domingo, septiembre 18, 2005

APUNTES DE ANTROPOLOGÍA

Una de las cosas -pienso- que nos diferencia del resto de animales es, precisamente, el esfuerzo por dejar de serlo.

Por lo visto, y escribo de memoria, el cerebro humano se estructura en una serie de capas hasta hacer un total de 3. Cada una de ellas no es otra cosa que los distintos cerebros que hemos ido teniendo a lo largo de nuestra evolución como especie.
Esto quiere decir que el cerebro que teníamos cuando eramos monos arborícolas convive con el cerebro del hombre que nos ha llevado hasta este siglo XXI (que por cierto debería ser un siglo XIX en lo político y lo social o no será nada... pero esa es otra historia).

Dentro, muy dentro de ese orgáno tan misterioso y espectacular se esconde el animal que fuimos y seguimos siendo. Ligado y conectado más intimimamente que ninguno a nuestro cuerpo está el cerebro de ese animal que en algún momento tan abiertamente fuímos.
Es nuestra infraestructura emocional.

Por encima de él están los otros dos cerebros, los que progresivamente nos han apartado de ese animal creando la ética y la moral, las religiones y creencias.
Todo el aparato estructural que nos ha permitido construir y producir
Esos cerebros nos han permitido limitar con una serie de reglas a ese animal abandonado a los impulsos básicos de placer, destrucción y supervivencia.
Un ejemplo es, en teoría política, el paso del Estado de Naturaleza (en que cada uno sigue individualmente y de forma egoísta la propia vida y el propio beneficio) por el Estado deDerecho (pacto por el que los individuos firmantes deciden entregar parte de su libertad a una autoridad dimanada de ellos mismos, autoridad que impone una serie de reglas para ordenar la vida de esas personas, reglas a las que esas personas voluntariamente se someten)
Son la superestructura de nuestras emociones.

Y es el esfuerzo por someternos a esas reglas lo que nos hace más humanos.
Siempre hay una lucha para intentar dominar esa infraestructura básica, por dejar de ser un animal precisamente para beneficio de nosotros mismos como especie.
El ser humano funciona mejor colaborando

El animal lo quiere todo para sí mismo, busca su propia supervivencia.
El ser humano pacta, define unas reglas éticas y morales, políticas y vitales y se ciñe a ellas.
Necesita convivir, sabe que el éxito de su empresa depende de la colaboración de los otros... y decide pactar, aceptar unas determinadas reglas y asumir el compromiso de seguirlas.

El animal tiene que desaparecer para que exista algo que verdaderamente merezca la pena.

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