1
"En el capitalismo clásico, al capital le fue suficiente con producir unas mercancías, pues el consumo funcionaba solo. Hoy en día, en la sociedad de consumo, hay que producir a los mismos consumidores, hay que producir la demanda misma y esa producción es infinitamente más costosa que la de las mercancías."
2
"La sociedad de consumo funciona como un proceso de clasificación y de diferenciación, esto es, en una dinámica constante de selección de signos que jerarquizan a los grupos sociales manteniendo su estructura de desigualdad y dominio. La diferenciación se va renovando continuamente gracias a la innovación y remodelación permanente de las formas/objeto a las que se accede de manera radicalmente diferente según la posición de clase: las clases dominantes se consagran como modelos imposibles de alcanzar por definición, que marcan las diferencias, haciéndose punto de referencia de cualquier bien de consumo que es apreciado individualmente como una acción aislada y soberana, siendo en realidad un hecho de significación social programada."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
domingo, mayo 01, 2011
THE COMPANY MEN
El tema del desempleo no es un asunto que el cine haya tratado en demasía.
La historia de "The company men" se centra precisamente en los efectos que el paro produce un tres ejecutivos de una empresa naviera interpretados por Tommy Lee Jones, Chris Cooper y Ben Affleck. Tanto lo que ven a su alrededor como lo que les sucede tendrá un impacto transformador sobre sus vidas, que no se detendrán como creen sino que continuarán de una manera más rica e inesperada para ellos.
Sin duda alguna la historia nace bajo la alargada sombra de esta crisis económica global y comparte con otras creaciones como "Capitalism: a love story" una melancólica nostalgia por un mundo de relaciones laborales anterior a ésta, en la que la excesiva influencia de lo financiero sobre los negocios parece haber alterado para mal un orden establecido que parecía funcionar correctamente para todos.
Del mismo modo que Michael Moore recuerda el mundo en el que trabajó su padre, donde todo el mundo parecía ser reconocido y respetado con independencia de la posición que ocupara en el marco de las relaciones de producción, los personajes que interpretan Tommy Lee Jones y Chris Cooper viven con asombro y rechazo la fría crueldad de un mundo nuevo, un mundo muy distinto al mundo en el que ellos se hicieron profesionalmente y en el que parece haber un mayor respeto por las personas y un mayor control por parte de los propietarios del capital del beneficio que se quiere obtener.
La necesidad de asear las cuentas buscando evitar que bajen el valor de los acciones se pone por delante de las vidas de los trabajadores en un afán de conseguir el máximo de valor posible sin sentir el menor escrúpulo por los efectos que esta actitud irracionalmente avara puede causar.
El corazón de la película está aquí, generando en quienes son sacrificados sin el menor miramiento la obligación de enfrentarse a una situación crítica que rompe la estructurada tranquilidad de sus vidas que parecían encarriladas y en este sentido, y desde un punto de vista dramático, "The company men" tiene su tesoro particular en el modo esencialmente humano en que describe ese conflicto, ese torbellino de confusión del que algunos quizá no consigan salir.
No se si esa arcadia de relaciones laborales ha existido alguna vez, pero lo que desde luego tengo claro es que, y aunque jamás haya existido, la sola realidad de este mundo de capitalismo neoliberal puro y duro la ha creado con su sola presencia irracional y avara, como cuando en algún momento de esa oscuridad primigenia nuestros antepasados paleolíticos sintieron la necesidad de crear dioses y mitos que de algún modo les protegieran de la incomprensible, agresiva e incierta noche que les rodeaba amenazadora.
Y además "The company men" es una película de actores. Tommy Lee Jones y Chris Cooper están en ella aportando su mágico poder de hacer verdadera cada palabra que pronuncian.
Merece la pena verla.
El tema del desempleo no es un asunto que el cine haya tratado en demasía.
