lunes, octubre 27, 2003

Intenta atrapar los cabellos del viento en la palma de su mano.
Ha asomado el brazo por la ventanilla y allí lo deja estar, ingrávido, mientras el coche ruge salvaje carretera adelante como un hambriento predador a la caza de la fugaz línea del horizonte.
De vez en cuando ella se gira y le sonríe, pero él no se da cuenta. Simplemente conduce con la mirada entregada al mágico secreto que encierra el final de cada curva. Un secreto que la realidad de haber llegado hasta allá jamás le confirma.
Muy pronto caerá la noche.
Muy pronto esa esquiva línea será aún más incierta.
En el cine de Kurosawa la vida es una realidad radical cuyas raices se hunden en el zen, cada hombre tiene el deber de encajar en un puzzle de millones de piezas, multiforme y multicolor, para formar el cuadro que su destino resume en el mensaje de su existencia. Es un camino casi indescifrable, lleno de sorpresas y decepciones, que obliga a desprenderse de ideales y ensoñaciones. Por eso urge al hombre una fórmula que le libere del seductor engaño de los sueños, de la avaricia, de las promesas materialistas de una vida mejor... Vivir es darse cuenta de que uno (yo) esta en el universo y que todos tenemos una finalidad en la vida -La leyenda del gran judo, Vivir, El infierno del odio- ; la vida es anticipación, proyecto, ritualidad, jamás improvisación –Madadayo-; es hallarse en un mundo no hermético, que ofrece una amplia gama de alternativas –Rashomon, Los siete samurais, Los bajos fondos-.

La muerte, rea1idad apenas contemplada en la filosofía zen como fin de las cosas, sino como inicio de una nueva, diferente y desconocida realidad, juega un destacadisimo papel en la obra de Akira Kurosawa. La muerte no es un elemento gratuito en la ficción, a pesar de la espectacularidad de los combates en Los siete samurais, El trono de sangre, Yojimbo, La fortaleza escondida o Ran:, masacre, sangre y destrucción suponen las terribles vibraciones de una vida dominada por la ambición y la sed de poder, la inevitable salida a la lucha por la supervivencia, el camino que lleva a la consecución de la dignidad, la justicia, y la libertad. Para Kurosawa, la presencia de la muerte en sus películas no es un medio para exorcizar los miedos que despierta, no es la forma para conocerla mejor, y en consecuencia, prepararse para su llegada, no es un enemigo a batir en la lucha contra su terrible certeza. La muerte es el elemento clave para articular un hermoso canto sobre la necesidad de virvir intensamente, de absorber cada momento, cada gesto, como parte importante de ese camino que, como antes hemos reseñado, resume el mensaje de nuestra existencia. Vivir y Madadayo son clarísimos ejemplos de esa idea épica humanista que rezuma el arte de Kurosawa.

(Reseña sobre el estudio "Akira Kurosawa. Apuntes sobre el cine de Su Excelencia El Emperador" de Antonio José Navarro y Tomás Fernández Valentí, publicado en Dirigido por, Octubre- Noviembre de 1998, números 272- 273. )

jueves, octubre 23, 2003

"No aceptar sufrir es malo. Es un sufrimiento que no tiene ninguna excepción."

"La vida humana sólo dura un instante, es necesario tener la fuerza de vivirla haciendo lo que más nos gusta. En este mundo fugaz como un sueño, vivir en el sufrimiento no haciendo más que cosas que nos disgustan es una pura locura. Sin embargo, este principio, mal entendido, puede ser nocivo, por ello he decidido no enseñarlo a los jóvenes... "

Hagekure. Código del Samurai

martes, octubre 21, 2003

¿Cuándo estrenarán The lost skeleton of cadavra?
¿Quieres ver el maravilloso y flipante trailer?... Por cierto, necesitas QuickTime.
Regreso a casa después de una noche muy larga.
Son las nueve de la mañana
y toda la ciudad parece afanarse en no llegar tarde.

No tengo prisa.

Mi velocidad es otra mucho más lenta.
A mi alrededor el metal chirría y ruge.
La máquina de picar carne ha vuelto a encenderse
y obedientes todos se dirigen a su metálico crater,
siendo cada uno de ellos su propia ofrenda de tiempo y cadenas.
El alma a cambio de una segunda residencia en la sierra.

No tengo prisa.

Escucho el torrente correr entre somnoliento y desbocado,
escucho también su sisífica caída por el abismo de un día más sin huella.
La lucidez de estar en la orilla lentamente me ciega.

