No me extraña que Steven Spielberg eligiera a Joe Cornish, responsable de la dirección y el guión de esta curiosa "Attack the block", para que le escribiera el guion de su película con Tintín.
Sin duda alguna, Cornish ha tenido que ver muchas películas directamente participadas por Sspielberg o inpiradas por su criterio en la competencia que durante la década de los ochentas llenaron las pantallas de los cines comerciales.
En todas ellas hay una relación directa entre sus protagonistas adolescentes, convertidos en proyección aspiracional de los propios espectadores y ciertos géneros como el fantástico y la ciencia-ficción que proporcionan terreno suficiente para el lucimiento.
Cornish ha tenido que ver películas como "Gremlins", "Exploradores" o "The Goonies".
En todas ellas, y en otras muchas más, grupos de chavales se convierten en protagonistas de historias que bien debieran protagonizar sus hermanos mayores o sus padres, tramas en las que enfrentan poderes o situaciones que en principio, en el imaginario simbólico de las historias, rebasan con mucho el nivel de aventura que su propia condición dependiente les tiene reservados.
Nada de acampadas y primeros besos.
Contactos con extraterrestres, bandas de contrabandistas y criaturas misteriosas.
Y es en todo este imaginario simbólico donde Cornish ancla su "Attack the block", pero, y si solo fuera esto, su historia quizá se habría quedado en nada, una más o menos atractiva propuesta de masturbación sentimental de cinéfilo enamorado de si mismo viendo cine, a lo Jose Luis Garci.
No señor.
Cornish es algo más y lo demuestra aplicando una o dos talentosas vueltas de tuerca a su historia.
Y lo hace situando su historia en uno de los barrios más chungos de Londres y convitiendo a sus protagonistas en unos peligrosos pandilleros que, al principio de la película, no tienen el menor escrúpulo de robar y quitárselo todo a una cándida muchachita.
Así, la historia pierde la blandura insoportable de ese cine spilberiano y adquiere un interesante punto diferencial, más canalla, que Cornish desarrolla además con acierto y que emparenta a su película con el maravilloso cine de comedia hooligan que protagonizan Simon Pegg y Nick Frost, quién aparece también en la película para que no quede la menor duda.
El resultado es una divertida y curiosa historia que enfrenta a pandilleros chungos con una raza alienigena bastante chunga también.
Algo distinto, tan difícil de ver en una industria que basa su éxito en la repetición.
Pero además "Attack the block" podría ser una de esas películas bien intencionadas que al final se quedan en nada.
Algo entre la idea y la puesta en práctica podría haber salido mal por falta de talento de alguiedn o de todos, pero no es este el caso.
Cornish sabe contar una historia.
"Attack the block" fluye con naturalidad y nada en ella dura más de lo necesario, sucediendo además entre diálogos precisos, llenos de astucia e ironía, pronunciados por personajes perfilados con inteligencia y sentido del humor, cada uno de ellos dotados del suficiente interés.
No se puede pedir más si lo que se busca es cine como entretenimiento.
"Attack the block" es una de esas películas entretenidas que, una vez vista y disfrutada, siempre apetece ver.
Inner city vs. Outer space.
Casi nada.
Lo siguiente debería ser aliens contra gangs de Baltimore.
Me gusta.
Sin duda alguna, Cornish ha tenido que ver muchas películas directamente participadas por Sspielberg o inpiradas por su criterio en la competencia que durante la década de los ochentas llenaron las pantallas de los cines comerciales.
En todas ellas hay una relación directa entre sus protagonistas adolescentes, convertidos en proyección aspiracional de los propios espectadores y ciertos géneros como el fantástico y la ciencia-ficción que proporcionan terreno suficiente para el lucimiento.
Cornish ha tenido que ver películas como "Gremlins", "Exploradores" o "The Goonies".
En todas ellas, y en otras muchas más, grupos de chavales se convierten en protagonistas de historias que bien debieran protagonizar sus hermanos mayores o sus padres, tramas en las que enfrentan poderes o situaciones que en principio, en el imaginario simbólico de las historias, rebasan con mucho el nivel de aventura que su propia condición dependiente les tiene reservados.
Nada de acampadas y primeros besos.
Contactos con extraterrestres, bandas de contrabandistas y criaturas misteriosas.
Y es en todo este imaginario simbólico donde Cornish ancla su "Attack the block", pero, y si solo fuera esto, su historia quizá se habría quedado en nada, una más o menos atractiva propuesta de masturbación sentimental de cinéfilo enamorado de si mismo viendo cine, a lo Jose Luis Garci.
No señor.
Cornish es algo más y lo demuestra aplicando una o dos talentosas vueltas de tuerca a su historia.
Y lo hace situando su historia en uno de los barrios más chungos de Londres y convitiendo a sus protagonistas en unos peligrosos pandilleros que, al principio de la película, no tienen el menor escrúpulo de robar y quitárselo todo a una cándida muchachita.
Así, la historia pierde la blandura insoportable de ese cine spilberiano y adquiere un interesante punto diferencial, más canalla, que Cornish desarrolla además con acierto y que emparenta a su película con el maravilloso cine de comedia hooligan que protagonizan Simon Pegg y Nick Frost, quién aparece también en la película para que no quede la menor duda.
El resultado es una divertida y curiosa historia que enfrenta a pandilleros chungos con una raza alienigena bastante chunga también.
Algo distinto, tan difícil de ver en una industria que basa su éxito en la repetición.
Pero además "Attack the block" podría ser una de esas películas bien intencionadas que al final se quedan en nada.
Algo entre la idea y la puesta en práctica podría haber salido mal por falta de talento de alguiedn o de todos, pero no es este el caso.
Cornish sabe contar una historia.
"Attack the block" fluye con naturalidad y nada en ella dura más de lo necesario, sucediendo además entre diálogos precisos, llenos de astucia e ironía, pronunciados por personajes perfilados con inteligencia y sentido del humor, cada uno de ellos dotados del suficiente interés.
No se puede pedir más si lo que se busca es cine como entretenimiento.
"Attack the block" es una de esas películas entretenidas que, una vez vista y disfrutada, siempre apetece ver.
Inner city vs. Outer space.
Casi nada.
Lo siguiente debería ser aliens contra gangs de Baltimore.
Me gusta.