sábado, marzo 13, 2004

Para matar siempre hay tiempo.
Sin embargo, y en lo que al amor respecta,
siempre buscamos deseperadamente un lugar acordado,
un imposible momento de consenso
-que generalmente deviene a tachón, a cita anulada-
por nuestras vacías agendas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario