"Todo este horror encuentra sus orígenes en el fracaso del capitalismo de mercado en proporcionar vidas mínimamente satisfactorias a la mayor parte de la gente, dejando a una quinta parte de la población mundial malnutrida y a la mayoría del resto dudando sobre si mañana podrán aún disfrutar de las pequeñas comodidades que les son hoy permitidas. Tanto los defensores acérrimos del poder de la clase dominante como los reformistas tímidos y cobardes actuales nos dicen que no hay alternativa a este sistema. Pero si eso es verdad, entonces no hay futuro para la humanidad."
(Chris Harman, La locura del mercado)
martes, mayo 10, 2011
No es la necesidad de estar
sino la voluntad de ser la que te impulsa.
Con paciencia milenaria insistes,
prolongas un ciego esfuerzo de siglos,
fatídicamente impulsado
por el heredado fracaso de tu carne,
aunque quizás sea demasiado tarde
y una vez más no debas.
Aguardas con moderada impaciencia
la fragilidad inasible
de éso que llamas tu momento,
detienes el silencioso correr de tu sangre
para escuchar mejor las pisadas que se acercan,
aunque quizá todo sea ilusión
y jamás suceda,
Incesante te prolongas
en una sucesión de instantes
que nunca se completan,
como antes hicieron otros
y volverán a hacer los que te sucedan,
cuando las cenizas de tu esperanza
sean la única sombra
que proyecte el vacío de tu ausencia.
sino la voluntad de ser la que te impulsa.
Con paciencia milenaria insistes,
prolongas un ciego esfuerzo de siglos,
fatídicamente impulsado
por el heredado fracaso de tu carne,
aunque quizás sea demasiado tarde
y una vez más no debas.
Aguardas con moderada impaciencia
la fragilidad inasible
de éso que llamas tu momento,
detienes el silencioso correr de tu sangre
para escuchar mejor las pisadas que se acercan,
aunque quizá todo sea ilusión
y jamás suceda,
Incesante te prolongas
en una sucesión de instantes
que nunca se completan,
como antes hicieron otros
y volverán a hacer los que te sucedan,
cuando las cenizas de tu esperanza
sean la única sombra
que proyecte el vacío de tu ausencia.
lunes, mayo 09, 2011
"En un mundo de pulsiones y de fantasmas manipulados por los signos, lo real no puede llegar a su propia realidad y a su verdad. La práctica del consumo consiste en una negación esencial del acontecimiento, del enfrentamiento y de la exigencia de la realidad y la verdad. Del mismo modo que los primitivos ignoraban la historia con sus contradicciones y sus dramas porque su pensamiento era mítico, la sociedad de consumo, por la omnipresencia del imaginario colectivo, ya no hace historia y no la reconoce. Lo real no es aprehendido en su trascendencia, está totalmente sumergido en el sistema de signos que se comporta como una pantalla ante la percepción de la realidad. En un universo imaginario no pasa nada, nada se crea ni llega a existir en sí mismo.
Consumir es, pues, huir de la historia en sus contradicciones y de lo real en su verdad. Atrapada constantemente en una proyección indefinida de fantasmas individuales y colectivos, la dimensión de lo real y de la historia se encuentra excluida en beneficio de un gozo inmediato y a corto plazo. Sociedad sin rumbo ni voluntad común, en la que la política no puede llegar más que en forma de fantasmas."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
Consumir es, pues, huir de la historia en sus contradicciones y de lo real en su verdad. Atrapada constantemente en una proyección indefinida de fantasmas individuales y colectivos, la dimensión de lo real y de la historia se encuentra excluida en beneficio de un gozo inmediato y a corto plazo. Sociedad sin rumbo ni voluntad común, en la que la política no puede llegar más que en forma de fantasmas."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
sábado, mayo 07, 2011
"La sociedad de consumo que teoriza Baudrillard se funda en un sistema de signos que no tiene valor racional y objetivo, que no tiene realidad. El mundo del consumo es un mundo de creencia y esperanza sobre los productos, objetos, cuerpos y bienes. Es un pensamiento mágico en el sentido en que el mito triunfa sobre lo racional, la creencia sobre el hecho, la ilusión sobre la verdad. El fundamento de esta creencia es esa capacidad de ceder a los signos, que son todopoderosos y captan en beneficio propio las necesidades y deseos reales, que tan sólo raramente son planteados en términos de realidad y verdad. Cuando había tormenta, los primitivos creían en la cólera divina (proyectaban en un sistema de signos) para conjurar el miedo, porque no se explicaban racionalmente la tormenta mediante sus mecanismos naturales. La creencia, de los actuales consumidores, consiste igualmente en adherirse plenamente a los signos, cuyo significado subyacente es el remedio contra el miedo: el bienestar perpetuo y la felicidad
por la profusión de bienes. Signos como «bienestar», «confort», «sexo» o «felicidad» se manifiestan por todas partes puesto que rigen nuestro imaginario. Todos los fantasmas y todas las proyecciones, todos los deseos y todas las necesidades, todas las imágenes y todas las
palabras aspiran a ser integradas en él y a perpetuar en el imaginario la consecución del goce anticipándose siempre a lo real. El sentido fundamental del consumo consiste en comprender que hay un auténtico terrorismo del signo que funciona de manera totalitaria."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
por la profusión de bienes. Signos como «bienestar», «confort», «sexo» o «felicidad» se manifiestan por todas partes puesto que rigen nuestro imaginario. Todos los fantasmas y todas las proyecciones, todos los deseos y todas las necesidades, todas las imágenes y todas las
palabras aspiran a ser integradas en él y a perpetuar en el imaginario la consecución del goce anticipándose siempre a lo real. El sentido fundamental del consumo consiste en comprender que hay un auténtico terrorismo del signo que funciona de manera totalitaria."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
"Si los consumidores se limitasen a consumir según sus necesidades reales, consumirían menos y en consecuencia se produciría menos también. Habría una determinación razonable de las necesidades necesarias para la simple satisfacción. El consumidor es, pues, el que no se para en la satisfacción de sus necesidades reales, sino que aspira, por la mediación del signo, a satisfacer sin parar necesidades imaginarias, necesidades estimuladas por la publicidad e incitadas por el sistema de retribuciones simbólicas."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
viernes, mayo 06, 2011
OBAMA
Nunca me he creído a Barack Obama.
Siempre he pensado que es un político oportunista de la peor calaña, es decir de los que saben qué es lo que el pueblo americano necesita escuchar y está dispuesto a decírselo aun sabiendo que no va a poder darles ni el 10%... cosa que, por cierto, es la que está sucediendo.
Y tiene todo el sentido que estuviera tan bajo en las encuestas de popularidad porque la gente se ha sentido engañada, traicionada.
No sabemos en qué quedará esa revolución que prometía. Lo único cierto que, y como político oportunista que es, ya tiene a quién echar la culpa. No controla las cámaras legislativas. No le dejan... Y puede ser cierto, pero me pregunto por qué para este tema tan crucial no maneja tan bien la comunicación como la manejó para llegar a la Casa Blanca. Después de todo, hay una revolución pendiente.
Curiosa revolución ésta, la suya, que aspira a ser permitida renunciando a los valores morales que la motivan y que, en su momento, la hacían imperativa, necesaria. Como si Lenin le pidiese permiso al zar para proceder.
Curiosa revolución ésta, la suya, que solo ha sido un concepto vertido hábilmente sobre una mucho más hábil estrategia de comunicación buscando aprovechar el impulso que proporcionan las ventajas que el concepto tiene de cara al más puro arribismo que sólo busca llegar al poder y una vez allí olvidar las esclavitudes e inconvenientes que encierra el término y que descansan en su carácter inevitable y necesario que procede, a su vez, de su carácter de causa justa.
Hay muchas cosas importantes que hacer por la gente, por éso Obama consiguió los apoyos que cosechó en la sociedad americana, pero esa revolución está parada y lo que es peor su líder carismático parece renunciar a pelear, a dar la batalla manteniendo el escenario maniqueo y necesario de la línea que separa lo que está bien de lo que está mal... pero por qué Obama no dice nada. ¿Dónde esta ese "yes, we can" que en realidad se está convirtiendo en un "No, we can't". Y quizá, la respuesta está ahí, delante de nosotros y lo que para Obama es realmente importante resulta evidente por sí mismo: ser el primer presidente de origen afroamericano de la historia... Pura vanidad.
No hemos visto a un Obama combativo. No le hemos visto presionar o, por lo menos, esos gestos y mensajes no nos han llegado, pero si nos llega su recurso oportunista a la sangre de un asesino.
Me pregunto si la decisión de acabar con Bin Laden encaja con el Obama que vimos en su emocionante discurso de investidura. Lo único cierto es que su equipo económico es el mismo que montó el lío que produjo la masa crítica de decepción que le llevó a la Casa Blanca y que, en lo que respecta a Bin Laden, ha tomado la misma decisión que hubierna tomado esos enemigos que no le dejan gobernar empezando por el propio George Bush, hijo.
La sangre de un culpable... presunto le permitirá quizá remontar en las encuestas, pero por un momento se ha convertido en ese cowboy que decía detestar.
¿Dónde está la diferencia?
¿En que se mata con asco o con pena?
Todavía mucha más hipocresía, la traición incluso al propio gesto que es realizado pero con distanciamiento, como si en el fondo matar no fuera con él... aunque, de hecho, es lo que ha sucedido.
No me gusta Barack Obama.
El engaño perfecto para los que deseaban ser engañados.
La respuesta de los neocones liberales para mantener el chiringuito, garantizar la próxima avariciosa razzia desproporcionada para tener sietes casas en vez de cuatro.
El control social en la política a través del recurso al deseo.
Todo vale.
Esa es la única realidad.
Yes, they absolutely can... pero quiénes son ellos... porque nosotros no somos.
Nunca me he creído a Barack Obama.
Siempre he pensado que es un político oportunista de la peor calaña, es decir de los que saben qué es lo que el pueblo americano necesita escuchar y está dispuesto a decírselo aun sabiendo que no va a poder darles ni el 10%... cosa que, por cierto, es la que está sucediendo.
Y tiene todo el sentido que estuviera tan bajo en las encuestas de popularidad porque la gente se ha sentido engañada, traicionada.
No sabemos en qué quedará esa revolución que prometía. Lo único cierto que, y como político oportunista que es, ya tiene a quién echar la culpa. No controla las cámaras legislativas. No le dejan... Y puede ser cierto, pero me pregunto por qué para este tema tan crucial no maneja tan bien la comunicación como la manejó para llegar a la Casa Blanca. Después de todo, hay una revolución pendiente.
Curiosa revolución ésta, la suya, que aspira a ser permitida renunciando a los valores morales que la motivan y que, en su momento, la hacían imperativa, necesaria. Como si Lenin le pidiese permiso al zar para proceder.
Curiosa revolución ésta, la suya, que solo ha sido un concepto vertido hábilmente sobre una mucho más hábil estrategia de comunicación buscando aprovechar el impulso que proporcionan las ventajas que el concepto tiene de cara al más puro arribismo que sólo busca llegar al poder y una vez allí olvidar las esclavitudes e inconvenientes que encierra el término y que descansan en su carácter inevitable y necesario que procede, a su vez, de su carácter de causa justa.
Hay muchas cosas importantes que hacer por la gente, por éso Obama consiguió los apoyos que cosechó en la sociedad americana, pero esa revolución está parada y lo que es peor su líder carismático parece renunciar a pelear, a dar la batalla manteniendo el escenario maniqueo y necesario de la línea que separa lo que está bien de lo que está mal... pero por qué Obama no dice nada. ¿Dónde esta ese "yes, we can" que en realidad se está convirtiendo en un "No, we can't". Y quizá, la respuesta está ahí, delante de nosotros y lo que para Obama es realmente importante resulta evidente por sí mismo: ser el primer presidente de origen afroamericano de la historia... Pura vanidad.
No hemos visto a un Obama combativo. No le hemos visto presionar o, por lo menos, esos gestos y mensajes no nos han llegado, pero si nos llega su recurso oportunista a la sangre de un asesino.
Me pregunto si la decisión de acabar con Bin Laden encaja con el Obama que vimos en su emocionante discurso de investidura. Lo único cierto es que su equipo económico es el mismo que montó el lío que produjo la masa crítica de decepción que le llevó a la Casa Blanca y que, en lo que respecta a Bin Laden, ha tomado la misma decisión que hubierna tomado esos enemigos que no le dejan gobernar empezando por el propio George Bush, hijo.
La sangre de un culpable... presunto le permitirá quizá remontar en las encuestas, pero por un momento se ha convertido en ese cowboy que decía detestar.
¿Dónde está la diferencia?
¿En que se mata con asco o con pena?
Todavía mucha más hipocresía, la traición incluso al propio gesto que es realizado pero con distanciamiento, como si en el fondo matar no fuera con él... aunque, de hecho, es lo que ha sucedido.
No me gusta Barack Obama.
El engaño perfecto para los que deseaban ser engañados.
La respuesta de los neocones liberales para mantener el chiringuito, garantizar la próxima avariciosa razzia desproporcionada para tener sietes casas en vez de cuatro.
El control social en la política a través del recurso al deseo.
Todo vale.
Esa es la única realidad.
Yes, they absolutely can... pero quiénes son ellos... porque nosotros no somos.
"Dijiste hace años: En el fondo soy un asunto de luz. Y ahora todavía al apoyarte en la ancha espalda del sueño, aun cuando te hunden en el pecho aletargado del pronto, buscas rincones donde el negro se ha gastado y no resiste, buscas a tientas la daga destinada a perforar tu corazón y abrirlo a la luz."
(Yorgos Séferis)
"--- Lo comprendo todo perfectamente, Iván: desearíamos amar con el corazón y con el vientre, lo has expresado con perfección. Me encanta tu ardiente amor a la vida. A mi entender, se debe amar a la vida por encima de todo.
--- ¿Incluso más que al sentido de la vida?
--- Desde luego, hay que amarla antes de razonar, sin lógica como has dicho. Sólo entonces se puede comprender su sentido"
(Los Hermanos Karamazov, Fedor Dostoiewski)
Hacía tiempo que no estaba en un lugar donde la experiencia del cielo fuese tan importante.
Aún existiendo tierra firme bajo los pies, la línea del horizonte parece estar continuamente abajo, como vencida por el enorme e invencible peso de un inmenso cielo azul, gris, nublado, casi ártico.
El hombre y la materia que pisa, de la que extrae el sentido y la fuerza, parecen poca cosa, aplastados bajo una inmensidad que se proyecta infinita en la distancia, confundiéndose con el mar y sumiendo a la mirada que observa en esa incertidumbre milenaria y metafísica de no saber a ciencia cierta si serán suficientes la propia fuerza sumada a la de todos frente a la oscuridad, el sinsentido primigenio que proyecta el ineludible e inflexible suceder de los días y de las cosas.
Y ante esa duda se hace lo que se puede.
Y generalmente se convocan mánticos heraldos.
Primero el fuego y luego la palabra pronunciada en su derrededor, engarzándose en cerrados anillos de ficciones en los que encerrarnos y dejar fuera a lo incierto, nos vienen iluminando desde aquel entonces inicial, pero su resplandor jamás termina de llegar lo suficientemente lejos.