Fast Train

Well you've been on a fast train and it's going off the rails
And you can't come back can't come back together again
And you start breaking down
In the pouring rain
Well you've been on a fast train

When your lover has gone away don't it make you feet so sad
And you go on a journey way into the land
And you start breaking down
'Cos you're under the strain
And you jump on a fast train

You had to go on the lam you stepped into no-man's land
Ain't nobody here on your waveband
Ain't nobody gonna give you a helping hand
And you start breaking down
And just go into the sound
When you hear that fast train

And you keep moving on to the sound of the wheels
And deep inside your heart you really know oh, just how it feels
And you start breaking down and go into the pain
Keep on moving on a fast train

You're way over the line next thing you're out of your mind
And you're out of your depth in through the window she crept
Oh there's nowhere to go in the sleet and the snow
Just keep on moving on a fast train

You had to go on the lam stepping in no-man's land
Ain't nobody here on your waveband
Nobody even gonna lend you a helping hand
Oh and you're so alone can you really make it on your own
Keep on moving on a fast train

Oh going nowhere, except on a fast train
Oh trying to get away from the past
Oh keep on moving keep on moving on a fast train
Going nowhere, across the desert sand, through the barren waste
On a fast train going nowhere
On a fast train going nowhere

(Van Morrison)

lunes, octubre 20, 2003

¿Cuándo estrenarán Bubba Ho-tep en España?

sábado, octubre 18, 2003

Con veinte minutos de metraje adicional se presenta el nuevo montaje que Ridley Scott ha hecho del metraje total rodado para su película Alien....

1
Antes de nada he de decir que soy un fan absoluto de la película tal y como quedó montada en el año 1978, pero que los resultados de la nueva cinta mejoran áun más los resultados.
Con esos veinte minutos añadidos el ritmo de la película no se resiente e, incluso, ese fluir preciso mejora en claridad puesto que la mayor parte del material añadido corresponde a la primera parte de la película, a la del planteamiento de la trama. Los siete tripulantes aparecen más, mostrándose de mejor forma el juego de interacciones que se producen entre ambos.
Por lo demás, y aunque algunos efectos especiales 'canten' por antiguos, Alien es una película que siempre funciona. Quizá, la mejor obra de su director Ridley Scott.

2
Con maneras góticas -la refinería que el remolcador Nostromo arrastra simula una vieja mansión encantada de pasadizos secretos y pasillos oscuros- , la historia apela al animal que todos llevamos dentro y al temor que se animal tiene a ser devorado por un superpredador más fuerte e invencible.
El poderoso hombre que siempre pensamos que seremos en un futuro lejano -nuestra confianza en el futuro siempre es inmensa- es puesto contra las cuerdas por otra raza de criaturas en cierto sentido más primitivas que la cultura que las descubre en un asteroide perdido. Los alien asemejan animales incapaces de, como nosotros, asociarse y generar una cultura propia pero, por otro lado, resultan ser unas criaturas letales, absolutamente preparadas para sobrevivir y perdurar como especie.
Alien convierte el supertecnológico futuro de la Nostromo y sus tripulantes en un olvidado pasado pretecnológico, cuando los hombres vivían solos, en cuevas, constantemente amenazados por un mundo paleolítico siempre dispuesto a devorarlos.
El sueño de alcanzar las estrellas es como cualquier otro: puede convertirse en pesadilla, la pesadilla de terminar volviendo al punto de partida.

3

- Sonidos de Alien
- Imágenes de Alien

lunes, octubre 13, 2003

1
Me gustó mucho ver 'Te doy mis ojos', la nueva pelí­cula de Iciar Bollaí­n.
Eran las ocho y media de la tarde de un domingo más y andaba yo a palos con el sueño -la noche anterior sólo habí­a dormido dos horas y por varios motivos no hubo siesta de por medio-. Me temí­a lo peor, pero la pelí­cula consiguió despertarme e incluso emocionarme. Me dió lo mejor y acabó saliendo del cine a mil kilómetros del sueño absolutamente fascinado con todo lo que adivinaba en las miradas de sus dos protagonistas, intuiciones que no hubieran sido posibles sin la genial interpretación de Laia Marull y Luis Tosar.

2
Huyendo de soluciones argumentales más sensacionalistas y quizá más demagógicas por lo superficial, la directora se mueve en terrenos más movedizos.
Dar los ojos no es otra cosa que una hermosa metá¡fora sobre las relaciones personales llevadas a un último extremo. Cuando uno da su mirada está también dando al sujeto que está detrá animandola y éso es lo que pretende el personaje encarnado por Luis Tosar. Quiere el control total de ese sujeto. Convertirla en un elemento más de un paisaje forjado en el fracaso y en la mediocridad, a espaldas de una realidad que constantemente le supera y cuestiona.
Ante ello, la única solución es refugiarse en la casa para por lo menos ser el incuestionable señor de esos escasos ochenta metros cuadrados. Transformarse en la única fuente de sentido, soberano absoluto y dictador de las dos personas que viven con él. Se abandona la lucha fuera y el hogar se convierte en la última posición, la de la resistencia desesperada y la lucha cuerpo a cuerpo hasta la muerte.
Y la lucha no tarda en producirse porque ella no está dispuesta a ser el sujeto pasivo de la vida de nadie, un mero elemento del paisaje que el demiurgo quita y pone a voluntad. Primero sin ser consciente de su propia reivindicación de identidad y luego, más adelante, despertada a gritos y empujones, cuando se disipa la bruma del amor, de una forma intencionada y precisa.
Ella quiere vivir y él, borracho de su porpia muerte, no está preparado para semejante 'traición'.
Por amor ella le da sus ojos, pero sólo por amor. Pero a él se le escapa la grandeza de ese gesto. No puede comprenderlo. El bosque de su fracaso vital le impide ver el arbol de un amor sincero.

