miércoles, junio 30, 2004

La decepción siempre está ahí, flotando por debajo de nuestro interaccionar con el mundo. Como mínimo, cada uno de nosotros, casi siempre somos la principal víctima de nuestro propio ideal, unos auténticos expertos en el aprendizaje de la decepción.
Lo demás, lo realmente importante viene siempre por descontado. Cuando menos lo esperamos y generalmente en el espacio vacío que ha dejado la irreparable muerte de un sueño.
La contingencia nos hace siempre libres y felices.
Lo hace siempre, pero jamás confiamos en ella. Preferimos entregarnos a la volatil levedad imposible de nuestros sueños.

martes, junio 22, 2004

"La vejez llega cuando uno se limita a hacer las cosas a las que se es proclive.
Mientras el vigor persiste, uno puede ir en contra de esta inclinación; cuando él se debilita, las verdaderas tendencias aparecen y nos perturban. Existen diferentes manifestaciones de este estado pero, alcanzados los sesenta años, nadie escapa a ello."
(Hagakure)


"Cualquiera que sea la meta, nada es imposible de hacer cuando uno está determinado."
(Hagakure)

lunes, junio 21, 2004

Apuntes sobre el deporte rey en un país de siervos

1
El fútbol forma parte del delirio colectivo de lo español y se basta por sí solo para representar de forma metafórica la relación que los españolitos tenemos con ésto que se llama España.
La sensación que tenemos de nuestra selección siempre es inmejorable: Tenemos la mejor liga, los mejores jugadores, toda una nueva generación de talentos, esta vez sí, etc... ; pero, y también siempre, la realidad (en este caso Portugal, Grecia y Rusia) vuelven a ponernos en nuestro lugar, superadas las frases previas de asombro y decepción (siempre en este orden)
Algo parecido pasa cuando escucho a un español decir que en este país se vive como en ninguna otra parte del mundo... Tenemos la misma equivocada impresión de nuestro país que de nuestra selección.

2
No logro entender en razón de cuales criterios consideramos que nuestra selección es aspirante a los más altos premios del mundo futbolístico... Bueno... Miento. Si olvido la capacidad que tienen los medios de comunicación (en este caso, los deportivos) para influenciar a una sociedad civil débil, cada vez más falta de criterio, que lleva lustros sintiendo cada dos años la misma decepción, pero que al mismo tiempo cada dos años vuelve a ser capaz de sentir esa misma ilusión por la victoria total en una Eurocopa o Mundial, es cuando no lo entiendo.

Esta capaccidad de ilusionarse es fantástica, pero la delgada línea roja que la separa de la idiocia es cada vez más confusa.

Ilusionarse por ilusionarse, sin existir contrapartidas de ningún tipo por parte de una selección que lleva más de 40 años dando escasas y esqueléticas alegrías a una afición que lleva ese mismo tiempo esperando lo máximo, no tiene mucho sentido ¿Tan vacías están nuestras vidas que el camino más corto para la felicidad que aportan los paraísos artificiales es el de la neurosis futbolística?

¡No me extraña que en este país gane ZP! (en este caso la neurosis política de que ganen los míos a cualquier costa, sin que me den a cambio otra cosa que el sonriente humo cegador del talante... otra generación de españoles de izquierda, dispuestos a la guerra civil simbólica de las palabras y los gestos, engañada por el PSOE... con lo fácil que es decir "Ahora nos toca a nosotros" y punto... pero ésta es otra historia, una historia que se está empezando a escribir)


3
Somos los toros... El símbolo por el que la afición empieza a conocer al conglomerado que compone con su equipo es la silueta de un toro.
En sí y como animal, el toro es un animal maravilloso y lleno de nobleza, pero no olvidemos que es el principal protagonista de un espectáculo consagrado a su sacrificio, un espectáculo que utiliza su noble capacidad de embestir contra sí mismo y con la finalidad de producir su muerte.

En este sentido, los toros nunca ganarán nada, siempre encontrarán un astuto y experto torero (Grecia, Portugal, el arbitro del Corea- España,...) que los lidie y los mande para casa.

Italia, Argentina, Alemania, Brasil... Las grandes selecciones mundiales no son toros. Son toreros. Es decir, expertos en el arte del engaño, del muleteo, de amagar por una banda y cambiar rápidamente el juego a la otra, de conservar y contener cuando toca, de atacar cuando corresponde...

Un toro puede tener suerte y coger a un torero, pero sus probabilidades disminuyen cuando tiene que enfrentarse a una larga sucesión de toreros en su camino hasta la final. Alguno le hará una gran o pequeña faena y lo matará cosa que, por otra parte, nos viene sucediendo tradicionalmente desde que Franco era cabo e incluso antes.

Dos cosas se me ocurren a este respecto:

- La denominación de "toros" es una asunción inconsciente que la afición ha hecho del sempiterno fracaso de nuestra selección, encarnándolo en un animal que casi nunca triunfa en el espectáculo para el cual existe.
- La afición se ríe de su propia selección en un acto consciente, algo muy propio del hispánico humor negro.

Ninguna me parece demasiado plausible de ser cierta.

4
Consejo a los periodistas deportivos (a parte de que terminen la carrera de periodismo de una "pe" vez): En el próximo evento utilizar la poética del fracaso en lugar de la del éxito... Por historia y tradición, nos va más.




miércoles, junio 16, 2004

"Es indispensable que nadie, ni siquiera los dioses y los Budas, puedan haceros desviar de la meta fijada."
(Hagakure)

viernes, junio 11, 2004

Dos perlas leídas en el "Hagakure":

- "La crítica constructiva es delicada."
- "Poseemos muy poca sabiduría; sin embargo, tenemos una gran tendencia a referirnos a ella para resolver nuestras dificultades."

