miércoles, mayo 18, 2011

DOMINIQUE STRAUSS-KHAN

Me cuesta creer que alguien tan irresponsable como para arriesgarse a hacer públicos sus vicios privados de una manera tan expuesta, como un jefe de cajeras de una gran superficie, pasándose por la bragueta su pasado, presente y futuro haya llegado tan alto.

Me cuesta creerlo, pero quizá sea cierto y las cosas estén así de mal, tan mal como para que cualquiera pueda llegar a presidir el Fondo monetario Internacional.

En cualquier caso, y de resultar culpable el señor Khan, el hecho no dejará de ser uno de esos eventos extraordinarios, tan metafóricamente palmarios que hablan sin parar por si solos a quién quiera o pueda escucharlos.

Tan simple como ésto: el gran papa del dinero violando al más humilde de los trabajadores.

Pura, sangrante y caliente metáfora de este mundo en que vivimos.







"La Junta Electoral considera, además, que "la petición del voto responsable", a la que hacen referencia los convocantes, "puede afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto"
(La Junta Electoral Provincial prohíbe la concentración de Sol, El Mundo)

Está claro!
Pedir el voto responsable es un acto condenable, que puede afectar a la campaña electoral y a la libertad de los ciudadanos que prefieran optar por un voto irresponsable, o sea, el habitual (que es lo que deduzco del auto del tribunal).

¿Desde cuándo es condenable una llamada al voto responsable?
¿Dónde está el peligro?
¿Es tan idiota la gente como para que un tribunal tenga que hacer un auto tan estúpido?

Me falta un auto que reconozca que lo importante es pasar el trámite, que los ciudadanos voten, cuanto antes como sea... pero que voten.
A este paso quizá sea el próximo.
SOMEWHERE


Me gusta mucho "Somewhere".

Desde Wim Wenders creo que nadie como Sofía Coppola ha sido capaz de filmar los silencios, las transiciones, los tiempos muertos de una vida con la intensidad que realmente tienen. Porque "Somewhere" nos cuenta de manera magistral un interludio dentro de la vida de una estrella de Hollywood llamada Johnny Marco (Stephen Dorff).

Parece que algo importante ha sucedido antes de que el tiempo de la película se convierta en imágenes y también parece que algo va a suceder después de que la película acabe y las imágenes terminen en un fundido a negro.

El territorio donde sucede "Somewhere" es un lugar desordenado de vacío y desconcierto. Apenas hay diálogos. Las cosas simplemente están, simplemente suceden y bajo su aparente insignificancia cotidiana en realidad son una constante y fina lluvia que va erosionando un "algo" que el espectador solo puede intuir en el inescrutable interior de Marco.

Y es pasmoso el brillante modo con que Coppola nos muestra lo inefable de la existencia. De todo modo "Somewhere" es un genial ejercicio de contar aquello que no se puede contar, las mil y una variables que componen cada instante, los mil y uno factores que nos afectan, el invisible efecto que las buenas o malas compañías ejercen sobre nosotros, el modo en que nos influyen y determinan nuestras decisiones futuras... si es que al final no optamos por permanecer bajo el sol, en la piscina, un poco más de tiempo.

Genial.



¡Olé!

martes, mayo 17, 2011

POSIBILIDAD DE ESCAPE

LAU

Dear Prudence...


"Aquí es precisamente donde interviene la dramatización espectacular a cargo de los medios de comunicación masiva (la noticia/catástrofe como categoría generalizada de todos los mensajes): para poder resolver esta contradicción entre moral puritana y moral hedonista, es necesario que esa quietud de la esfera privada aparezca como valor obtenido con esfuerzo y constantemente amenazado, rodeado por una fatalidad de catástrofe. La violencia y el carácter inhumano del mundo exterior son necesarios, no sólo para experimentar más profundamente como tal la seguridad (esto en la economía del goce), sino además para sentir que elegir la seguridad como tal (esto en la economía moral de la salvación) está justificado a cada instante. Es necesario que, alrededor de la zona preservada, florezcan los signos del destino, de la pasión, de la fatalidad, para que la cotidianidad recupere la grandeza, el carácter sublime, cuyo reverso en realidad es. Por todas partes se sugiere, se menciona, la fatalidad para que, frenTe a ella, la banalidad se alimente y encuentre gracia."
(La sociedad de consumo: sus mitos, sus estructuras. Jean Baudrillard)
Impaciente!

lunes, mayo 16, 2011

THE BEATLES

Dear Prudence...




Mi canción favorita de los Beatles...

"Dear Prudence, open up your eyes
Dear Prudence, see the sunny skies
The wind is low the birds will sing
That you are part of everything
Dear Prudence, won't you open up your eyes?"
NINA SIMONE

I wish i knew how it would be to be free...


domingo, mayo 15, 2011

Miles de personas exigen dejar de ser 'mercancías de políticos y banqueros...


















"Esto no es una crisis, es una estafa"


FLASH

TANGO EN FUGA

AIRES DE STORNOWAY


PORTISHEAD

Deep water...


GUN CRAZY

Dirigida en 1950 por Joseph H. Lewis, "Gun Crazy" es una de las grandes obras maestras del cine negro.

La historia que nos cuenta es una historia de "amor fou" que viven hasta la muerte Bart (John Dall) y Annie (Peggy Cummings), dos desarraigados que unirán sus inciertos destinos para encontrar una inesperada certeza en la eternidad de la felicidad que les une en una difícil relación sentimental y que les unirá desesperadamente contra todo y todos.

"Gun Crazy" cuenta con una guión espectacular, brillante, del que es en buena medida responsable (y bajo seudónimo por ser en ese mismo momento objetivo del macartismo) el legendario Dalton Trumbo, pero también, y en absoluto en menor medida, con una espectacular dirección del "desconocido" Joseph H. Lewis que otorga a la cámara un sentido incisivo, penetrante, en busca de las emociones que aparecen en los rostros de los personajes.