3
Ambos personajes, en el fondo, luchan por su propia supervivencia y componen versiones antagónicas, el lado luminoso (ella) y el oscuro (él) de un mismo hecho. El triunfo y el fracaso, el afán de superación y el afán por no ser superado.
Sólo por amor ella se hundiría con él, pero al mismo tiempo es él quién la libera de semejante compromiso con su esfuerzo por mantener en el hogar un orden que, para éll, ya no existe puertas afuera.
Un orden que ella cuestionará siempre porque ella no es quién él cree que es. Ella quiere vivir. Opina. Tiene ideas e iniciativas. Es un sujeto con mirada propia
Incapaz de la menor reflexión e introspección, ví­ctima de siglos de fracasos, él no puede salvarse. No está en absoluto preparado para ser él mismo -porque ni se gusta ni se acepta- y tampoco puede soportar que los demás sean ellos mismos -porque un día le mirarán y quizá le ven tal y como él se ve- y los unicos seres que aún puede controlar son los más cercanos y próximos.

4
'Te doy mis ojos' es una gran película sobre el fracaso, un final que siempre empieza por la incapacidad para ser uno mismo y, como consecuencia, siempre termina en la imposibilidad de comunicarse.
Cansados, los otros siempre terminan alejándose, especialmente si son como ellas: seres libres capaces de sentir las emociones más puras, capaces de entregarse a sí mismos y a su libertad por amor.
Ojalá jamás cometamos el enorme pecado de no reconocerlos y el aún mayor de recurrir a la violencia para intentar retenerlos.

domingo, octubre 12, 2003

1
"Qué tierno es el abrazo, el roce
de su piel, tan suavísima, en la mía.

Qué agradable es tener una mujer.

Y qué grato el cansancio placentero
que adormece la sangre dulcemente."

2
"Y estoy envejeciendo. Mas rechazo
esta figura mía en el camino
del penúltimo tramo de la vida.
Antes tengo que usar la juventud.

Estos años atrás, que dicen jóvenes,
tuve que dedicarlos a buscar
amor, gloria, dinero... No podía
detenerme a vivir. Era lo urgente
atrapar el amor, gloria y dinero.

Debía sorprenderlos en atajos
que irían señalándome mis obras.
¡Estaba tan seguro! Ganaría
un lugar prominente en el Olimpo.
Y trabajé y sufrí. No tengo nada.

Necesito más tiempo de ser joven
pues trabajé y sufrí para poseer
amor, gloria y dinero siendo joven.
Y nada he conseguido. Ni ser joven."

José María Fonollosa. La destrucción de la mañana

(Poeta catalán perteneciente a la generación de 1916 según Ortega-Marías; tambien conocida como Primera Generación de Postguerra por haberse manifestado, como grupo, en los años cuarenta.)
Más Fonollosa
Me gustan las ciudades. No lo puedo evitar.
Regresábamos en coche desde Toledo y frente a nosotros, carretera adelante, un resplandor anaranjado se erigía al otro lado de la línea del horizonte. Bajo tan intangible cúpula sabíamos que se escondía el constante incendio bullicioso de las calles y las aceras que tan bien conocíamos. En alguna parte de aquel futuro que se materializaba ante nuestras miradas -un tanto alcoholizadas- se encontraba nuestro lugar en el mundo. No pertenecíamos a la impenetrable oscuridad que por todas partes nos rodeaba, sino a aquel incendio cuya alargada sombra se prolongaba cielo arriba.
Por un momento traté de imaginarme a mí mismo abandonado, en medio de aquel inhóspito espacio sin marcas ni huellas. Interrogando a los dioses y escuchando el silencio de las estrellas. Intentando palpar algo parecido a un seguro camino a casa... ¡Qué gran invento el de la luz! De la grandeza de su hallazgo hablan sus míticos orígenes, su espúreo carácter de preciada posesión robada por el hombre a los adocenados y desprevenidos dioses.
Y había mucha luz allá delante, en la ciudad. Un lugar al que todos regresábamos en fila india, como hijos obedientes, y que comenzaba a erigirse frente a nuestro cansancio como un enorme barco fondeado en la inmensidad de un ignoto mar de noche.
El maldito objeto de ese imposible delito persistiendo real ante nuestros ojos incrédulos.