Love changes...
viernes, enero 29, 2010
miércoles, enero 27, 2010
1
"En la naturaleza las cosas no están correlacionadas. En la naturaleza las cosas son como son. «Correlación» es un concepto que utilizamos para describir conexiones que percibimos. La palabra «correlación» no existe fuera del ser humano. Esto es porque sólo los seres humanos utilizamos palabras y conceptos.
«Correlación» es un concepto. Las partículas subatómicas son correlaciones. Si los seres humanos no estuviéramos aquí para crearlos no existirían conceptos de ningún tipo, incluyendo el concepto de «correlación». ¡En resumen, si no existiéramos los hombres para hacerlas, no existirían las partículas!...
... Los fotones no existen por sí mismos. Todo lo que exista por sí mismo es una totalidad inseparable que se presenta ante nosotros como un tejido (más pautas modélicas) de relaciones. Los entes individuales son idealizaciones que corresponden a correlaciones efectuadas por nosotros...
... En resumen: de acuerdo con la mecánica cuántica el mundo físico es: «No una estructura construida a base de entes independientes y no analizables, sino, más bien, una red de relaciones entre elementos cuyo significado surge de manera total de sus correlaciones con la totalidad» (Stapp)...
... Los objetos macroscópicos, como por ejemplo una «mesa» o una «silla» tienen cierto significado directo, experiencial, es decir, que organizamos nuestras experiencias sensoriales sobre ellas en términos directos. Estas experiencias son tales que podemos creer que esos objetos tienen una existencia persistente y una ubicación bien definida en el espacio-tiempo que es, lógicamente, independiente de las demás cosas. No obstante, el concepto de existencia independiente se evapora tan pronto descendemos al nivel de las partículas."
(Danza de los maestros de Wu Li, Gary Zukav)
2
"De acuerdo con la física clásica, la fuente de luz emite una partícula auténtica, real, un fotón, que se traslada desde la fuente de luz hasta la rendija donde está el detector número dos que lo registra. Aun cuando no conocemos su posición mientras se está trasladando, podríamos haberla determinado de saber el modo de hacerlo.
De acuerdo con la mecánica cuántica no es así. No hay ninguna partícula auténtica llamada fotón que se traslade desde la fuente de luz hasta la pantalla. No existía el fotón hasta que no se actualizó la rendija número dos. Hasta ese momento sólo existió una función de onda. En otras palabras, hasta ese momento todo lo que existió fueron tendencias para que un fotón se realizara bien en la rendija número uno o en la rendija dos."
"El problema auténtico estriba en que estamos acostumbrados a mirar al mundo de manera simple. Aceptamos, corrientemente, la idea de que algo existe o no existe, está aquí o no está. Tanto si miramos a ese objeto como si no, está o no está. Nuestra experiencia nos dice que nuestro mundo físico es sólido, auténtico e independiente. La mecánica cuántica nos dice, sencillamente, que eso no es así."
(Danza de los maestros de Wu Li, Gary Zukav)
3
"Sin percepción, de acuerdo con la ecuación de onda de Schrödinger, el universo continúa generando una infinita profusión de posibilidades. El efecto de la percepción es, sin embargo, inmediato y dramático. Todos los componentes de la función de onda que representa al sistema observado desaparecen, menos uno que se convierte en realidad. Nadie sabe las razones para que una de las posibilidades se realice y el resto se desvanezca. La única ley que gobierna a ese fenómeno es estadística. En otras palabras, la elección depende de la suerte, de la casualidad."
(Danza de los maestros de Wu Li, Gary Zukav)
4
"Si la posición de la mecánica cuántica es correcta, en el amplio sentido de que no puede existir una descripción de la subestructura que subraye la experiencia de mejor manera que la ofrecida por ella, entonces no existe un mundo físico substantivo en el sentido usual que se da a ese término. La conclusión que aquí se obtiene no es la débil conclusión de que es posible que no haya un mundo físico substantivo, sino más bien la de que, definitivamente, no existe un mundo físico sustantivo... Lo que percibimos como una realidad física es de hecho nuestra construcción cognoscitiva de él. Esta construcción cognoscitiva puede parecer como si fuera sustantiva, pero la Interpretación de Copenhague de la Mecánica cuántica conduce directamente a la conclusión de que el mundo físico no es en sí mismo"
(Danza de los maestros de Wu Li, Gary Zukav)
UP IN THE AIR
A veces la sociología y la psicología parecen reflejarse en un espejo de modo que los planteamientos que son aplicables a los individuos también son generalizables a las agrupaciones de aquellos sirviendo de igual forma para comprender lo uno y lo otro.
Los conceptos de nomadismo y sedentarismo son un buen ejemplo... No sólo sirven para definir determinadas sociedades sino también para caracterizar el modo de ser de concretas personas.