Siempre habrá oscuridad y sin sentido, como hay horizonte, mar y cielo.
Siempre lo hemos sabido, aunque hagamos que lo desconocemos.
A la razón se le escapa siempre un pedazo de alguno de ellos.
Y uno siempre se levanta con hambre de la mesa.
Y se escucha el estómago mientras por entre los visillos le busca la blanca y tibia mano del sueño.
La alargada sombra imposible de todo lo que le falta, sabiendo mucho más que su propio dueño.
El otro lado del horizonte.
El otro lado del espejo.
"Oye, querido Aliocha: el el siglo XVIII hubo un pecador que dijo: Si Dieu n'existait pas, il faudrait l'inventer. En efecto, es el hombre el que ha inventado a Dios. Lo asombroso es, no que Dios exista, sino que esta idea de la necesidad de Dios acuda al espíritu de un animal perverso y feroz como el hombre. Es una idea santa y conmovedora, llena de sagacidad y que hace honor al hombre"
(Los hermanos Karamazov, Fedor Dostoiewski)
lunes, mayo 02, 2011
OSAMA
Diez años después... y diez años son mucho tiempo.
El suficiente como para que al gobierno de Pakistán le interese más entregarlo que mantenerlo encerrado en el propio secreto hermético de su paradero.
Pensemoslo bien... Los Estados Unidos no han podido controlar Afganistán y, sin embargo, un comando de Seals se infiltra de repente hasta el mismo centro de Pakistán en busca del asesino. Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez para matar a los que ahora de verdad cuentan en Afganistán y en Pakistán. Y precisamente lo que caracterizaba a la fallida intervención norteamericana y aliada en Afganistán era la ceguera que daba la falta de información, de inteligencia, de conocimiento del medio y sus actores.
Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez porque hubieran contado con la información que les hubiera proporcionado la gente que está sobre el terreno, generalmente sus propietarios. Pero no ha habido información sobre esas personas. Los Seals no han podido infiltrarse.
Sin información, no hay acción y esa información siempre tiene dueños y esos dueños tienen intereses... ¿Quiénes son los dueños del juego ahora? ¿Quiénes son esos a los que ahora no podemos atrapar y que podremos matar dentro de diez años?
Son ellos los que deciden ahora qué hacer.
La muerte de Bin Laden sólo equilibra la vieja balanza bíblica del ojo por ojo y del diente por diente.
No resuelve nada más... como pagar la hipoteca de una casa que ya no habitamos
Entiendo las dificultades que tiene el "trabajo de campo", pero hubiera sido mucho mejor un juicio justo.
Diez años después... y diez años son mucho tiempo.
El suficiente como para que al gobierno de Pakistán le interese más entregarlo que mantenerlo encerrado en el propio secreto hermético de su paradero.
Pensemoslo bien... Los Estados Unidos no han podido controlar Afganistán y, sin embargo, un comando de Seals se infiltra de repente hasta el mismo centro de Pakistán en busca del asesino. Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez para matar a los que ahora de verdad cuentan en Afganistán y en Pakistán. Y precisamente lo que caracterizaba a la fallida intervención norteamericana y aliada en Afganistán era la ceguera que daba la falta de información, de inteligencia, de conocimiento del medio y sus actores.
Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez porque hubieran contado con la información que les hubiera proporcionado la gente que está sobre el terreno, generalmente sus propietarios. Pero no ha habido información sobre esas personas. Los Seals no han podido infiltrarse.
Sin información, no hay acción y esa información siempre tiene dueños y esos dueños tienen intereses... ¿Quiénes son los dueños del juego ahora? ¿Quiénes son esos a los que ahora no podemos atrapar y que podremos matar dentro de diez años?
Son ellos los que deciden ahora qué hacer.
La muerte de Bin Laden sólo equilibra la vieja balanza bíblica del ojo por ojo y del diente por diente.
