje hacia la reconciliación con su pasado se suceden diferentes personajes que protagonizan historias colaterales que completan o complementan de forma armónica la melodía principal.
El resultado es un estupendo y emocionante concierto que el director Fred Schepisi dirige con el talento suficiente como para que la serie funcione a todos los niveles y esté a la altura de la calidad que uno le supone a un producto HBO.
Aunque posteriormente pondría su voz en un par de películas de dibujos animados "Empire falls" fue la última aparición de Paul Newman delante de una cámara antes de morir recientemente de cáncer. Su personaje no es principal, pero se me antoja lleno de resonancias con alguno que intepretara en su juventud, Hud, por ejemplo.
Muy recomendable.

miércoles, mayo 06, 2009

THE SHIELD


No he hablado mucho de The Shield... y eso que puntualmente he devorado sus seis temporadas en cuanto he tenido la menor ocasión.

La serie cuenta las historias de los policias destinados en The Barn, una de las comisarías mas conflictivas de la ciudad de Los Angeles. Pero sobre todo ha acabado centrada en las peripecias, no siempre muy decentes, del Grupo de Asalto comandado por el duro y ambivalente Vic Mackey.

El Grupo de Asalto es una unidad especial que combate la violencia entre bandas y los hombres de Mackey siempre están metidos hasta el cuello en incidentes violentos entre grupos rivales. Esa continua lucha ha hecho que para los policias del Grupo de Asalto la línea que separa el bien del mal se difumine.

Los dos pies de Mackie nunca están en el mismo lado de la línea. En algunas ocasiones porque, para Mackie, el fin justifica los medios y está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de resolver un problema... y las que garantizan una solución rápida y eficaz no siempre son muy legales. En otras, porque la humana condición de Mackie no está libre de tentaciones y mucho menos de caer en ellas.

El resultado es una trama de causas, azares y deudas que ha acabado con el Grupo de Asalto mucho más lejos, y desde el lado del mal, de la línea que separa a los buenos de los malos. Y en la sexta temporada las cosas empiezan a ser insostenibles.

The Shield es un de las mejores series de policías que se han hecho nunca. Su estilo es directo, casi documental, casi siempre con encuadres apurados, vibrantes, rápidos y su fondo está a la altura de la forma.

No hay retórica ni rodeos en The Shield.

Las calles que pisan Mackey y sus hombres respiran un presente acuciante y escaso que puede terminar en cualquier momento.


lunes, mayo 04, 2009

INOLVIDABLE

The shield... Sexta temporada...

jueves, abril 16, 2009

ELEVENTH HOUR

Es fácilmente entendible que el cinematográfico productor Jerry Bruckheimer sintiera interés por un fallido formato televisivo británico llamado Eleventh Hour.

Producida por la Granada Televisión para la británica ITV, y protagonizada por Patrick Stewart, "Eleventh Hour" sólo sobrevivió cuatro episodios, de enero a febrero del año 2006.

Recuperar el formato para Estados Unidos le permite continuar con el exitoso filón de sus diferentes CSI centrándose de manera más evidente y clara en un aspecto del cóctel CI que, en mi opinión, ha sido fuente importante de su éxito: la investigación científica como fuente de suspense.

Después de todo, gran parte del éxito de la franquicia de la policía científica se basa en una simple secuencia de pregunta-respuesta... La pregunta siempre la plantea uno varios cadáveres, preguntas difíciles y rebuscadas en su totalidad, y la conveniente respuesta la da la policía investigando, procesando pruebas, haciendo hipótesis y finalmente respondiendo a la pregunta de una forma no menos espectacular... pero siempre basada en el conocimiento y la ciencia.

Los personajes protagonistas, especialmente Gil Grissom -el primero de todos- son foco de atención por su capacidad, con su saber casi enciclopédico, de dar respuesta a esa pregunta planteada cada semana, pero también fascinarnos con todo su repertorio de extraños saberes.

En este sentido, el Dcoctor Hood (Rufus Sewell) que protagoniza "Eleventh Hour" en su versión americana es una exagerada variante de Grissom. Sus conocimientos enciclopédicos abarcan desde la física cuántica hasta las últimas investigaciones acerca del autismo y siempre nos sorprende con un dato, con un planteamiento ignorado por el público.

"Eleventh Hour" utiliza como soporte la investigación policial, en este caso el FBI, para convertirse en una especie de revisión de una serie de temas candentes que están presentes en el imaginario de la opinión pública. Cada capítulo toca un tema sensible: productos transgénicos, investigaciones con humanos, virología... Y en cada capítulo, de la mano del doctor Hood, se nos presentan datos e informaciones que resultan interesantes por sí mismas y que sirven de paso para atrapar al culpable de turno.

Quizá se trate de una variante retorcida y perversa de la televisión educativa o más bien de un nuevo tipo de formato propio de las sociedades avanzadas del conocimiento: la información y el saber convertidos en el centro de las tramas y los tipos que están informados y saben (tipos incapacitados para la acción, sólo para el pensamiento y la deducción) convertidos en protagonistas.