"Up in the air" nos presenta la historia de Ryan Bingham (un estupendo George Clooney), un ejecutivo que se pasa la vida volando de un lugar a otro de los Estados Unidos realizando su desagradable trabajo de despedir trabajadores. No sabemos claramente si es por decisión propia o debido a las propias características de su trabajo, pero la vida de Bingham carece de ataduras. No tiene pareja ni hijos y la relación con su familia es inexistente... Ryan solamente vuela, trabaja, se divierte, sin fijación ni intención de repetir en un improbable regreso. Podría decirse que su lugar de trabajo es el cielo y también la tierra, los hoteles y los despachos donde da la terrible noticia a personas que jamás volverá a ver en un siniestro y complejo momento de intimidad en el que asiste al derrumbamiento de los firmes pilares sobre los que se asienta la sedentaria vida de aquellos que despide.
Ryan parece cómodo es su vida nómada, desplazándose de hotel en hotel y de aeropuerto en aeropuerto, aprovechándose de las ventajas de un mundo sedentario que no parece verle, como un Neal Cassidy moderno en constante y superficial desplazamiento. Pero, y del mismo modo que la sedentaria vida de aquellos que despide se ve comprometida por los incontrolables aconteceres de la propia vida misma, su estilo de vida se verá comprometido por la aparición de Alex (una interesante Vera Farmiga), uno de los suyos, que, junto a una decisión de negocio de su empresa, le conducirán a planteamientos nuevos centrados en parar de una vez y quedarse en alguna parte.
Por primera vez en mucho tiempo Ryan querrá bajar de los cielos y hacer como la mayor parte de las personas que componen el mundo sedentario que le rodea: comprometerse con un lugar, con una persona... y quedarse.
"Up in the air" es una película brillante, una historia agridulce sobre la siempre ignorada levedad de la propia vida, siempre sujeta a cambios y variaciones que, a la postre, nos hacen ser lo que somos... o, por lo menos, lo que creemos ser en la fecha en que nos percibimos a nosotros mismos.
Del mismo modo que los fieles trabajadores despedidos por su infiel empresa deben abandonar la tierra de la vida que han vivido hasta ese momento y comenzar una incierta travesía del desierto, Ryan siente la necesidad de abandonar su vida leve y aérea... Y en el fondo, todo es desplazamiento, cambio. Y uno tiene la sensación de que el aparentemente inmaduro Bingham está mas preparado para la vida en su soledad intrascendente, sin vocación de perdurabilidad ni de construir algo que deje huella, que todos esos seres que le rodean anclados al espejismo de la solidez de los cimientos de su existencia, una solidez que puede desaparecer en cualquier momento, con sólo entrar en la sala de reuniones donde Bingham te aguarda con la palabra precisa y la carpeta perfecta... O al menos, tiene el mismo derecho a existir que todos esos que viven su día a día alimentando una estabilidad que es tan leve como la propia existencia de sus dueños.
El nomadismo y el sedentarismo son las dos caras de la misma moneda de estar vivo, pero también son un punto de vista sobre la existencia.
Y todo esto lo cuenta "Up in the air" de una forma sobria y precisa, con un talentoso guión lleno de situaciones inteligentes e inspiradoras, de diálogos ajustados, brillantes y, si es necesario, divertidos... Pero siempre dentro del tono tranquilo con que Bingham vive su vida con la modestia de los verdaderos sabios aceptando no sólo la realidad de la permanencia sino la no menos real existencia del cambio.
Brillante.
martes, enero 26, 2010
lunes, enero 25, 2010
LA CINTA BLANCA
La violencia y la crueldad forman parte importante del cine de Michael Haneke y lo son como síntomas, como efectos. El lado oscuro de una sociedad a la luz de cuyos preceptos morales estructurantes los individuos que componen aquella no terminan de sentirse cómodos del todo.
No soy un experto en Michael Haneke. Ni mucho menos he visto todas sus películas, pero en el hinterland de su cine subyace la continua narración de una imposibilidad que sólo a costa de esporádicas manifestaciones de crueldad y violencia a duras penas es posible.
En su "El malestar en la cultura", su obra más sociológica, Sigmund Freud hablaba de la imposible tensión que se daba en los seres humanos entre dos impulsos contradictorios que el vienés bautizó respectivamente como lo erótico y lo tanático. Lo erótico es lo vital, lo constructivo, el impulso de vida, mientras que lo tanático es lo mortal, lo destructivo, el impulso de muerte.
La organización de una sociedad implica construcción, la unión de los seres humanos primero en parejas, luego en familias y más tarde en grupos más extensos; pero también implica la sumisión de la individualidad a un grupo y unas reglas. Y la primera de todas es la norma del incesto que, convertida en un intocable tabú, regula el orden del grupo fijando el criterio básico de la formación de las parejas impidiendo que los hijos se apareen con la madre, impidiendo que padres e hijos mantengan un determinado orden que garantice su supervivencia como grupo.
Para Freud la sumisión a toda norma implica la sumisión de la individualidad a la colectividad, una individualidad en todos sus aspectos, incluidos los extremadamente egoístas y deseantes de un modo inagotable que convierten al ser humano en un animal con sus instintos fuera de control.
Ese animal individual debe ponerse el collar de la norma para que el orden social sea posible, pero nunca deja de existir, de desearlo todo para sí y de cuando en cuando aparece, bien a nivel psicológico o individual, bien a nivel social... haciéndose responsable de actos que en mayor o menor medida atentan contra ese orden que responde con la censura pública y/o la persecución legal.
