No soy un tipo especialmente navideño, pero tengo que reconocer que las navidades han ganado mucho recuperando el espíritu pagano que las hizo existir, mucho antes del nacimiento del cristianismo y de nuestro interminable sentimiento de culpa judeo-cristiano por el simple hecho de existir.
En este sentido, propongo reemplazar el niño Jesús de todos los nacimientos por una Visa... aunque sea de Lladró.