No resuelve nada más... como pagar la hipoteca de una casa que ya no habitamos
Entiendo las dificultades que tiene el "trabajo de campo", pero hubiera sido mucho mejor un juicio justo.
"El modo de regulación, reproducción y mantenimiento de esta sociedad de consumo es contundente y aterradoramente eficaz: la simulación, la apariencia de realidad, ha terminado con la realidad misma. La práctica del consumo que se autorreviste de un carácter real y positivo, presentando, para remarcar su imagen de verosimilitud, a todos los individuos como elementos idénticos de una «totalidad consumidora », se desenvuelve, sin embargo, en la negación y la reversión de lo real; los signos nada tienen que ver con ningún tipo de realidad ni con ningún tipo de necesidad social o biológica. Son simulacros creados precisamente para enmascarar la ausencia de ella, ahora es la realidad la que quiere y tiende a funcionar como los signos producidos para, teóricamente, representarla, pero lo cierto es que para lo que verdaderamente sirven es para dominarla."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
"El traslado del énfasis desde la manufactura y la venta de los productos hacia el estableci-miento y persistencia de relaciones comerciales duraderas trae consigo que la perspectiva del mar-keting se coloque en primera línea de la vida comercial. El imperativo de la producción, que era el objetivo supremo de la era industrial, se considera cada vez más como una función subordinada al marketing. Cuando incluso los bienes se convierten en simples plataformas para gestionar los ser-vicios, y los servicios se convierten en la máquina principal que impulsa el comercio global, resulta fundamental el establecimiento de relaciones con los usuarios finales. El marketing se transforma en la estructura básica de la nueva economía-red, puesto que el control del cliente se convierte en el objetivo central de la actividad comercial...
Hoy en día, la perspectiva del marketing gana influencia y las relaciones mercantilizadas con los consumidores se convierten en el negocio esencial de los negocios; controlar al cliente es ahora algo tan importante y tan urgente corno en tiempos en que dominaba la perspectiva de la manufactura lo fue el control sobre los trabajadores. Si el cronómetro y la cadena de montaje sumi-nistraron los medios técnicos para controlar a los trabajadores, hoy los bucles cibernéticos y los códigos de barras suministran los medios técnicos para proceder al control de los clientes. En el siglo venidero, la organización del consumo será tan importante como en el siglo pasado lo fue la organización de la producción. La idea central es convertir la totalidad de la experiencia personal en algo dependiente de los agentes comerciales. Aunque el usuario final está involucrado en el pro-ceso, cada vez depende más de intermediarios que atienden o sirven a sus necesidades. Controlar al cliente significa exactamente esto: ser capaz de mantener y dirigir su atención y gestionarle los mínimos detalles de todas sus experiencias vitales. Los agentes comerciales asumen el papel de cuidadores."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
Hoy en día, la perspectiva del marketing gana influencia y las relaciones mercantilizadas con los consumidores se convierten en el negocio esencial de los negocios; controlar al cliente es ahora algo tan importante y tan urgente corno en tiempos en que dominaba la perspectiva de la manufactura lo fue el control sobre los trabajadores. Si el cronómetro y la cadena de montaje sumi-nistraron los medios técnicos para controlar a los trabajadores, hoy los bucles cibernéticos y los códigos de barras suministran los medios técnicos para proceder al control de los clientes. En el siglo venidero, la organización del consumo será tan importante como en el siglo pasado lo fue la organización de la producción. La idea central es convertir la totalidad de la experiencia personal en algo dependiente de los agentes comerciales. Aunque el usuario final está involucrado en el pro-ceso, cada vez depende más de intermediarios que atienden o sirven a sus necesidades. Controlar al cliente significa exactamente esto: ser capaz de mantener y dirigir su atención y gestionarle los mínimos detalles de todas sus experiencias vitales. Los agentes comerciales asumen el papel de cuidadores."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
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