Como si se tratara de capas tectónicas que están en constante rozamiento, la existencia de lo erótico y lo tanático produce en cada uno de los miembros de un grupo una constante fricción basada en el esfuerzo por reprimir las manifestaciones de todo aquello que pone en peligro la cohesión de aquel. Y ese interminable movimiento pendular que sucede entre la realidad y el deseo produce una energía emocional que cuando se acumula en grandes cantidades, y su emisión no se vehicula por los mecanismos adecuados y correctos de la sublimación, produce estallidos que comprometen la estabilidad del individuo.
Este -creo- es el territorio de Michael Haneke, el lugar donde el individuo deja de ser individuo para convertirse en miembro de un grupo.
En "La cinta blanca", Haneke escoge el ejemplo extremo de una comunidad protestante en un lugar indeterminado de la Prusia de principios del siglo XX para, con un particular y poco común modo de narrar cristalino y minimal que recuerda al mejor Robert Bresson, poner en imágenes la superficie de una convivencia grupal que, moderadamente y de cuando en cuando, ve comprometida su tranquilidad por sucesos puntuales que, como inconscientes síntomas psicoanalíticos, manifiestan con su inexplicable presencia cruel y violenta la existencia de una tortuosa y abisal profundidad bajo esa quieta y calmada superficie.
Como piedras que el lago lanza a la orilla, los sucesos ocurren de forma inexplicable e inesperada y Haneke nos muestra el efecto que el eco de sus ondas tiene sobre la quieta superficie hasta que desaparecen y vuelve la quietud inicial.
Y no es casual que Haneke elija a los niños para proyectar sobre ellos la sombra de la sospecha de ser los agentes catalizadores de las esporádicas manifestaciones de esa tensión. Después de todo es sobre su individualidad ilimitada donde vierten los adultos los preceptos morales que les socializarán y harán miembros de la comunidad. El hecho de estar entre dos mundos les convierten en seres potencialmente terribles, capaces de vehiculizar la frustración y el disgusto que les produce ese proceso de domesticación y hormamiento de los modos más crueles y destructivos.
Es curioso pero Haneke parece mostrarles solos ante ese mundo de adultos del que no tardarán en formar parte y al que intentan sumarse sin comprender muy bien los porqués, sin comprender muy bien las causas y azares que motivan sus éxitos y fracasos, sus felicitaciones y castigos.. Como abandonados a la profunda corriente de sus instintos, convertidos en un movedizo terreno de inestables solideces.
No se de dónde procede la especie que concibe a esta película de Michael Haneke como una perfecta y emocionante disección de los orígenes del fascismo... Supongo que procederá de aquellos encargados de vender la película, pero encerrar "La cinta blanca" en la jaula de una mera crítica política, incluso social, es matarla, porque la última película de Haneke va mucho más allá, hacia las imposibles raíces antropológicas que hacen lo social posible.
Mención especial también para la forma en que Haneke nos cuenta la historia. Una fotografía cristalina y pura que recrea perfectamente esa superficie quieta y hermosa del grupo que recuerdan al místico cine de Dreyer. En su contrastado blanco y negro nos recuerda que, junto a la luz, existen las sombras para hacer a aquella posible; sombras donde los personajes se zambullen para dar lugar a su propia e interna oscuridad.
El cine de Haneke no es fácil, los presupuestos conceptuales que lo impulsan tampoco.
A sí mismo, el director austriaco se considera realista, fiel descriptor del lado oscuro que acompaña a todo nuestro esfuerzo como especie animal que sólo puede vivir en grupo.
Extraordinaria.
domingo, enero 24, 2010
sábado, enero 23, 2010
EXPIACIÓN
La relación entre la realidad y la ficción son extrañas y complejas. En muchos casos, la segunda se convierte en un ámbito virtual y compensador donde es posible hacer justicia al libre desenvolvimiento de la primera con respecto a los planteamientos de una conciencia que no sólo intenta reconocerla tal y como se presenta, sino también juzgarla desde una concreta perspectiva.
El ámbito donde se mueve "Expiación" es éste hasta el punto de que el propio título de la narración no sólo aspira a describirla de una forma sintética, como hacen todos los títulos, sino que también la califica como el espectador descubre al final de la historia, en sus últimos y memorables cinco minutos, que para mi siguen siendo lo mejor de una historia compleja que mezcla percepción con realidad y realidad con ficción sin que apenas exista solución de continuidad.
Sólo al final de "Expiación" entendemos el sentido de todo lo que hemos estado viendo... la crónica del remordimiento por un mal infringido hace ya mucho tiempo y la necesidad de escribir una historia que traiga algo de paz a quién la relata reescribiendo la insatisfactoria e inmutable realidad tal y como debió ser, de una forma satisfactoria aunque, en realidad, todo esté perdido y nada se pueda hacer ya.
Teniendo en cuenta todo ésto, "Expiación" lo tiene todo para ser una película extraordinaria, pero los resultados, si bien son estimables, no terminan de presentarse con la sublime distinción dramática que prometen.
Se que es mucho pedir.
viernes, enero 22, 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)