sábado, marzo 24, 2018

Historia Intelectual del Siglo XX, Peter Watson

H.R. Tawney o la premonitoria decencia de la sensibilidad moral cristiana...

"Tawney era un hombre muy religioso, y en su opinión, el consumismo violaba el transcurso natural de los acontecimientos; en particular, saboteaba «el instinto de servicio y solidaridad» que constituye la base de la sociedad civil tradicional. El capitalismo, a la larga, sería incompatible con la cultura. Influida por el capitalismo, escribió, la cultura se vuelve más privada, menos compartida, y ésta es una tendencia que atenta contra la vida en común de la humanidad, pues el individualismo acarreaba inevitablemente la falta de igualdad. Esto suponía un cambio en el propio concepto de cultura, pues se alejaba cada vez más de su condición de estado mental interno para relacionarse con los bienes de cada individuo. Por si fuera poco, Tawney también opinaba que el capitalismo, en el fondo, era incompatible con la democracia. Sospechaba que las desigualdades que venían asociadas de manera endémica al capitalismo (y que se hacían más evidentes que nunca por la acumulación adquisitiva de productos de consumo) acabarían por suponer una amenaza para la cohesión social. Por lo tanto, pensaba que su deber era colaborar en la creación de un contraataque moral de relieve en contra del capitalismo, en nombre de las muchas personas que, como él, estaban persuadidas de que éste había sido responsable, al menos en parte, de la guerra.·

La pasión de Michel Foucault, James Miller

“En toda sociedad, los gobernantes explotan su poder para regular y castigar, y graban códigos de lógica y tablas de la ley "en cosas e incluso dentro de los cuerpos" y así dan origen a un "universo de normas que de ningún modo pretenden suavizar la violencia sino satisfacerla." Una sociedad puede parecer en paz, pero sólo la "promesa de sangre", aunque velada, neutraliza el constante peligro de desorden y crea un patrón de combate latente en "las instituciones sociales, en las desigualdades económicas, en el lenguaje" y, no por último menos importante, "en los cuerpos mismos de cada uno de nosotros”."

sábado, marzo 17, 2018

La filosofia de Martin Heidegger, A. de Waelhens


“Por lo que hace a este abismo, no hay más remedio que enmudecer. No podemos tocar el hecho en bruto, sino bajo la vestidura de inteligibilidad que nosotros mismos le hemos impuesto. Fuera de este ropaje de inteligibilidad no hay sino la noche del caos.”

La Imaginación dialéctica. Una historia de la escuela de Frankfurt. Martin Jay


“Como explicaría Adorno más tarde, la frase «industria cultural» fue escogida por Horkheimer y él mismo en La dialéctica de la Ilustración debido a sus connotaciones antipopulistas. A la Escuela de Francfort le desagradaba la cultura de masas, no porque fuera democrática, sino precisamente porque no lo era. La noción de cultura «popular», afirmaba, era ideológica; la industria cultural suministraba una cultura falsa, reificada, no espontánea, en vez de la cosa real. La vieja distinción entre cultura alta y baja prácticamente se había desvanecido en la «barbarie estilizada» de la cultura de masas. Incluso los ejemplos más «negativos» del arte clásico habían sido absorbidos en lo que Marcuse denominaría más tarde su fachada «unidimensional». La tragedia, que antiguamente significó protesta, ahora significaba consolación. El mensaje subliminal de casi todo lo que pasaba por arte eran e] conformismo y la resignación… Cada vez más, el Institut llegó a la conclusión de que la industria cultural esclavizaba a los hombres mucho más sutil y eficazmente que los rudos métodos de dominación practicados en eras anteriores. La falsa armonía de lo particular y lo universal era en algunos aspectos más siniestra que el choque de las contradicciones sociales, a causa de su habilidad para inducir a las víctimas a la aceptación pasiva. Con la decadencia de las fuerzas de mediación en la sociedad —aquí el Institut se apoyaba en sus estudios anteriores sobre la disminución del rol de la familia en el proceso de socialización— las posibilidades de desarrollo de una resistencia negativa quedaban seriamente limitadas. Más aún, la difusión de la tecnologia servía a la industria cultural en Estados Unidos así como había ayudado a ajustar el control de los gobiernos autoritarios en Europa. La radio, afirmaban Horkheimer y Adorno, era para el fascismo lo que la imprenta había sido para la Reforma… La decadencia de la cultura «negativa», tradicional, no era sólo un problema para intelectuales. La cultura de masas era la sementera del totalitarismo político”.

sábado, marzo 03, 2018

El hombre y lo sagrado. Roger Caillois

"Es imposible durar sin desgaste, sin desperdicio; imposible inmovilizarse en el ser (…) Y es imposible también ser únicamente metamorfosis, puro desgaste, actividad total"