La historia de "The company men" se centra precisamente en los efectos que el paro produce un tres ejecutivos de una empresa naviera interpretados por Tommy Lee Jones, Chris Cooper y Ben Affleck. Tanto lo que ven a su alrededor como lo que les sucede tendrá un impacto transformador sobre sus vidas, que no se detendrán como creen sino que continuarán de una manera más rica e inesperada para ellos.
Sin duda alguna la historia nace bajo la alargada sombra de esta crisis económica global y comparte con otras creaciones como "Capitalism: a love story" una melancólica nostalgia por un mundo de relaciones laborales anterior a ésta, en la que la excesiva influencia de lo financiero sobre los negocios parece haber alterado para mal un orden establecido que parecía funcionar correctamente para todos.
Del mismo modo que Michael Moore recuerda el mundo en el que trabajó su padre, donde todo el mundo parecía ser reconocido y respetado con independencia de la posición que ocupara en el marco de las relaciones de producción, los personajes que interpretan Tommy Lee Jones y Chris Cooper viven con asombro y rechazo la fría crueldad de un mundo nuevo, un mundo muy distinto al mundo en el que ellos se hicieron profesionalmente y en el que parece haber un mayor respeto por las personas y un mayor control por parte de los propietarios del capital del beneficio que se quiere obtener.
La necesidad de asear las cuentas buscando evitar que bajen el valor de los acciones se pone por delante de las vidas de los trabajadores en un afán de conseguir el máximo de valor posible sin sentir el menor escrúpulo por los efectos que esta actitud irracionalmente avara puede causar.
El corazón de la película está aquí, generando en quienes son sacrificados sin el menor miramiento la obligación de enfrentarse a una situación crítica que rompe la estructurada tranquilidad de sus vidas que parecían encarriladas y en este sentido, y desde un punto de vista dramático, "The company men" tiene su tesoro particular en el modo esencialmente humano en que describe ese conflicto, ese torbellino de confusión del que algunos quizá no consigan salir.
No se si esa arcadia de relaciones laborales ha existido alguna vez, pero lo que desde luego tengo claro es que, y aunque jamás haya existido, la sola realidad de este mundo de capitalismo neoliberal puro y duro la ha creado con su sola presencia irracional y avara, como cuando en algún momento de esa oscuridad primigenia nuestros antepasados paleolíticos sintieron la necesidad de crear dioses y mitos que de algún modo les protegieran de la incomprensible, agresiva e incierta noche que les rodeaba amenazadora.
Y además "The company men" es una película de actores. Tommy Lee Jones y Chris Cooper están en ella aportando su mágico poder de hacer verdadera cada palabra que pronuncian.
Merece la pena verla.
"Cada hora del hombre es un lugar vivo de nuestra existencia que ocurre una sola vez, irremplazable para siempre. Aquí reside la tensión de la vida, su grandeza, la posibilidad de que la inasible fugacidad del tiempo se colme de instantes absolutos, de modo que, al mirar hacia atrás, el largo trayecto se nos aparece como el desgranarse de días sagrados, inscriptos en tiempos o en épocas diferentes."
(La resistencia, Ernesto Sábato)
La felicidad es el inventario riguroso de esos días sagrados...
(La resistencia, Ernesto Sábato)
La felicidad es el inventario riguroso de esos días sagrados...
sábado, abril 30, 2011
"Pero Baudrillard va mucho más allá de Veblen, cuando avanza la idea de que las necesidades son necesarias, no para las personas, sino, sobre todo, para el buen funcionamiento del sistema de signos, según una fórmula autorreferencial: sólo hay necesidades porque el sistema necesita que las haya. Dicho de otro modo, detrás de cada trabajador asalariado, hay un «consumidor saturado»: la necesidad es un modo de explotación igual que el trabajo. El consumo, al ser producción de signos, es pues un «mecanismo de poder»: estaríamos de alguna manera obligados a consumir sin saberlo. «Esto explica que no haya límites al consumo. Si el consumo fuera eso por lo que lo tomamos ingenuamente: una absorción, un devorar, se debería llegar a una saturación. Si fuera relativo al orden de las necesidades, deberíamos encaminarnos hacia una satisfacción. Ahora bien,
sabemos que nada de esto es así: queremos consumir cada vez más."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
sabemos que nada de esto es así: queremos consumir cada vez más."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
"La característica distintiva del capitalismo moderno es la expropiación de diversos aspectos de la vida para convertirlos en relaciones comerciales. La tierra, el trabajo humano, las actividades productivas y las sociales que en otros tiempos se producían en el seno familiar han ido entrando en el mercado y se han convertido en mercancías. En la medida en que el comercio se desarrollaba mediante transacciones discretas entre compradores y vendedores, el proceso de mercantilización se veía limitado en el tiempo y en el espacio, ya fuera por la negociación y la transferencia de los bienes, ya por el tiempo que se tardaba en la realización de los servicios. El tiempo restante perma-necía fuera del mercado y no entraba en consideraciones mercantiles. Sin embargo, en la economía emergente del ciberespacio, las fuerzas de esa economía-red arrastran todo el tiempo restante y lo incorporan a la órbita comercial, convirtiendo cada institución y a cada individuo en un cautivo de una «comercialidad» omnipresente.
La era del acceso se define, principalmente, por la mercantilización creciente de cualquier experiencia humana. Las redes comerciales de todo tipo y naturaleza tejen una red en torno a la totalidad de la vida humana, mercantilizando toda experiencia de vida. En la era del capitalismo de la propiedad, lo más importante era la venta de los bienes y los servicios. En la economia del cibe-respacio, la mercantilización de los bienes y los servicios resulta algo secundario con respecto a la mercantilización de las relaciones humanas."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
La era del acceso se define, principalmente, por la mercantilización creciente de cualquier experiencia humana. Las redes comerciales de todo tipo y naturaleza tejen una red en torno a la totalidad de la vida humana, mercantilizando toda experiencia de vida. En la era del capitalismo de la propiedad, lo más importante era la venta de los bienes y los servicios. En la economia del cibe-respacio, la mercantilización de los bienes y los servicios resulta algo secundario con respecto a la mercantilización de las relaciones humanas."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
"la teoría cuántica ha dejado claro que una partícula subatómica sólo puede ser entendida como una manifestación de la interacción entre varios procesos de medición. No es un objeto aislado, sino más bien un acontecimiento, un suceso, que se interrelaciona con otros sucesos de un modo particular"
(El Tao de la física, Fritjof Capra)
(El Tao de la física, Fritjof Capra)
"Los objetos ya no tienen prioritariamente un valor de uso, sobredeterminado por el valor de cambio, es, al contrario, su valor de cambio social (su valor signo) el fundamental y el valor de uso, funcional, no es más que una coartada. Utilizando abundantes juegos del lenguaje, Baudrillard explica que los objetos se convierten en signos, son doblemente el fruto de una producción: 1) son producidos, es decir, fabricados; 2) son presentados (en el sentido de exhibidos), es decir, avanzados como prueba, lo que atestiguan es el lugar de su propietario en la jerarquía social."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
jueves, abril 28, 2011
miércoles, abril 27, 2011
LA JUNGLA EN ARMAS
De vez en cuando apetece ver una película de las de antes, de aventuras, en las que todo está claro: los buenos son buenos, los malos son malos y además es evidente que cada uno es lo que es.
De vez en cuando apetece una idealización, porque los grises cansan. El lento trabajo de la matización de lo moral agota en su interminable y sisífico despliegue de razones, excusas y justificaciones. Y apetece lanzarse en picado, aunque a veces no haya agua, dentro de la piscina del blanco y negro, donde todo está claro.
Viendo "La jungla en armas" a nadie le cabe la menor duda de que todo va a salir bien. Hay un héroe (Gary Cooper) que sabe qué es lo correcto, distingue perfectamente la línea que separa el bien del mal y la larga letanía de los matices quedan olvidados para siempre mientras dura la aventura.
