sábado, marzo 26, 2011

STANDSTILL

Adelante Bonaparte...



"A medida que estudiemos los diversos modelos de la física subatómica veremos que expresan repetidamente, aunque de diferentes maneras, la misma percepción: que los componentes de la materia y los fenómenos básicos que la envuelven están todos interconectados, interrelacionados y son interdependientes, que no pueden entenderse como entidades aisladas, sino sólo como partes integrantes del todo."
(El Tao de la física, Frijot Capra)
La ciudad está llena de oficinistas
que desean ser tocados por un décimo de lotería.
THE AMERICAN

No hace mucho y tras revisar "Retorno al pasado" de Jacques Tourneur ya hablé de la importancia que la tragedia tiene dentro del cine negro.

Nada es gratis. Todas las decisiones tienen consecuencias que más tarde o más temprano se presentan un día llamando a la puerta. Y las decisiones que uno toma son consecuencia inevitable del carácter, de lo que uno es.

Uno ya es, tiene criterio para decidir, pero también se va haciendo, va eligiendo nuevos caminos en las sucesivas encrucijadas que salen al paso y la suma total de decisiones van generando un conjunto de efectos, de consecuencias buenas y malas que nos siguen como la cola sigue a los cometas. Y ahí es donde interviene la tragedia, la inevitabilidad del destino que uno se ha ido forjando, que lleva a la espalda y que de cuando en cuando le alcanza sobre todo si ese uno duda, se detiene a pensar.

En "The american", Jack (un despistado George Clooney) es el asesino a sueldo que es y su circunstancia le acompaña pero también le persigue, porque Jack duda. Imagina un mundo mejor, distinto al que se ha forjado y quiere salirse de ese camino, hacer borrón y cuenta nueva, inventarse un destino nuevo.

Pero lo único que estará en su mano será tener el valor de intentarlo, porque esas consecuencias que su alma desarraigada arrastra como grilletes le buscarán, le encontrarán y llamarán a su puerta en uno de esos pueblo italianos que parecen hechos piedra a piedra por algún director artístico del viejo Hollywood.

Y además, "The american" me gusta porque destila el perfume de dos películas que amo.

Por un lado, tiene un desarrollo minimal que recuerda a la inolvidable "Le samourai" de Jean Pierre Melville y, por otro, en su final desesperado destila el igneo brillo de otra joya del cine llamada "La jungla de asfalto".

Dos flores del mal de la historia del cine.

Por todo ello, es imposible que "The american" no me guste pese a un George Clooney al que nunca le he visto especialmente dotado para el drama introspectivo, ni siquiera cuando John Malkovich le deja sin sus capsulas de Nestpresso... y sigo sin verle. Con un buen actor capaz de convertir en carne planteamientos tan metafísicos, la película hubiera ganado en interés, profundidad y seriedad.

Estupenda.


SOMBRAS ALARGADAS

TRAILERS

13 assassins...

Tiene buena pinta.


Comienzo un relato nuevo. Y comienza así:

"Es la misma oscuridad de siempre.
No está seguro... Ya ha perdido la costumbre de estarlo.
Duda.
No tiene claro que esa oscuridad que siente forme parte de su interior, sea un producto de su propia conciencia apagada en sl sueño o más bien se trate de algo exterior, de un espacio bruto, por precisar en el que se encuentra.
Es la misma duda de siempre.
El preámbulo.
La única que puede permitirse antes de que suavemente, como pies descalzos que se arrastran por una alfombra viniendo desde muy lejos, le llegue la voz.
Y sea la misma voz de siempre, una voz que le resulta vagamente familiar, una voz que no para de contar una cantidad inmensa de número cada vez. Sin resultar cansada ni presionada por alguna necesidad cuya naturaleza por supuesto se le escaparía de poder llegar siquiera a sentir la necesidad de pensarla.
Sin prisas, fuera del tiempo, como en un juego.
Y puede intuir su procedencia, puede ir hacia ella, puede levantarse de la cama y seguirla. Tiene la sensación de que no está demasiado lejos y de que por alguna razón que todavía se le escapa cuenta para él.
Le llama.
Le aguarda.
Y a él le bastaría con oler el sonido que le llega para seguirlo y encontrarla.
Y éso es lo que no puede evitar hacer porque de pronto comprende que no puede hacer otra cosa. Cuesta abajo su entendimiento se ha precipitado hacia el vacío de esa misma y única conclusión.
Y cae interminablemente.
Y por eso se levanta de la cama.
Y busca una salida tanteando con las manos en la dirección que la voz le marca pero la oscuridad que le envuelve se le muestra impenetrable, compacta.
Es entonces cuando quiere llorar.
Y las lágrimas le brotan por todas partes, como rocío, por la piel."
RED


viernes, marzo 25, 2011
















"En sus viejos cuerpos acabados
viven las almas de los ancianos.
Cuán tristes son las pobres
y qué hastiadas de la vida miserable que arrastran.
Cómo tiemblan de perderla y cuánto la aman
las desamparadas y contradictorias
almas, que viven -comicotrágicas-
bajo la vieja piel gastada."
(Las almas de los viejos, Konstantino Kavafis)
LUX


EL FUERA DE LA LEY

El western siempre ha sido un género cinematográfico trascendente, depositario y transmisor de esencias.