En "Gun crazy" la cámara se mueve como nunca se ha movido, con maneras brillantes de Orson Welles, para buscar y revelar aspectos esenciales que contribuyen al desenvolvimiento de la historia.

No es de extrañar que "Gun crazy" impresionara a los por entonces jóvenes Truffaut o Goddard, futuros generadores de la "nouvelle vague", porque su frescura y vitalidad es una aparición extraña y a contracorriente dentro de las maneras más estáticas de hacer cine propias de la época... por no hablar de la brillante fotografía en exteriores que evoca a la mejor fotografía del grandioso Raoul Coutard para los primeros Truffaut o Goddard: un blanco y negro puro, nítido, casi documental, en el que los personajes se vuelven aún más reales dentro de la locura que viven en su viaje sin retorno al final de la propia noche.

"Gun crazy" es un maravilloso, adolescente y romántico canto beatnik, la consagración del presente como territorio de búsqueda y de afirmación. Muchos anti-héroes han venido después de Annie y Bart, empezando por el Michel Poiccard de "El final de la escapada" o el Antoine Doinel de "Los 400 golpes". Todos desesperadamente empeñados en la impostura de existir a toda costa y a cualquier precio, pero los primeros en esa larga, trágica e interminable carrera hacia un imposible mar fueron ellos.

Muchas imágenes y sentidos que posteriormente hemos encontrado tantas veces en otras películas, aparecieron por primera vez en "Gun crazy"

Imprescindible.

"Para millones de estadounidenses, los derechos de comprar y poseer se han vuelto expresiones de la libertad indivi-dual mucho más significativas que acudir a las urnas a ejercer su derecho al voto. Tengamos en cuenta que, a principios de siglo, el consumo tenía únicamente connotaciones negativas. El consu-mo significaba devastación, depredación, explotación y agotamiento. A finales del siglo XIX, cuan-do una persona padecía de tuberculosis, popularmente se decía que «le consumía». La difusión del uso de productos adquiridos en tiendas y con marca comercial, por una parte, y el auge de la publi-cidad de masas y las campañas de marketing, por otra, sirvieron para glorificar el consumo."
(La era del acceso. Jeremy Rifkin)
MIDNIGHT IN PARIS

No hay nada nuevo bajo el sol en el mundo creativo de Woody Allen.

"Midnight in Paris" revisita los mismos y viejos lugares de siempre: las crisis creativas, las complicadas relaciones de pareja, la búsqueda de un sentido verdadero a la existencia... Por algo Allen es un autor.

Desde un punto de vista estrictamente autoral, seguramente desde "Match point" no ha aparecido nada nuevo bajo ese sol que puntualmente amanece en las pantallas de todo el mundo cada año. Pero, si hay algo que se le debe reconocer a Allen, es su oficio como creador. Su capacidad para construir relatos minimamente presentables sobre los tópicos de su mundo personal revistiendo ese corazón tantas veces latido con una capacidad para construir artefactos narrativos de cierto interés, artefactos siempre revestidos del pan de oro de unos diálogos siempre interesantes, de cuando en cuando brillantes.

Hace mucho que Allen ha dicho todo lo que tenía que decir, pero aún sigue ahí, construyendo historias que en el mejor de los casos resultan entretenidas mientras duran, consiguiendo hacer reír en mayor o menor medida al espectador.

Una perfecta private dancer con la capacidad de dejar satisfecho a todo aquel que esté dispuesto a pagar unos euros para salir a bailar con él.

"Midnight in Paris" muestra lo mejor de este Woody Allen que, en una lectura histórica de su carrera, es el peor.

Gil un escritor a la búsqueda del propio sentido se encuentra de visita en París. Vagabundeando dentro de sí mismo y por la ciudad terminará encontrándose en el mágico sonar de las campanadas de medianoche. Viajando en el tiempo a la fiesta en que la ciudad era para los artistas en los años veintes del siglo pasado, Gil tendrá la oportunidad de conocer a sus referentes literarios y culturales y contrastarse en su deseo de ser frente a ellos, absolutas y talentosas fuentes de sentido.

Así, el sentido irá forjándose poco a poco dentro de Gil, en cada uno de esos viajes nocturnos al pasado.

"Midnight in Paris" es un cuento amable que resulta divertido por momentos, en este sentido es inolvidable la escena en que Gil confiesa a unos maravillosos Dali, Buñuel y Man Ray, su procedencia y la naturalidad con la que estos surrealistas aceptan una confesión tan surrealista.

Una comedia romántica de esas que solo hace Allen, de amor hacia uno mismo, en las que tras mucho tiempo buscándose el protagonista termina encontrándose en un invisible abrazo final normalmente materializado en una decisión que siempre rompe con aspectos no auténticos de la existencia de ese personaje. En este aspecto, entre la comedia moral y la romántica, Allen sigue siendo un maestro.

Mención especial para un divertidísimo Adrian Brody con estupendo talento histriónico transmutado en un brillante y loco Dalí.

Entretenida.

sábado, mayo 14, 2011

"el consumo está regido por un pensamiento mágico, hay una mentalidad milagrosa que rige la vida cotidiana y ésta es una mentalidad de espíritus primitivos, en el sentido en que se la ha definido, vale decir, fundada en creer en la omnipotencia de los pensamientos. Estamos aquí ante la creencia en la omnipotencia de los signos. En efecto, la opulencia, la «afluencia», no es más que la acumulación de signos de felicidad."
(La sociedad de consumo: sus mitos, sus estructuras. Jean Baudrillard)
JENS LEKMAN

Black cab...