De cara a este fin de semana que, como Godot, se le espera pero nunca termina de llegar:

"Mí presencia aquí no fue elección mía;
A mi pesar el destino me acosa
para que me vaya.
Levántate, envuelve un trapo
a tu cintura, mi SakÍ,
Y embriágate para alejar la miseria
de este mundo."
(Omar Jayyam. Ruba-i-yyat)
Para el buen entendedor, pocas palabras son necesarias...

"Todos tus días y todas tus noches te roban un pedazo de vida.
¿Por qué te aventuras en el abismo sin fin de la pena?
Confíate al destino porque para ti
Lo que trazó el pincel permanece indeleble.

Amigo: ¿De qué te sirve preocuparte con el origen del ser?
¿Por qué maceras tu alma con pensamientos ociosos?
Vive feliz. Pasa tu tiempo alegremente.
No te han pedido tu opinión para construir lo que existe.

Líbrate a la alegría porque la pena es inmensa.
Las estrellas volverán a citarse en sus lugares de siempre
Y los ladrillos que cocerán con tu cuerpo
Servirán para edificar el hogar de otros hombres"
(Omar Jayyam. Ruba-i-yyat, extracto)

Estoy seguro de que mi cuerpo servirá para edificar una casa junto al mar.
Estoy seguro de que su refrescante espuma anegará las venas de sus habitantes.
Y en mi olvido beberán las fuentes de otras memorias nada eternas.

De cara a este fin de semana que nos llega como un ejército invasor a la abierta ciudad de nuestras desprovistas y burladas emociones en el sisífico esfuerzo de la diaria cotidianidad:

"El raciocinio puede ayudarte a sobrevivir, pero con las emociones desatadas se vive"
(Carlos Boyero)

miércoles, junio 09, 2004

La derecha es mentalmente sana.
No experimenta contradicciones ni disonancias cognoscitivas, porque vive en un mundo que poco a poco está creándose a su imagen y semejanza. Y todo ello como consecuencia de su victoria tanto real como simbólica sobre aquel bloque alternativo que se escondía tras el telón de acero, en una época en que había otros mundos posibles y estaban en éste.
La izquierda esta loca. Vive en un mundo que no es el suyo. Ha perdido la guerra de las alternativas y las posibilidades y aún no lo sabe. Su neurosis la devora en mil y una contradicciones que se estrellan contra la monolítica postura de quién se sabe en posesión del mando de la plaza.
El siglo XX no ha pasado en vano y, como ya aventuraba Alejo Carpentier en su magnífica "La Consagración de la Primavera", las utopías han volado en mil pedazos a su paso redoblado de maquinaria capitalista. Ha dejado su huella y es muy duro despertarse chupando un palo y sentado encima de una calabaza.
Ahora ya sólo queda el pataleo de "que no gobierne la derecha" y la falta de escrúpulos de hacerlo a cualquier precio, la estupendez por la estupendez, la felicidad de aspirar a las migajas de una cena que estuvimos a punto de reventar.

viernes, junio 04, 2004

GRAN, GRAN PLANTEAMIENTO!!!

"Y llegados a este punto, creo que la iglesia (sobre todo la católica, que siempre le gustó mucho el rollo de las imagenes) debería tomar nota y dirigir sus campañas de marketing hacía una divinzación del cuerpo más moderna y acojonar a su fieles diciendo que el pecado engoda una barbaridad y que casi es mejor ser bueno para a estar más guapo y gustar más a Dios y a la gente. Entre los fieles occidentales volveria a germinar la semilla de la fé y entre los pobres del cono sur como más morenos y rechonchos sería una autentica revolución. Imaginense: sentimientos hipocaloricos: piedad, perdón, generosidad...."
(Ruth Drácula. Mondo Brutto)

Lentamente, el futuro emerge de las ajadas raíces del presente ante mis ojos de perro azul que ya lo temen.
De cara al fin de semana:
"Se fueron las nieves, ya vuelve la hierba a los campos y al árbol su cabellera;
cambia de modos la tierra y los ríos decrecen corriendo de nuevo por los cauces de siempre;
la Gracia y las Ninfas, hermanas gemelas, desnudas se atreven a dirigir sus coros.
NO ESPERES NADA INMORTAL aconsejan el año y las horas que al nuevo día raptan."
(Horacio. Odas y epodos)

De cara a todos los días del resto de tu vida:
"El hombre no ha nacido para ser secuestrado por la muchedumbre y el que otra cosa predique no tendrá eternidad suficiente para pagar".
(El Harabi. Místico Sufí)

jueves, junio 03, 2004

Me gusta.

El niño que todos llevamos dentro -vivo o muerto- aún no ha muerto en mí. De vez en cuando me asalta, en mi propio ensimismamiento de trabajador concentrado.
Intenta atraer mi atención.

Impertinente, tira de los faldones de mi camisa.
Sin miramientos, se agarra a la punta de mis labios.

Quiere que me pare.
Busca que yo la eche de menos.
Pretende dar tiempo al tiempo con la esperanza de que me brote el acuciente sentimiento de levantarme y correr hacia ella.
Desea que inconscientemente de la espalda a la realidad y me disuelva en lo importante, en su abrazo redondo y perfecto que me envuelve herméticamente, la delgada línea que separa lo que necesito de lo que quiero.

Aspero mundo para los dos, pues.