Dirigida en 1939 por el brioso Henry Hathaway, "La jungla en armas" es una película de aventuras en la que la acción es la principal protagonista. En la Filipinas de principios del siglo XX un destacamento de soldados autóctonos comandados por un grupo de militares norteamericanos deberá afrontar la amenaza que desde la incontrolable y peligrosa selva ejercen un grupo de rebeldes moros.
La táctica de los moros será ir asesinando uno a uno a los militares norteamericanos para acabar minando así la moral de la tropa, pero menos mal que Gary Cooper anda por ahí.
100% puro cine del de antes... ese que ya no se hace.
De vez en cuando apetece ver una película de las de antes, de aventuras, en las que todo está claro: los buenos son buenos, los malos son malos y además es evidente que cada uno es lo que es.
De vez en cuando apetece una idealización, porque los grises cansan. El lento trabajo de la matización de lo moral agota en su interminable y sisífico despliegue de razones, excusas y justificaciones. Y apetece lanzarse en picado, aunque a veces no haya agua, dentro de la piscina del blanco y negro, donde todo está claro.
Viendo "La jungla en armas" a nadie le cabe la menor duda de que todo va a salir bien. Hay un héroe (Gary Cooper) que sabe qué es lo correcto, distingue perfectamente la línea que separa el bien del mal y la larga letanía de los matices quedan olvidados para siempre mientras dura la aventura.
Dirigida en 1939 por el brioso Henry Hathaway, "La jungla en armas" es una película de aventuras en la que la acción es la principal protagonista. En la Filipinas de principios del siglo XX un destacamento de soldados autóctonos comandados por un grupo de militares norteamericanos deberá afrontar la amenaza que desde la incontrolable y peligrosa selva ejercen un grupo de rebeldes moros.
La táctica de los moros será ir asesinando uno a uno a los militares norteamericanos para acabar minando así la moral de la tropa, pero menos mal que Gary Cooper anda por ahí.
100% puro cine del de antes... ese que ya no se hace.
domingo, abril 24, 2011
GAME OF THRONES
No se... No me ha dado un buen "feeling" el primer capítulo de "Game of thrones".
Es cierto que no se puede opinar sobre las series habiendo visto un sólo capítulo. Hay que dar la oportunidad y el tiempo para el desarrollo, para el despliegue de todas sus posibilidades narrativas... El punto de no retorno suele estar en torno al tercer o cuarto capítulo, cuando todos los personajes han sido presentados y la trama ha sido expuesta, pero las señales que he visto a lo largo del primer capítulo de "Game of thrones" no son demasiado buenas.
La producción es impecable, pero la historia me resulta familiar en su planteamiento, incluso rutinaria en la exposición de los diferentes escenarios, los diferentes personajes y sus respectivos intereses contrapuestos que configuran el muy reconocible terreno para el desarrollo de una "soap opera" con tronos de por medio.
Ya veremos...
No se... No me ha dado un buen "feeling" el primer capítulo de "Game of thrones".
Es cierto que no se puede opinar sobre las series habiendo visto un sólo capítulo. Hay que dar la oportunidad y el tiempo para el desarrollo, para el despliegue de todas sus posibilidades narrativas... El punto de no retorno suele estar en torno al tercer o cuarto capítulo, cuando todos los personajes han sido presentados y la trama ha sido expuesta, pero las señales que he visto a lo largo del primer capítulo de "Game of thrones" no son demasiado buenas.
La producción es impecable, pero la historia me resulta familiar en su planteamiento, incluso rutinaria en la exposición de los diferentes escenarios, los diferentes personajes y sus respectivos intereses contrapuestos que configuran el muy reconocible terreno para el desarrollo de una "soap opera" con tronos de por medio.
Ya veremos...
sábado, abril 23, 2011
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