“La primera paz, que es la más importante, es la que surge en el interior de las almas de los hombres cuando comprenden su relación, su identidad con el universo y todos sus Poderes, y cuando comprenden que en el centro el universo mora Wakan-Tanka y que este centro en realidad está en todas partes, está en el interior de cada uno de nosotros. Esta es la verdadera Paz y las demás son sólo reflejos de ella. La segunda paz es la que existe entre dos personas, y la tercera es la que se hace entre dos naciones. Pero has de entender sobre todo que nunca puede haber paz entre las naciones si primero no se conoce la verdadera paz que, como he dicho muchas veces, está en el alma de los hombres”
(ALCE NEGRO, lakota oglala, 1948).
martes, julio 27, 2010
"Hace unas décadas asistí en Mission (Dakota del Sur) a un entierro en un cementerio cristiano. Cuando el difunto ya estaba en la tumba y los asistentes permanecían en pie, delante, una anciana se adelantó y depositó una naranja en la sepultura. El sacerdote espiscopaliano que había celebrado el oficio se acercó rápidamente y retiró la naranja diciendo: ¿Cuándo crees que vendrá el difunto a comer la naranja? Uno de los sioux presentes dijo: Cuando venga el alma a oler las flores”
VINE DELORIA Jr (sioux oglala)
VINE DELORIA Jr (sioux oglala)
"Dijiste hace años: En el fondo soy un asunto de luz.
Y ahora todavía al apoyarte en la ancha espalda del sueño,
aun cuando te hunden en el pecho aletargado del pronto,
buscas rincones donde el negro se ha gastado y no resiste,
buscas a tientas la daga destinada
a perforar tu corazón y abrirlo a la luz."
(Giorgos Séferis)
Y ahora todavía al apoyarte en la ancha espalda del sueño,
aun cuando te hunden en el pecho aletargado del pronto,
buscas rincones donde el negro se ha gastado y no resiste,
buscas a tientas la daga destinada
a perforar tu corazón y abrirlo a la luz."
(Giorgos Séferis)
lunes, julio 26, 2010
"Es el colmo de la locura para un Samurai perder el control de sí mismo si por desgracia queda reducido al estado de ronin o se encuentra enfrentado a algún revés de fortuna del mismo tipo. En el tiempo del Señor Katsushige, los Samurais tenían una divisa favorita: "Si no habéis sido ronin siete veces, no podréis reivindicar efectivamente el título verdadero de Samurai. Tropezad y caed siete veces, pero levantaos a la octava." Manifiestamente, Hyogo Naritomi había sido, según se dice, siete veces ronin. Un Samurai al servicio de un daimio debe ser como un tentetieso que se levanta cada vez que uno lo inclina. En verdad, sería una excelente idea para el Daimyo devolver a sus discípulos la libertad para someter a prueba su fuerza espiritual."
(Hagakure, El libro del samurai. Yamamoto Tsunetomo)
Tropezad y caed siete veces, pero levantaos a la octava...
(Hagakure, El libro del samurai. Yamamoto Tsunetomo)
Tropezad y caed siete veces, pero levantaos a la octava...
jueves, julio 22, 2010
"Siempre están allí, no importa a qué hora vayas. Son una suerte de club secreto del pectoral hipertrofiado que pasan de una máquina a otra haciéndose bromas idiotas mientras la gente normal luchamos por nuestras vidas en las bicicletas estáticas.
Admito estar fascinado por estos tipos. Observar la forma en que admiran sus propios cuerpos frente al espejo es como mirar monos masturbándose; no es agradable, cierto, pero hay en esa imagen un magnetismo especial..."
(Ridículo, Mi mesa cojea)
¡Maravilloso post!
Admito estar fascinado por estos tipos. Observar la forma en que admiran sus propios cuerpos frente al espejo es como mirar monos masturbándose; no es agradable, cierto, pero hay en esa imagen un magnetismo especial..."
(Ridículo, Mi mesa cojea)
¡Maravilloso post!
miércoles, julio 21, 2010
martes, julio 20, 2010
La ciudad está llena de oficinistas
buscando el perdido hilo de su respiración.
Abrumados por la sombra del peso
de la descabezada cabeza de su esperanza
ven cómo se alargan sus días hasta el infinito,
se alisa lo circunstancial de su sustancia
hasta parecer la misma asfixia
que con cuidado y paciencia visten cada mañana
con vocación de no llegar a tiempo.
buscando el perdido hilo de su respiración.
Abrumados por la sombra del peso
de la descabezada cabeza de su esperanza
ven cómo se alargan sus días hasta el infinito,
se alisa lo circunstancial de su sustancia
hasta parecer la misma asfixia
que con cuidado y paciencia visten cada mañana
con vocación de no llegar a tiempo.
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