La simple visión del jinete en la distancia, convertido en un punto diminuto y frágil, apenas visible entre la inmensidad del cielo y la inmensidad de la tierra, siempre me ha parecido el perfecto resumen metafórico de toda una visión entre existencialista y nihilista del lugar del ser humano entre lo existente.

Seguir el viaje de ese jinete errante entre el cielo y la tierra es parte esencial del género, un elemento que cristaliza de manera pura y genial en personajes como el Ethan Edwards de "Centauros del desierto" o el Bill Munny de "Sin perdón" del propio Eastwood.

Dentro de la filmografía de Eastwood este jinete solitario y descastado que, sin embargo y de forma paradójica, es portador de la justicia y agente para el establecimiento de un orden nuevo es una constante en su carrera como actor y director.

Este Josey Wales que por vengar la muerte de su familia se sitúa fuera de la ley es uno de esos jinetes palidos.

Por encima de todo, "The oulaw Josey Wales" es un viaje por el territorio de los Estados Unidos convertido en paisaje después de la batalla que fue su guerra civil, pero también es el proceso de generación de un grupo formado por personajes, en apariencia débiles (viejos, mujeres, enfermos...), pero que consiguen convertirse en fuertes y prevalecer merced a la presencia mágica y misteriosa de Wales, enredado en su propio laberinto de venganza, persecución y huida, pero capaz al mismo tiempo de acoger bajo su poderoso seno a un grupo variopinto de humillados y ofendidos y construir con ellos lo más parecido a la familia que la guerra le arrebató.

"The outlaw Josey Wales" es una de las grandes películas de la primera época de Eastwood como director.

Imprescindible


jueves, marzo 24, 2011

SAFARI CALLEJERO

Por si a alguien le cabía alguna duda...

miércoles, marzo 23, 2011

SOL


EL RITO

Que conste que soy de esa minoría que cree que los mejores momentos de "El Exorcista" son todas las secuencias iniciales, antes de que el demonio efectivamente posea a la niña; momentos llenos de misterio en los que el director, a través de la mirada del padre Karras, consigue transmitirnos una sensación entre tensa y morbosa al presentarnos una realidad que de pronto se muestra como un territorio donde el mal es posible, porque tiene terreno donde crecer.

Y lo mejor que puede decirse de "El rito" es que en sus planteamientos iniciales y en buena parte de su desarrollo consigue transmitir esa misma sensación entre misteriosa y oscura que de pronto se muestra como habitando las cosas; un indefinido sentimiento inquietante que termina diluyéndose como un azucarillo cuando el mal toma forma en el enfrentamiento definitivo del esforzado sacerdote con el avieso y retorcido principe maligno.

En este sentido, "El rito" es una película que va perdiendo fuerza conforme avanza y en cuyo desarrollo se ve lastrada por la tibia presencia un protagonista que no consigue transmitir demasiadas cosas al espectador, que se diluye en una nada inexpresiva ante la magia con piloto automático de un Anthony Hopkins tan mórbido y magnético como siempre.

En cualquier caso, daba para mucho más el personaje de Hopkins, su relación casi diaria con ese mal en el que nadie cree y la película desaprovecha esa línea narrativa optando por un curso más convencional sobre las clásicas dudas de fe. Cosa que no se entiende muy bien, porque Hopkins es la estrella de la película y hubiera estado bien aprovechar las capacidades sobradas del actor galés para mostrarnos su resquebrajamiento y posterior posesión en un ejercicio casi de terror psicológico. No obstante, la película prefiere centrarse en un anodino protagonista teniendo las clásicas dudas de fe de siempre.

En fin... Aceptable.















¿NO A LA GUERRA?

