Apuntes sobre el deporte rey en un país de siervos
1
El fútbol forma parte del delirio colectivo de lo español y se basta por sí solo para representar de forma metafórica la relación que los españolitos tenemos con ésto que se llama España.
La sensación que tenemos de nuestra selección siempre es inmejorable: Tenemos la mejor liga, los mejores jugadores, toda una nueva generación de talentos, esta vez sí, etc... ; pero, y también siempre, la realidad (en este caso Portugal, Grecia y Rusia) vuelven a ponernos en nuestro lugar, superadas las frases previas de asombro y decepción (siempre en este orden)
Algo parecido pasa cuando escucho a un español decir que en este país se vive como en ninguna otra parte del mundo... Tenemos la misma equivocada impresión de nuestro país que de nuestra selección.
2
No logro entender en razón de cuales criterios consideramos que nuestra selección es aspirante a los más altos premios del mundo futbolístico... Bueno... Miento. Si olvido la capacidad que tienen los medios de comunicación (en este caso, los deportivos) para influenciar a una sociedad civil débil, cada vez más falta de criterio, que lleva lustros sintiendo cada dos años la misma decepción, pero que al mismo tiempo cada dos años vuelve a ser capaz de sentir esa misma ilusión por la victoria total en una Eurocopa o Mundial, es cuando no lo entiendo.
Esta capaccidad de ilusionarse es fantástica, pero la delgada línea roja que la separa de la idiocia es cada vez más confusa.
Ilusionarse por ilusionarse, sin existir contrapartidas de ningún tipo por parte de una selección que lleva más de 40 años dando escasas y esqueléticas alegrías a una afición que lleva ese mismo tiempo esperando lo máximo, no tiene mucho sentido ¿Tan vacías están nuestras vidas que el camino más corto para la felicidad que aportan los paraísos artificiales es el de la neurosis futbolística?
¡No me extraña que en este país gane ZP! (en este caso la neurosis política de que ganen los míos a cualquier costa, sin que me den a cambio otra cosa que el sonriente humo cegador del talante... otra generación de españoles de izquierda, dispuestos a la guerra civil simbólica de las palabras y los gestos, engañada por el PSOE... con lo fácil que es decir "Ahora nos toca a nosotros" y punto... pero ésta es otra historia, una historia que se está empezando a escribir)
3
Somos los toros... El símbolo por el que la afición empieza a conocer al conglomerado que compone con su equipo es la silueta de un toro.
En sí y como animal, el toro es un animal maravilloso y lleno de nobleza, pero no olvidemos que es el principal protagonista de un espectáculo consagrado a su sacrificio, un espectáculo que utiliza su noble capacidad de embestir contra sí mismo y con la finalidad de producir su muerte.
En este sentido, los toros nunca ganarán nada, siempre encontrarán un astuto y experto torero (Grecia, Portugal, el arbitro del Corea- España,...) que los lidie y los mande para casa.
Italia, Argentina, Alemania, Brasil... Las grandes selecciones mundiales no son toros. Son toreros. Es decir, expertos en el arte del engaño, del muleteo, de amagar por una banda y cambiar rápidamente el juego a la otra, de conservar y contener cuando toca, de atacar cuando corresponde...
Un toro puede tener suerte y coger a un torero, pero sus probabilidades disminuyen cuando tiene que enfrentarse a una larga sucesión de toreros en su camino hasta la final. Alguno le hará una gran o pequeña faena y lo matará cosa que, por otra parte, nos viene sucediendo tradicionalmente desde que Franco era cabo e incluso antes.
Dos cosas se me ocurren a este respecto:
- La denominación de "toros" es una asunción inconsciente que la afición ha hecho del sempiterno fracaso de nuestra selección, encarnándolo en un animal que casi nunca triunfa en el espectáculo para el cual existe.
- La afición se ríe de su propia selección en un acto consciente, algo muy propio del hispánico humor negro.
Ninguna me parece demasiado plausible de ser cierta.
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Consejo a los periodistas deportivos (a parte de que terminen la carrera de periodismo de una "pe" vez): En el próximo evento utilizar la poética del fracaso en lugar de la del éxito... Por historia y tradición, nos va más.