martes, mayo 19, 2009
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría."
(Mario Benedetti)
No se por qué, pero quiero ser honesto... Me gustaba mucho mas Benedetti antes, en aquel "antes" de hace cada vez más tiempo, que ahora, pero guardo un grato recuerdo en este "ahora" de aquellos "antes" que su poesía inspiraba cuando la eternidad se sentía sin esfuerzo, naturalmente en los jardines y en las alcobas.
lunes, mayo 18, 2009
domingo, mayo 17, 2009
sábado, mayo 16, 2009
viernes, mayo 15, 2009
jueves, mayo 14, 2009
Me parece increíble que a estas alturas de la película andemos con esta clase de infantiles remilgos franquistas. Como si cerrarnos los ojos a esa realidad, automáticamente impidiera su existencia real y resolviera el problema.
¡Tremendo!
Una de las mejores cosas que hace "La pelota vasca", la película de Julio Medem, es sacar a la luz una parte del problema, la otra, porque nadie nunca tiene el 100% de la verdad y lo que es cierto es que dentro de España hay gente que no se siente española.
¿Qué hacemos con ellos?
Ocultar su presencia, siquiera manifiestada en forma de abucheos y silbidos, no nos resuelve el problema.
Seguirán existiendo.
Levantandose todos los dias en un país llamado Cataluña o Euszkadi y no en España.
Podemos seguir viviendo como si nada sucediera, como si estuvieran del todo equivocados y la verdad sobre el tema por completo nos perteneciera... Hacer exactamente lo que ahora estamos haciendo.
Cuando todos pensamos mas o menos lo mismo no tiene ningún mérito ser un demócrata.
miércoles, mayo 13, 2009
ANTONIO VEGA
Al final se trata de cerrar el circulo, de regresar a esa extraña y misteriosa ninguna parte de la que todos hemos venido.
Allí, donde se juntan el todo con la nada, hay lugar para un dios y también para para un vacío que va más allá de la nada, para la absoluta inconsciencia atemporal que es pura inexistencia.
Nadie tiene ni puta idea de lo que hay más allá del último latido y el grado en que uno esté seguro de la realidad de aquello que se va a encontrar al final de ese pequeño viaje, que dura lo que tarda en desvanecerse el eco del último latido del corazón, equivale al grado de la propia locura.
No tenemos más que suposiciones, convicciones y fes varias para poner sobre la mesa de nuestra incertidumbre, de nuestro desconcierto ante la inevitable limitación de nuestro existir.
Antonio Vega ya lo sabe... o no.
Y es una lastima que no pueda componernos una de sus suaves y delicadas canciones, que nunca han dejado de saberme a visillos agitados por el viento, para arrojarnos un poco de su hermosa y maldita oscuridad al respecto.
Es una burla del destino que la persona que acierta el imposible Euromillón tenga miedo de ser despedida y se presente al trabajo al día siguiente.
Sencillamente intolerable.
Una burla para todos los que sueñan con un mundo mejor... el suyo propio, claro.
Un desplante chusco para todos aquellos que se consuelan (tocandose o sin tocarse) en los peores momentos pensando en todo lo que harían con esa enorme inmensidad de dinero... Principalmente, usarlo para resolver todos esos problemas que precisamente les hacen desearlo o, dicho de otra forma, usarlo para excavar un tunel que permita la evasión del campo de concentración en que se ha convertido la propia vida.
Es no entender de qué van las cosas.
Si te tocan ciente veinticinco millones de euros es el trabajo el que tiene que ir a verte, el que tiene que tener miedo de que tú eches... Pongamos un poco de sentido común en todo este desorden.
Aquel que recibe ese imposible guiño del destino tiene una inmensa responsabilidad social. Sus obligaciones representativas son las mismas que las de un un monarca constitucional. Debe hacer todo aquello que se supone correcto.
Comprar el atletico de madrid y ponerse a entrenarlo, sacar las tarjetas de crédito y seducir a Elsa Pataky, hacer que el director de tu sucursal bancaria haga girar una pelota de playa sobre su nariz subido a la mesa de su despacho y, por supuesto, no presentarse al día siguiente en el lugar habitual de trabajo... Entre otras cosas porque, y del mismo modo que al Geoffrey Firmin que protagoniza el libro "Bajo el volcán", la noche anterior quizas te haya llevado tan lejos que te sea imposible regresar a tiempo para cumplir con todas esas muchas cosas que puntualmete sonando a su hora formaban aquel despreciable "ti mismo" del que soñabas con escapar.
Está claro que para todo hay que valer, incluso para acertar el euromillón.
¿Es que ya nada funciona en este país?
En alguna parte del libro de George Steiner que estoy leyendo con verdadero placer (aunque sin tocarme) hay un entrecomillado del propio Shakespeare en el que el geniar artista describe su arte como, si mal no recuerdo, "vestir palabras viejas en nuevo modo es todo mi arte".
Y lo más gracioso es que es verdad. La práctica totalidad de la obra Shakesperiana recrea viejos cuentos y leyendas medievales, sucedidos históricos, que formaban parte del acerbo popular.
Soy de la opinión de que siempre nos contamos los unos a los otros las mismas historias. Lo diferencial es la combinatoria de las diferentes piezas y, sobre todo, el punto de vista, la mirada de aquel que la cuenta. No soy un experto en Shakespeare, no fumo en pipa ni llevo chaquetas de tweed debajo de mi camisa sudada, pero, si algo tengo claro es que lo diferencial es el modo en que el maestro de Strafford upon Avon nos cuenta las historias.
La interpretación que el talento de un creador hace de las mismas preguntas, el modo en que responde las mismas respuestas sobre la vida y el sentido que esa extraña fiera jeroglífica con un ego enorme llamado ser humano se da a sí mismo y lo que le rodea es lo diferencial.
Lo importante es el camino, la narración.
El final de las historias siempre es secundario.
Ya lo sabemos.
Todos acabamos muertos.
Lo importante es el modo en que uno narra su propia historia, el modo en que la cuenta cada minuto de su existencia.
Y no hay nada que más me guste en el mundo que una historia bien contada.