Pues claro que nadie quiere una guerra, pero se nos olvidan un par de conceptos muy obvios:

1.- La guerra es un acto social y ésto quiere decir que requiere por lo menos de dos individuos o grupos para que se produzca. De lo que se deduce que aunque uno diga no a la guerra, el otro la puede declarar perfectamente y con toda tranquilidad.
Puedes salir a su encuentro e intentar convencerle de algo también obvio, de las bondades intrinsecas de una vida en paz, como hizo el papa Leon I El Magno cuando salió al paso de las huestes de Atila, el rey de los Hunos, y le convenció para que se retirase, pero estadísticamente estas cosas no suelen pasar (por eso recordamos este episodio mágico de la historia)... Como digo, puedes salir a su encuentro e intentar convencerle, pero una negociación, y no digamos la toma de una resolución conjunta, también son actos sociales y dependen para su efectiva ocurrencia la concurrencia de por lo menos dos personas o colectivos. Y puede darse el caso de que el otro no esté por la labor, de que esté a la guerra pese a todo. Las razones pueden ser múltiples y van desde una mala defensa de una postura intrinsecamente buena hasta que el otro crea en la guerra del mismo modo que el otro cree en la paz. En cualquier caso, no podemos ocupar simbólicamente el pensar ni emocionalmente el sentir del otro. Puede tener sus razones. Puede querer la guerra... ¿Y entonces qué? ¿No a la guerra también?

2.- El segundo y más importante punto es que uno, si las circunstancias le obligan, debería estar dispuesto a defender lo que cree y a los suyos hasta las últimas consecuencias, que pueden implicar cualquier clase de enfrentamiento desde una pelea de callejón hasta una conflagración mundial. También forma parte de la vida, de la naturaleza humana y el que no quiera darse por enterado tiene los libros de historia para trabar conocimiento con nuestra alargada sombra de especie.
Hay algunas ideas y algunas personas por las que deberíamos estar dispuestos a ponerlo todo sobre el tapete, llegando hasta las últimas consecuencias si fuera preciso.

Resumiendo y a mi entender, estar de forma sistemática en contra de la guerra sólo puede obedece a cuatro razones:

- O bien no se cree en nada o no se quiere lo suficientemente a nadie
- O bien no se es lo suficientemente valiente como para afrontar la posibilidad extrema de defensa de lo que se quiere.
- O bien no se tiene la suficiente estima por lo que se piensa o siente que se prefiere ceder antes de llegar al enfrentamiento
- O bien se es lo suficientemente soberbio como para pensar que todo el mundo puede ser convencido, como para no contemplar la posibilidad del desacuerdo.

Como el amor, la guerra es cosa de dos. Y no se es peor persona por reconocer la posibilidad siempre latente del conflicto ni se es un monstruo por aceptar ese conflicto cuando, y pese a todos los esfuerzos razonables por evitarlo, éste sucede. A veces, uno tiene que plantarse y defender hasta las últimas consecuencias aquello en lo que cree y aquellos a los que quiere.

Todo lo demás es debilidad y neurosis.

Estoy en contra de un genérico "No a la guerra", porque entre otras cosas quién no hubiera ido a la guerra contra la Alemania de Hitler.
Estoy a favor de estar en contra de esta o aquella guerra, guerras concretas, que son injustas, pero negarnos la posibilidad de la guerra como concepto total es un acto neurótico consistente en no aceptar nuestra sombra, nuestro lado oscuro como especie.
Habla solo Jeckyll.
Hyde calla, pero cuando se le llama, porque no se puede evitar que aparezca, siempre se muestra para hacer su trabajo sucio y posteriormente desaparecer entre las sombras para, cuando llega la luz, volver a ser negado mientras se disfruta impunemente de los efectos de su inconfesable trabajo.
La hipocresía social y colectiva convertida en enfermedad mental.
SOMBRA Y LUZ



PINETOP PERKINS

Take my hand, precious lord...




martes, marzo 22, 2011












¿Por qué Libia sí y Birmania no?

Porque es el país más fácil (la tecnología militar brilla en las superficies casi planas del desierto), el más accesible (está al otro lado del Meditarráneo), el más débil de todos (es una república tribal inhabilitada para comprar las armas que realmente cuentan) y cuyo lider es el que tiene la imagen más aquilatada de villano contra el que nuestros líderes pueden erigirse en más o menos hábiles estrategias de comunicación como superhéroes de la libertad.

lunes, marzo 21, 2011

PRIMAVERA





domingo, marzo 20, 2011

"Probablemente el primer tramo del siglo XXI será visto algún día como un periodo de particular ceguera, arrogancia y fatuidad. Hace poco hablé, ya digo, de las ínfulas de quienes se permiten suprimir de los textos de Mark Twain las palabras que hoy consideran “inconvenientes”, o de las consejerías andaluzas que deciden eliminar la legendaria frase de la madre de Boabdil (“No llores como mujer, etc”) porque menoscaba, según ellas, a todo el sexo femenino. Pero la plaga de engreimiento -es engreimiento y soberbia enmendarles la plana a los muertos, tachar lo que otros escribieron, modificar y falsear los hechos para adecuarlos a nuestro gusto- va mucho más lejos, y alcanza cotas ilusas para mí casi inconcebibles."
(Estaré con el mundo hasta que éste muera, Javier Marias)

Amén!