Quizá algún día podemos ver una serie que sólo consista en la resolución de ecuaciones sobre una pizarra.

Bien mirado, "Eleventh Hour" se parece bastante a éso.

sábado, abril 11, 2009

LOST

La quinta temporada de Lost apuesta fuerte por la confusión y la desubicación.

Pasado, presente y futuro confluyen en una única línea temporal en la que todo es posible. Tras los dos primeros capitulos el carajal cuántico es importante. Todo cambia. Se transforma. Aparece y desaparece...

Claramente, los guionistas apuestan por la física más moderna como fuente de inspiración con la que alimentar una historia sobre cuyo sentido hace mucho tiempo he dejado de preguntarme.

La isla es la isla...

Pero, y que conste, mis simpatías están con los que se han quedado. Si hay algún sitio del que uno no debería marcharse es de esa isla tan misteriosa.

domingo, octubre 07, 2007

THE WIRE

Termino el último capítulo de la segunda temporada de esta serie de la HBO y estoy entusiasmado con todo el espectáculo que acabo de ver.

Como en el final de la primera temporada, la decepción y la melancolía tiñen con un translúcido velo el humor de los personajes. La investigación ha terminado, pero una parte importante de los objetivos se han vuelto a escapar de entre sus policiales manos.

Una de las cosas buenas que tiene The Wire es que, y pese a la ficción administrativa y judicial que imputa crimenes a determinados individuos, nunca hay casos cerrados. Siempre hay flecos por atar, pequeñas vias de escape por la que determinados criminales evitan la larga mano de la justicia.

Los casos se cierran y casi siempre hay un culpable, pero las cosas nunca son tan sencillas.

La ciudad de Baltimore se convierte en una especie de teatro donde la vida, convertida en una lucha entre el bien y el mal, convertidos ambos -a su vez- en dos maneras de hacer las cosas, en dos caminos para conseguir un mismo objetivo que es proporcionar gasolina para que la enorme maquinaria de la ciudad continúe en funcionamiento... Un inmenso teatro donde uno puede ver que la frontera entre el bien y el mal consiste en un punto de vista, en una decisión tomada en un momentod eterminado.

La propia ciudad es el caso.

La segunda temporada termina como empezó, con un contenedor lleno de prostitutas desembarcando en el puerto de Baltimore. Las personas cambian, muchas de ellas están detenidas, pero la necesidad permanece. Como si el mal, el otro lado de la moneda, también fuera necesario y la fantasía racional de su total erradicación fuera un imposible que los policías conocen perfectamente, un imposible que convierte su trabajo en un absurdo necesario.

La ley y el orden, su mantenimiento, es el trabajo que tienen asignado, pero la ciudad de Baltimore tiene otra idea al respecto.

Tras la primera temporada sigue habiendo droga en los "ghettos", tras la segunda el contrabando y la trata de blancas siguen existiendo.

Todos sus esfuerzos siempre resultan parciales. Descubrir quién mató por asfixia a catorce prostituas en un contenedor o meter en la cárcel al asesino de un testigo federal, pero no pueden ir más allá.

Por encima hay todo un entramado de necesidades e intereses, algunos de ellos inconfesables, que es la ciudad misma. Un orden que tiene otras leyes: la del más listo, la del más fuerte, la de la necesidad... La jungla de asfalto.

Siempre hay alguien que escapa.
Siempre hay alguna ramificación que pende abierta, peligroda y tentadora, en sus investigaciones.

Al final, los policías son los estúpidos, los tontos útiles. Su sísifico esfuerzo por dotar de un impuesto orden a una ciudad que ya tiene el suyo propio jamás resulta completamente premiado. La euforia de querer saber siempre les lleva demasiado lejos.

Al final, sólo se trata de un trabajo más, un trabajo que no hay que tomar demasiado en serio. La ciudad necesita un cuerpo de policíal, pero también necesita otras cosas que el mundo del hampa le proporciona puntualmente. Ambas realidades se cruzan, conviven generando una cotianidad de compromisos en la que todo el mundo, en ambos lados, ha de tener muy claro quién es, qué papel juega y los límites establecidos para su rol.

Sólo quiénes los rebasan resultan penalizados: detenidos, asesinados o degradados a patrullar las calles de uniforme, pero, y para los demás, otra lógica rige, la del intercambio y la supervivencia, la de la tolerancia y la no agresión porque el juego imparte su propia justiciaa quienes participan en él. El fuerte devora al débil y el listo al tonto.

It's all in the game.

La ciudad se gobierna sola y los policías aún no han entendido que ellos, con mayor o menor esfuerzo, sólo se encargan de recoger los restos, los descartes, las piezas sobrantes de acreditado mal funcionamiento.

Hay mucho cine negro, mucho "blues" en "The wire".